Emily veía a sus nietas reir y divertirse en la piscina. Agradecía que Alma se tomara tan en serio lo de cuidar a su nueva prima. Todos en la casa estaban enterados de la situación real, pera eran personas de confianza y ella les pagaba muy bien como para decirle algo que no debían a Alina.
Alina, esa pequeña chica a la que había encontrado en una carretera en Italia a punto de ser asesinada. De hecho, la joven estuvo a punto de morirvarias veces. Cuando ella y su chofer la encontraron, la chica respiraba con dificultad, su pulso apenas se sentía. Ella sintió mucha pena y dolor por esa vida que se extinguía rápidamente. Y lo más terrible es que estaba embarazada. El sujeto con el que ella estaba, aparentemente su esposo, casi la mata y lo habría hecho si no fuese por Marcus, su chofer, quien intervino.
Lamentablemente conocía ese tipo de casos, es mas, lo vivió de primera mano. Su hija fue asesinada por su esposo, aquella persona que debía cuidarla, protegerla, la mató por sus horribles celos. No pudo ayudar a su hija, pero salvaría a Alina. Que ella no recordara nada le facilitaba ayudarla. Ella y su pequeño podrían vivir tranquilamente de ahora en mas.
Ella ya se había enamorado de ambos, Ángel era un regalo de la vida y Alina era tierna, amorosa, no podía entender como se había fijado, como siquiera había puesto sus ojos en un ser tan maligno que casi la mata. Se sintió desesperada cuando la halló al borde de la muerte. Ordenó llevarla a una clínica privada y tratarla allí. No quería que nadie supiese que ella ahora tenía una protectora, la familia de su esposo podrían querer dar con ella y quitarle al bebé.
Cuando ya más o menos estuvo estabilizada y lista para viajar, fue llevada a Australia. Les explicó a sus nietos la situación, a Noah no le agradó la idea de una nueva integrante en la familia, pero ella no le dio opciones. Alina se convertiría en su prima de ahora en adelante. Alma la había aceptado de inmediato, fue la que más sufrió con la muerte de su madre y entendía que escapar de la violencia era difícil, pero no imposible.
La familia se había agrandado, ya no eran solo ella, Alma y Noah, ahora también estaban Alina y Ángel. Emily solo esperaba que el pasado de su nueva nieta nunca volviera. Todos sus nietos tenían protección personal. Un guardaespaldas para cada uno. El episodio que había vivido Alma hace unos meses la obligó a tomar esas medidas.
Emily había decidido que Alina continuara con su nombre verdadero, consiguió nuevas documentaciones. Quitarle su nombre, eso no se atrevió a hacer. Además, en su omóplato, Alina tenía un tatuaje con su nombre y el de su esposo muerto, Dante. Por supuesto, ella se había encargado de que borren el nombre de su esposo de allí, como así también el anillo que ella tenía en el dedo anular de la mano izquierda, similar al que tenía el sujeto que estaba con ella. No quería que en su piel estuviera otro signo de posesión de ese hombre.
No había investigado, pero estaba segura de que su marido estaba muerto. Cuando hallaron a Alina en la carretera, él ya estaba agonizando. No se quedaron a ayudarle, nadie que se manifestara con esa violencia merecía una pizca de benevolencia. Ella no era capaz de ayudar a alguien que intentó hacer algo tan atroz, como matar a una mujer indefensa.
Alina, hoy día estaba bien, estaba continuando con su vida. Había formado un bonito lazo con Alma y solían salir juntas a pasear al parque con Ángel, a comprar ropa, entre otras cosas. Su nueva nieta tenía un ojo especial para el arte, estaba segura que en su anterior vida se había desempeñado como profesora de arte o algo similar. Cuando ella notó eso, inmediatamente mandó crear mas documentaciones y ahora Alina tenía una maestría en Arte, lo que la habilitaba para dar clases. Alina quería trabajar, así que Emily estaba investigando que escuelas podrían ser aptas para ella. Sabía que su nieta tenía la capacidad para cualquier desafío, pero prefería que Alina estuviese protegida.
Le había señalado una y otra vez que no precisaba trabajar, que podía cuidar a su pequeño todo el tiempo, pero Alina quería sentirse útil.
Dentro de unassemanas comenzaría a trabajar, serían solo tres horas al día. La joven tampoco quería pasar tanto tiempo alejada de su pequeño. Durante el tiempo que trabajara, una niñera lo cuidaría. Ya había planeado extraer su leche y dejarla envasada así solo se necesitaría recalentar y ya estaría lista. La había visto dibujar y sus dibujos eran verdaderamente preciosos, transmitían mucho sentimiento y aunque ella no podía ser imparcial, sabía que su nueva nieta tenía un talento indiscutible.
La vio entrar a la casa y fue hasta ella. La encontró acariciando suavemente a Ángel y se derritió de ternura.
—Cada día crece más— comentó entrando a la habitación— Se parece mucho a ti, ya lo quiero ver correteando, riendo, haciendo sus travesuras— dijo Emily observando el parecido entre madre e hijo. Ángel dormía plácidamente, apenas tenía un poco de cabello,pero parecía que iba a ser igual al de Alina. Su tez blanca, sus manitas agarraban todo lo que se le ponía en frente.
Hace ya muchos años que Emily no tenía cerca a un pequeño, de hecho, al último bebé que cargó fue a su nieta Alma. Esa niña siempre fue su mayor locura y adoración. Nunca hizo distinciones, pero Alma era su niñita, su pequeña.
—Lo se. No se si alguna ve desee tener hijos— miró hacia su hijo— pero Ángel me vuelve loca de amor por el. Es tan indefenso y dulce.
—Un hijo te cambia la vida, por el harás cosas que ni siquiera sabías que podías hacer, lucharás contra viento y marea por su bienestar.
—Él es mi motor, abuela. Aprendí gracias a el, que no debo aferrarme al pasado. Puede que no recuerde mi vida anterior, pero creo que de a poco voy mejorando. Ya no tengo molestias, puedo dormir las noches enteras, en fin. Creo que pronto seré la misma Alina— terminó con una sonrisa.
—Claro que si— respondió Emily, devolviéndole una sonrisa tensa.
Emily dejó a su nieta, ésta iba a despertar a Ángel para darle de tomar la leche. Salió y encontró a su otra nieta en el pasillo de las habitaciones. Su guardaespaldas la miraba desde la esquina y parecía preocupado. A ella no le gustó nada, Almaparecía ida y triste.
—¿Qué tienes Alma?— la chica la miró y sus ojos brillaban, parecía a punto de llorar— ¿qué pasó Alma? Me estás asustando— le acarició el rostro.
—Te quiero abuela— Alma la abrazó con fuerza y Emily hizo lo mismo, no entendiendo qué le pasaba.
—Yo también te quiero mi chica de hermosos ojos. ¿Qué te anda sucediendo? ¿discutiste con alguien?
—No, solo quería decírtelo. Tu eres la mejor y yo no siempre me comporto de la mejor manera. Siempre estás junto a mi y yo ni te lo agradezco.
—A ver… a ver… vamos a mi habitación y me cuentas qué anda rondando por esa cabecita tuya.
Las dos juntas fueron hasta el cuarto de la mujer mayor. Emily le hizo un gesto al guardaespaldas de su nieta, Piero, que podía ir tranquilo.
—Escuché lo que le dijiste a Alina— habló Alma, luego de unos interminables segundos.
—¿Entonces?— la animó a seguir hablando.
—Le has dicho que una madre por sus hijos es capaz de hacer todo. Mi madre no fue capaz de lucha por mi ni por Noah. No nos quería lo suficiente.
—No digas eso, tu madre… tu madre…
—Amaba más a papá de lo que nos amaba a nosotros— la chica sufría. Era pequeña cuando su madre había muerto, pero no era ingenua.
—No es verdad, tu madre tenías sus problemas, pero no dudes nunca que ella los amaba.
—Pero quería mas a papá— declaró— de otra manera ella aún estaría con nosotros. Debió haberse separado de papá y vivido feliz con nosotros.
—Yo amaba a mi hija y no hay un día en que no me arrepienta por no haber podido hacer nada por ayudarla. Pero de lo que no me arrepiento es de los frutos de esa relación. Tú y tu hermano son lo mas hermoso que pudo habernos dejado tu madre y tu padre. Estoy segura que ella estaría orgullosa de la mujer en la que te has convertido, como así también el buen hombre que es tu hermano.
—¿Por qué no luchó nosotros? Era hermosa, cualquier hombre se fijaría en ella. Podría haberse dado una segunda oportunidad con cualquier otro hombre, pero prefirió seguir encadenada a papá que no le traía nada bueno.
—Te voy a contar algo. Hace muchos años aprendí a aceptar que todo sucede por algo, que siempre nos espera algo mejor. ¿Estás melancólica porque te crié yo y no tu madre? ¿tan mal lo hice?— bromeó Emily. Quería ver una sonrisa en su nieta.
—Tu fuiste mejor madre que mi verdadera madre, lo siento, pero es verdad. Los recuerdos de ella son siempre rogando por atención a papá. Él no la quería ¿verdad?
—Eso… eso no te lo puedo contestar. Debes pensar que ahora te está cuidando, ven aquí.
Alma se acercó más y se encontró siendo abrazada por su abuela. Suspiró y la abrazó fuerte. Amaba a su abuela y no sabía cómo ésta iba a reaccionar cuando supiera que iba a decepcionarla con la noticia que le daría próximamente.
Rato después, Emily estaba inmiscuida en sus documentos. Escuchó un alboroto afuera y salió a ver qué sucedía.
—¡¿Dónde está?! ¡¿dónde está mi mujer?! ¡Alina! ¡vine por ti!— el sujeto gritaba y miraba hacia todos lados. Los hombres de seguridad lo estaban reteniendo a él y al hombre que lo acompañaba. Emily se apuró, no quería que su nieta escuchara nada de eso. Ahora tenía una nueva vida y este hombre parecía tan poderoso, abasallador… no permitiría que nadie la dañara de nuevo.
—¿Quién eres? ¿qué haces aquí? ¿qué buscas en mi nieta?— con eso, Emily notó que el hombre se enfureció aún mas.
—¿Nieta? ¿nieta? Alina no es su nieta. Ella es…— le tembló la voz— ella es MI esposa.
—¿Qué?— respondió una anonadada Emily. ¿Esposo? ¿Acaso su esposo no estaba muerto?
Dante entró como un trombón en la majestuosa casa, no esperaría un segundo mas por ver a Alina. Había sido arrebatada de su vida de un momento para el otro. Sabía que estaba viva, no se había equivocado. Ahora ya tenía las pruebas, y a ella a unos pocos metros de él. Horas antes, cuando su investigador le había dicho que Alina estaba en otro país… que estuvo en coma… a punto de morir en múltiples ocasiones... su corazón casi se detuvo. Ahora estaba allí, frente a frente con la persona que la había mantenido viva, que la cuidó cuando él no estaba allí, pero también la persona que la había alejado de el, que había tratado de evitar que él la encontrase. Su hijo y su esposa estaban en esa casa y él no se movería de allí sin ellos. Quería lastimar a alguien, todo el dolor, el calvario de esos meses… nada justificaba la separación que tuvieron que sufrir ambos. —¡¿Dónde está?! ¡¿dónde está mi mujer?! ¡Alina! ¡vine por ti!— gritó Dante, desesperado y anhelante por verla. Cuando quiso en
Por otro lado, Alina terminó de ducharse y mientras se vestía, escuchó un golpeteo en su puerta. Miró hacia la cuna, temerosa de que Ángel se despertara. Se colocó una toalla en el cabello y ajustó la bata de baño a su cuerpo. Se apresuró a la puerta y la abrió suavemente. Su prima estaba allí y tenía una mirada sugerente. —Tengo un chisme que te gustará. Cuando iba a bajar y salir a dar una vuelta, vi un hombre guapo, bueno a dos hombres guapos entrar al despacho de la abuela. De verdad eran guapos— se tocó el pecho y suspiró dramáticamente. Se dio la vuelta y le gruñó a su guardaespaldas algo así como que no saldría de la casa en lo que restaba del día así que podía marcharse e ir abajo o donde se le pegara la gana. Alina volteó los ojos ante el evidente intercambio de gruñidos y la instó a entrar a la habitación. Se quitó el toallón de la cabeza y fregó su pelo varias veces. Se peino con los dedos y miró a su prima enarcando una ceja. —Vaya… tu curiosidad resulta insana— sacudió
Dante vio ingresar a Alina al despacho, la escuchó hablar y también notó que en ningún momento lo reconoció, es más, parecía como que quería huir de él.Sin pensar dos veces, la siguió cuando se marchaba y se aproximó rápidamente a ella, no pudiéndose resistir a tocarla. La abrazó con fuerza como queriendo imprimirse en ella.Pudieron haber pasado minutos o segundos, pero entre la nebulosa en la que había perdido, escuchó un carraspeo al costado y sintió que Alina lo trataba de empujar. Ella lo miró confundida y luego de unos instantes desvió la mirada hacia Emily.—Abuela… ¿Qué está pasando? — aunque no era culpa de ella, Dante sintió como si lo apuñalase. Alina confiaba más en otra persona que en él. Respiró profundo y contestó por ella.—Soy tu esposo. Vine a buscarte. A llevarte conmigo— hasta él notó lo dictatorial que sonaba eso.—No… yo… — sacudió la cabeza vehementemente ella.—Alina, debemos hablar— medió Emily.—Abuela, creo que antes de decir nada tenemos que asegurarnos qu
Alina abrió los ojos lentamente, parpadeó, aún confundida y habló. —Mi bebé, Ángel… —Aquí está— dijo Dante y se lo pasó a la madre. Vio como ella miraba al bebé y luego a él, pareciendo incómoda. —¿Qué? ¿qué sucede? ¿Qué está mal Ali? —acarició su rostro. —Tengo que darle de comer—señaló entre carraspeos ella. —¿Te da vergüenza que te vea? Tu… ¿no quieres que me quede? — Dante sintió una opresión en el pecho. Su chica vacilaba ante él, tímida y pudorosa con su cuerpo. Fue tal la tristeza y decepción que Alina escuchó en esas preguntas que sintió dolor por él. Aún así, no podía evitar sentirse confundida con la situación. Si ya de por sí parecía estar en el limbo en cuanto a sus recuerdos, que viniese alguien y dijese que era su marido; un marido que creía muerto, no ayudaba para nada. Desde que despertó todo se sintió desconocido, como si estuviese viviendo la vida de alguien mas. —Ni siquiera te conozco, no se tu nombre— no quería lastimarlo, pero fue sincera. Pudo ver cómo esa
La puerta se fue abriendo y tanto Alina como Dante, miraron hacia ésta. A la habitación ingresó un pelinegro con barba incipiente y mirada cansada. Parecía como si hubiese salido de la cama apresurado ya que su cabello aún permanecía alborotado.Alina miró extrañada. Su primo, bueno… ¿primo? no era su primo en realidad, miraba a Dante con desconfianza. Desconfianza que Dante devolvió sin pensarlo.Alina decidió acabar con esas miraditas competitivas que se echaban y habló.—Aáron…—Alina, ¿estás bien? — interrumpió él, ahora mirándola y centrado solamente a ella.—Hmm, sí. Estoy lo mejor que puedo. ¿Te llamó la abuela? — inquirió curiosa.—No. De hecho, fue Alma. Mi hermana dijo que había problemas y a grandes rasgos me explicó lo que estaba sucediendo— luego miró a Dante— Mi abuela cree tú eres el verdadero marido de Alina. Dime, ¿Cómo la encontraste?Dante arqueó una ceja, nada intimidado por el tono del otro.—Efectivamente, soy su esposo. Alina no es tu prima, no me hagas partirte
Alma escuchó la irrevocable determinación de los labios de Dante y se alegró por su prima. Era obvio que ese hombre daría la vida por Alina y si bien, no quería pensar en eso, pertenecer a la familia a la que ahora ella pertenecía, significaba si o si, un constante peligro. De hecho, había recibido una amenaza, muy, pero muy personal el día anterior. No se lo había dicho a nadie. Ni si quiera Piero lo sabía. Y aunque no deseaba mentir, en ese momento le parecía mas importante resolver la situación de Alina que la de ella.Además, constantemente recibía amenazas. Una más, una menos, no hacía la diferencia. Salió discretamente de la sala y se dirigió a su habitación. Se sentó frente al mueble en el que ocasionalmente se maquillaba y miró su rostro. Miró sus ojeras, llevaba dos días durmiendo intermitentemente. Tenía sueños raros y despertaba sudada y con el corazón acelerado. No podía recordar lo que soñaba, solo algunos pequeños fragmentos que no tenían significado alguno para ella. Su
Fue al cuarto de baño y se duchó plácidamente. Una de las cosas que más disfrutaba era estar en contacto con el agua, ducharse, nadar, incluso el aquagym que en un principio creyó que era algo tonto la satisfacía muchísimo. Una vez que salió se colocó una ropa floja, holgada y se aplicó un toque de maquillaje. No era partidaria de usar mucho, mas bien prefería utilizar diversas cremas y proteger así su piel.Ya en el coche iba mandando un mensaje al dueño del spa al que acudía regularmente. Logan era un playboy conocido en Australia al que había conocido precisamente en el spa. Habían hecho buenas migas desde un principio. Era gracioso, con un sentido del humor pocas veces antes visto. Desde hace unos meses estaba saliendo con una de sus empleadas y pocas personas lo sabían. Y en realidad lo sabía, porque había ayudado a que se involucraran. Su celular sonó y ella inmediatamente atendió.—Hola Logan… estoy yendo para el spa. Me haces un hueco, ¿si?... —oyó la respuesta por parte de él
Alma entregó todo de sí en ese beso. Besó amando el sabor de Piero y la nula dominación que él tenía sobre su propio cuerpo. Parecía como si quería imprimirse en su piel. Apretaba sus nalgas y le daba ligeros mordiscos en cuello y hombro que solo la excitaban más.Lamentablemente, así como empezó, terminó. De repente, Piero la alejó bruscamente de él y se quedó a su lado, como repasando lo sucedido hace unos instantes. Se fregó la cara con evidente frustración y Alma sabía que lo próximo que escucharía no le agradaría ni un poquito.—Espero estés contenta.—Hasta hace solo unos minutos tu también lo estabas— soltó ella. Solo recibió de su parte una mirada fulminante.—No eres graciosa. Me llevaste al límite. Tú provocaste ésto — los señaló a ambos. Ida y vuelta—Por supuesto. Y tu fuiste un pobre espectador obligado por las circunstancias. Pobrecito— Lo desafió ella.—Mentiría si admitiera tal cosa. Pero tú me has buscado desde un principio. Te dije claramente que no puedo ni me voy a