Los días siguientes fueron bastante buenos a decir verdad, dado que era un nuevo año, significaba en pocas palabras un cambio renovador en nuestras vidas.Así que tras regresar el domingo de la casa hogar –y jurar solemnemente que regresaría al mes siguiente el último fin de semana–, Nia accedió a volver al apartamento sin ningún problema, después de todo, Cody sabiendo que ahora estaría feliz en una relación con Ryan, que mi madre aprobó sin mucho miramiento, la dejó en paz y volvieron a ser los dos amigos normales de siempre. Todo parecía ir de maravilla, aún cuando podía notar el corazón de mi viejo amigo destrozado en pedazos, pero sabía que pronto se le pasaría, cuando encontrara algo con lo que distraerse o incluso un nuevo amor. Las cosas estaban perfectamente en su lugar, nada trascendental ocurría en mi vida, hasta que llegó el martes.Caminaba en dirección a la cafetería, en la que solía comprar aquellas mañanas en las que sabía necesitaría energía extra.Era un grandioso
Gracias al cielo no tuve que volver a verle la cara por el resto de mi día, ni mucho menos hizo el intento de aparecer frente a mí de nuevo sólo para sacarme de mis casillas.Estaba segura de que sus amenazas no eran más que palabras, dada mi perfecta actuación, podía poner las manos al fuego y jurar que se mantendría alejado quizás por el resto de su vida. Un poco agotada con todo mi ajetreado día, terminé quedándome a dormir en las residencias del hospital, las cuales quedaban en el edificio F, el más alejado de todos.Debido al estado delicado de la niña en la habitación 5004, el cual era inestable, tenía que mantenerme alerta en caso de alguna emergencia, la cual definitivamente no ocurrió.Pude dormir plácidamente en esa reducida habitación, donde la cama era tan pequeña como para caer al suelo en algún giro imprevisto de mi cuerpo soñoliento, sin embargo, descansé como los dioses.A la mañana siguiente, cuando el sol se coló por las ventanas, me dirigí al baño a cepillarme los
Había intentado con todas mis fuerzas no ser una demonio con los internos, sabía cómo era aquello de horrible. Los nervios que se sentían el primer día yo lo había vivido en primera fila, pero lastimosamente, todo la furia que sentía correr por mis venas recayó en el grupo de chicos, que tuvieron que aguantar mis regaños cuando se equivocaban con la más mínima cosa, o incluso con mis cortantes respuestas cuando preguntaban algo. Estaba de malas pulgas y ellos, los pacientes y todos a mi alrededor habían tenido que pagar los platos rotos.Al llegar a casa tras ese intenso día, lo primero que hice fue echarme en mi cama a gritar contra la almohada y golpearla desesperada, hasta que me quedé profundamente dormida, deseando que aquella pesadilla acabara de una buena vez, pero no fue así.Emergencias era un completo caos, no sólo porque tenía que vigilar a los internos como si fuera su mamá y corregir sus errores a la hora de dar el diagnóstico, sino por el montón de personas que llegaba
Había tenido a regañadientes que soportar estar sentada muy quietecita al lado de Jack, quien conducía como un loco por la autopista.Había puesto un poco de música para distraerme de mi mal genio, pero no sucedería por mucho que lo intentara. Me mantenía enfurruñada en mi lugar sin abrir mi boca o siquiera darle una mirada, no estaba muy segura de qué era lo que quería de mí a esas horas de la noche, pero a decir verdad, prefería no preguntarle y simplemente descubrirlo por mi cuenta al llegar a nuestro destino, que para mí era desconocido. Jack, sin perder esa expresión llena de alegría, cantaba las canciones que aparecían en la radio, y sentía que de tanto en tanto me echaba una que otra mirada, asegurándose que no saltaría del auto en cualquier momento.—Lucy…No le contesté.Tras minutos de viaje, se detuvo en seco frente a un hotel que recordaba muy bien, a pesar del paso del tiempo seguía intacto, perfecto en lo alto, sin el más mínimo cambio. Jack se bajó veloz como un rayo
Jack se mordió los labios, parecía nervioso, se pasó una de sus manos por su cabello y tragó saliva.Finalmente, tras debatirse unos segundos, se despojó de sus ropas con sus manos temblorosas, me tomó con firmeza de los tobillos para obligarme a abrir las piernas en todo su esplendor, dejándole ver partes de mí que probablemente se sabía de memoria.Se acomodó muy cerca de mi intimidad, rozando la punta de su pene contra ella, estremeciéndome por lo que estaba a punto de hacer.Tragué saliva y me mojé lo suficiente para permitirle paso a su virilidad, así que mi vagina le dio la bienvenida a pesar de que me había parecido descabellada su idea inicial, gimiendo sonoramente ante su contacto.Sin embargo, recordé que estaba casado y con una hija, lo que me hizo revolverme desesperada debajo de él, esperanzada de que se detuviera si se lo pedía.—¡No quiero! ¡No! —chillé, sintiendo cómo de a poco iba abriéndose paso más y más en mi interior—. ¡Deja de hacer esto, Jack! ¡Aléjate de mí!—¡
Me hallaba sumergida en la absoluta negrura.Era como una especie de mar, en el cual mientras más intentaba nadar a la superficie, más me hundía, quedándome poco a poco sin oxígeno.Trataba de alcanzar la luz sobre las aguas, pero no sucedía, entonces lentamente fui cayendo en la profundidad, ahogándome por completo en el mismo instante en que abrí mis ojos de sopetón, encontrándome con una habitación que definitivamente, no era la mía. Todo era blanco, invadido por el olor a medicamentos, observé en todas las direcciones encontrándome con que era de día. La ventana entreabierta me permitía ver la ciudad desde lo alto, al parecer estaba en el hospital universitario Jackson.Me incorporé lentamente liberándome del agarre de Nia, quien se había quedado dormida con nuestras manos entrelazadas, incómoda sobre el borde de mi cama. Al hacer mi movimiento brusco, se fue despertando perezosa.La observe de forma despectiva mientras me sonreía alegre de tenerme de regreso, me explicó que hab
Tras escuchar mi petición, se marchó dejándome completamente sola, mirando cómo las estrellas salían de entre las espesas nubes y la luna llena se alzaba en lo alto, brillando como siempre. Respiré profundamente, intentando controlar mis ganas de hacerme una bola en medio del suelo para llorar desconsolada, ante todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Sin embargo, cuando las lágrimas comenzaron a desbordarse de las comisuras de mis ojos, la enfermera llegó, indicándome que debería comer un poco, me limité a asentir y ella dejó la bandeja de comida sobre la mesa junto a la cama. —Tiene que alimentarse, doctora Wolfang, usted lo sabe bien —habló severa.Regresé a postrarme en esta última, dándole la espalda a la pila de papeles en mis pies, e incluso ignorando la comida con ese olor exquisito que invadió mis fosas nasales..Sin poder continuar con mi amargura y matándome de hambre con esa huelga absurda que sólo me afectaba a mí, me senté en medio de la cama a revisar lo que Nia m
Todo permaneció en total calma por días, mi relación con Nia había vuelto a ser casi la misma de siempre, no confiaba en ella tanto, pero tampoco era como para sentir alguna clase de rencor con lo ocurrido. Después de todo, cualquiera se podía equivocar y yo no era nadie para juzgarla por sus decisiones, además, sabía que las cosas se podían solucionar si ponía de mi parte al igual que ella. Mi estado mental, gracias al cielo, había estado bastante estable los últimos días, ya que Jack había optado por dejarme tranquila.No había aparecido ni una sola vez desde el incidente, así que había regresado a la absoluta paz de mi vida, salvo porque aún tenía que hacerme cargo de los internos, pero al menos ya comenzaba a acostumbrarme a ello. Poco a poco la alegría volvió a mi rostro, dado que no le veía la cara a Jack cuando iba a la cafetería, ni mucho menos se dignaba a aparecer en el hospital sólo para cabrearme y tampoco se cruzaba en mi camino al estar desprevenida. En pocas palabra