—————————————————————————————————————Alex regresó al departamento, pero ya no encontró a nadie, todos se había ido a clases, al menos eso creyó, porque momentos después Robert apareció. El silencio era realmente incómodo, hasta que él habló.—¿Por qué no fuiste a clase? —preguntó casualmente, recostado en el sofá.—Me suspendieron durante una semana. —respondió ella desde la cocina.—¿Por qué? —cuestionó él sorprendido.—Es Una larga historia. —dijo ella.—Tengo tiempo. —respondió él sonriendo levemente.Ella le contó todo lo sucedido, momentos después la tensión entre ellos había desaparecido, pero él aún no se había disculpado con ella, aunque trataba de ser lo más condescendiente, sin embargo, Alex no le tomaba mucha importancia.—¿Y tú dónde dormiste? —sintió la gran necesidad de saber dónde había estado, pero, por otro lado, no quería saberlo. Quien la entiende.—Fui a Tokio. La llevé a la agencia de modelaje de mi hermano y dormimos allá.—¿Tu tampoco asististe a clase? —dijo c
Realmente. No supo cómo es que consiguió concebir el sueño, su mente repasaba a cada momento lo acontecido, lo volvió a recordar a la mañana siguiente cuando la blanquecina luz del día se coló por las persianas, pegando de lleno en el fino rostro de Alex.Lentamente abrió sus parpados hasta dejarlos cerrados de nueva cuenta, se tomó un rato para desperezarse, un ligero mareo apareció cuando movió su cabeza acompañado por una sutil punzada en su cabeza. Gruñó agitada.Fue entonces cuando recordó lo que había hecho la noche anterior, abrió sus ojos de golpe, espantada; pero de alguna extraña manera, feliz. Se incorporó de inmediato y al hacerlo se mareó de nuevo. "Así que así se siente la resaca" pensó ella. Abrió la puerta de su dormitorio y miró alrededor. Nada, ni rastro de los chicos, volvió sobre sus pasos y checó la hora, el reloj marcaba las siete y media de la mañana.La ligera punzada cada vez se hacía más fuerte, optó por darse una ducha de agua fría para despejarse. Cuando te
Dos horas más tarde, las chicas viajaron a Ikiwa, una con todo el plan maquilado y la otra con solo su tarjeta de crédito, elemento indispensable para la realización de la idea de Kloe. "Al menos mi madre estaría de acuerdo con esto" pensó la pelinegra. —Bien, ahora lo primero que tendremos que hacer será, ir de compras. —dijo vagamente Kloe, mientras marcaba su celular. —¿A quién llamas? —cuestionó Alex. —A Hibiki. —¿Quién? —¿Recuerdas el tipo que hizo los cambios en tu documentación? —cuestionó Kloe. —Sí, creo. —Bueno él nos ayudará otra vez. —Kloe habló por el celular unos escasos minutos, después tomó la mano de Alex y la guio hasta un taxi. Momentos después, estaban frente a una imponente tienda de ropa, Alex tuvo la impresión de que el lugar le daría un terrible dolor de cabeza, y no tenía nada que ver con su actual resaca, que había aminorado bastante después de que Kloe le hubo proporcionado una pastilla efervescente. —Bueno, lo primero es la ropa, necesitamos cambiar
Una vez que los chicos llegaron a la mesa indicada, Hibiki saludó a los presentes y les presentó a su acompañante, que respondió a todos con una linda sonrisa.Estratégicamente Alex se sentó junto a Asher, para así poder llevar a cabo sus astutos planes.—Hola.—saludó Alex, tratando de sonar casual.—Que tal. —contestó él.— Tu cara me parece conocida.—¿Ah sí? Pues yo no te había visto antes, estoy de paso con mi primo. —dijo ella al tiempo que señalaba a Hibiki, que platicaba con algunos chicos.—¿Tu primo? Pensé que eran algo más.—No, estoy soltera. —dijo Alex sonriendo y cruzando sus piernas coquetamente.—Pues ya somos dos. —dijo él en plan de conquista.—¿Te apetece una cerveza? —invitó ella con seguridad.—No gracias. —declinó él, y levantó su vaso de jugo que tenía en una mano. cambio de opinion en cuanto vio a la chica verlo decepcionada —Bueno. está bien, solo una.—¿No me digas que te mareas enseguida? —intentó bromear ella.—No, generalmente tomo alcohol, solo que mañana t
Un molesto ruido se escuchaba a lo lejos, insistente. Lentamente su conciencia fue despertando, recordó qué era lo que tenía que hacer y pegó un salto en su cama, abriendo los ojos de golpe. El sonido era más claro ahora, agarro su celular y fijó la vista en él. Faltaban cuarenta minutos para la pelea, apurada salió de su recamara y se encaminó hacia el baño, tomó su ya rutinaria ducha matutina y quince minutos después lavaba sus dientes, de repente la puerta del baño se abrió y apareció un despeinado chico, cuya sola presencia hizo acelerar la circulación de Alex. —Perdón.—se excusó él, esquivando la mirada de ella. Lucía incómodo. —Ya salgo.—balbuceó la morena, soltando la pasta y el cepillo de dientes. Un síntoma claro del estado nervioso en el que se encontraba. Rezó para que al pasar junto a él, no se escuchara el beat de su corazón que latía locamente. Para su fortuna, él no podría escucharla, pues el chico al ver que pasaría muy cerca de si, retrocedió varios pasos, como un c
La tarde anterior al partido, Alex arribó al departamento, donde últimamente solo pasaba el tiempo necesario para requerimientos personales, a recoger algunos libros que debía entregar a la biblioteca esa tarde.Cuando llegó, no esperó encontrarse el siguiente cuadro:Kloe cocinando con la ayuda de Urías, Logan poniendo la mesa, e Robert preparando lo que serían unas bebidas.—Hola Alex. Llegas justo a tiempo.—la recibió Urías alegremente.—¿A tiempo para qué?—cuestionó ella desconcertada.—Es que hoy es el cumpleaños de Logan.—dijo Kloe sonriente.—¡¡Felicidades!—exclamó Alex, yendo a dar un abrazo al joven.—Gra—gracias.—Y de paso celebraremos el triunfo anticipado del equipo de Robert.—acotó Urías, dando unas palmaditas al susodicho; que como siempre que Alex hacía acto de presencia, se encontraba concentrado en sus quehaceres aunque estos fueran ver malos programas televisivos como Jackass, o simular leer libros o revistas, aunque estos estuvieran al revés.—Po—por cierto, ¿irás
El chico cogió de la mano de Alex y la guió por entre las filas, salieron de ahí y se encaminaron hacia la salida del estadio. Finalmente reaccionando, la chica formuló la única pregunta que rondaba su cabeza.—¿Qué has hecho? —interrogó ella, pero más que una pregunta sonaba como una exclamación.—Te besé. —respondió esporadicamente .deteniendose en la salida.—Ya lo sé. Lo que no sé es porqué. —dijo ella en tono molesto.—Me gustas Alex. Creí que estaba claro.—Yo no…no pensé que… ¿eres gay? —la sola pregunta después de lo sucedido parecía estúpida.—No exactamente. —replicó él, forzando una sonrisa en su rostro.—¿Qué significa 'no exactamente’? —cuestionó ella, molesta.—Soy bisexual. —declaró él.La chica, como siempre que trataba de estos temas, no encontró argumentos qué rebatir. Lo único que hizo fue aclararle al ojiverde, con el tacto que siempre la caracterizaba, que lamentablemente ella no era gay, ni bisexual, ni zoofilica, ni nada que se le pareciera.Al menos sabía que h
Haber pensado que su estadía en la universidad sería maravillosa en todo sentido era algo de lo que Alex ahora realmente se arrepentía, por primera vez deseó con todo su corazón no haber acudido ahí, no haberse hecho pasar por chico, y no haber conocido a Robert. Lamentablemente el hubiera no existe, así que no quedaba mas remedio que soportarlo.Los profesores parecían haber confabulado contra sus alumnos para encargar deberes todos y cada uno de los días de la semana, importándoles un comino si estaban en semana de exámenes o no. Aunado al hecho de que su relación personal con Robert, había empeorado desde la última vez que hubieron tenido contacto, específicamente, desde aquella vez que, a pesar de haber pasado solo tres semanas a Alex le parecía una noche tan lejana, en que él la había besado.Realmente deseaba que no lo hubiese hecho, así tal vez, eso creía ella, no habría desatado el infierno en el cual vivía actualmente.Según palabras de Kloe, después de que Alex le contara to