—Gracias. —fue la corta respuesta, le bastó con verlo a la cara y saber que era verdad. Se sintió ruborizar, era la primera vez en su vida que le decían que se veía bien, bueno la segunda, pero le era muy difícil acostumbrarse a ello.—¿Lista?—Sí, cuando quieras.—dijo ella a la vez que hacía el bolso negro y se ponía la gabardina.—Vamos entonces.Salieron de la residencia Sánchez, caminaron por el jardín y subieron al auto azul eléctrico de Vicenzo, el aterciopelado y plateado cielo daba paso a la ligera oscuridad, que se cernía paulatinamente sobre la ciudad. Una que otra estrella, se notaba en el firmamento, brillante como una joya.—Le dije a tu madre que te traería a las doce, cenicienta.—comentó en tono de broma el chico.—Muy bien, solo espero que el auto no se convierta en calabaza. Ni tú en ratón.—dijo ella riendo.—¡Hey no nos ofendas así!—exclamó él con fingida indignación.El trayecto hacia Ikiwa le pareció más largo de lo normal, y al llegar a la que hasta hace unos mese
Limpió perezosamente el rímel corrido, pero al ver que no quedaba bien, se lavó la cara completamente, sabía que ya no tenía arreglo, "Ya no importa, me da igual, todo me da igual" pensó amargamenteSuspiró profundamente, tratando de serenarse, esperó unos momentos más antes de salir del baño, y cuando lo hizo, solo fue para encontrarse con las dos personas que menos quería ver en esos momentos, y Vicenzo.—¿Lista? —le preguntó Vicenzo.—Sí, vamos. —respondió la chica ignorando a los demás presentes.—¿Tan pronto? —inquirió Robert, colocándose cerca de ella.—Robert, deja que se vaya, a lo mejor quiere pasar un rato a solas con Vicenzo.—sugirió la pelirroja, sonriendo con picardía.—Voy a avisar a Kloe y los demás. —declaró Vicenzo, queriendo cortar la repentina tensión en el ambiente.—Voy contigo. —dijo Alex no queriendo quedarse a solas con el de ojos melados y la lagartona que traía por acompañante.—¿Alex podemos hablar? —pidió él.—No.—la pelinegra comenzó a caminar detrás de Vi
Él al no ver respuesta de su parte, continuó.—Ella fue quien me invitó a mí, no sé cómo fue que se enteró de que tú vendrías, y quería de algún modo compensarte el daño que te causó. No sé si sea correcto lo que hice, pero la vi como un instrumento perfecto para darte celos, y ella aceptó encantada, tenía planeado tratar de ponerte celosa y averiguar así, si sientes algo por mí. —Alex estaba, en estado de aturdimiento, incapaz de articular palabra. Y cómo no estarlo si el chico que ella quería, sí quería, le estaba diciendo que sentía algo por ella.—¿No piensas darme un puñetazo o una bofetada ¿Al menos otro pellizco por lo que hice? —Alex sonrió.—¿Un beso? —le propuso.—¡Un beso! Eso no me molestaría para nada, pero si me intriga ¿por qué?—Porque ha sido la mejor idea que se te ha ocurrido. —y diciendo esto último, lo tomó por el rostro y lo acercó, tanto que pudo sentir su aliento, sin embargo no tocó sus labios, sino que los desvió hasta su frente y ahí deposito el premio.—Eso
Monotonía. ¿Hay algo más aburrido que eso? Eso es lo que pensaba Alex Sánchez. Una chica parte de una familia dividida pero aun así... Ella aún tiene la fuerte convicción De salir de ese ambiente. Claro la cosa es que no siempre las cosas no son como uno desea... Siempre hay un ligero cambio en nuestro destino.—Levántate que se te hace tarde, recuerda que hoy te presentarás en el CUT, ¡anda date prisa! —ordenaba la señora Sánchez.—Mamá, no quierooo…. —dijo Alex bostezando envuelta en las cobijas de su cama.—Alex, por favor, es la última vez que te lo digo…—dijo la señora, pero al ver que su hija no daba señal alguna de levantarse, fue directo a su cama y la destapó bruscamente.—¡¡Tengo sueño! —Exclamó molest
La pelirroja observa al "chico" esrañada por el repentino interez —Sí, ¿no sabías? los chicos tiene mas librtad a la hora de escoger las menciones deportivas.—No, ¿Cuáles pueden practicar las chicas?—Bueno... — se rasco un poco el cachete haciendo memoria— solo podemos practicar, tenis, soccer y basketball. —contestó ella.—No lo sabía. —dijo Alex más para sí misma.— ¿Tu cuál elegirás?—No lo sé, yo quería boxeo. —el desánimo se le notaba en la voz.— ¡Vaya! Desarrollarás unos músculos fuertes, y muy sexis. —dijo Alicia sonriendo pícaramente.Ya para la chica cabello de cabello oscuro no había ninguna duda, Era oficial, ¡la chica estaba coqueteando con ella!Alex quería aclarar el asunt
La puerta de su cuarto se abrió dando la vista aun agradable lugar según ella. Muy al contrario a uno de sus compañeros de habitación que negaba desaprobando el lugar. — ¡Me encanta! No entiendo por qué pones mala. — ¿Te encanta? Vaya, sí que eres raro. —dijo Robert mirándola extrañado. —Bueno, sí ya me lo han dicho antes. —Dijo Alex. — ¿Escogemos dormitorio ahora o esperamos a que lleguen los demás? —No, mejor ahora, faltan dos todavía. Así escogemos los mejores, si es que hay. Así se dispersaron cada uno por un lado, mirando cada uno de los dormitorios, Alex tomó el lado derecho, abrió la primera puerta y vislumbró una estancia pequeña con un ventanal que daba hacia los patios traseros del edificio, un pequeño armario y una cama al fondo, también un escritorio y un estante de medio metro en una esquina. "Me gusta" pensó Alex recorriendo el lugar. Salió convencida de que esa sería su habitación, mientras que veía a Robert mostrarse renuente ante la elección de habitaciones pues t
En cuanto ingresaron al cuarto la joven enfrento con ambas manos en la cintura y una expresión en el rostro de enojo— ¿Mi encargo? ¿Tu novia? ¿Desde cuándo?—gesticulaba entre desconcertada y sorprendida.—Lo siento, pero no tuve alternativa, esa chica me hostiga demasiado, y tuve que inventar una excusa para quitármela de encima.—Y yo fui la excusa perfecta ¿no?—Discúlpame por involucrarte—mira al suelo con algo de vergüenza.—Está bien, no me molesta, pero esto tarde o temprano lo va a descubrir.—No si seguimos con la farsa. —propuso Alex.—¡¡Pero si tú no eres mi tipo!—No te estoy proponiendo matrimonio. —soltó Alex a la defensiva.—Pero me estás diciendo que finja ser tu novia.—
Durante el trayecto Alicia no paró de hablar intentando que “el chico” se animara a conversar con el animadamente pero solo lograba sacarle monosílabos que solo incomodaba la situación lo que la forzaba a hablar prácticamente sola. Alex se preguntaba si sería un insulto decirle que se callara pero antes de siquiera intentarlo para ese momento Urías entró en la conversación captando la atención de la pelirroja que la dejo oír sus pensamientos.En esos tranquilos momentos la mente de Alex divagó hasta unos minutos atrás, precisamente cuando Robert le dijo aquello de dejarlo en los últimos asientos de su carro que por cierto, esa no fue la causa de su rubor anterior… sino las sensaciones que él le provocó al susurrarle al oído fue algo... ¿Cálido? sentir su tibio aliento chocando contra su piel le produjo un ligero cosquilleo que se ins