Alex exhaló en alivio, después cambió su pantalón color mezclilla claro, a uno color negro, una vez que se cambió, examinó la oscura mancha en su pantalón.
"Francamente odio la menstruación" pensó la chica.
Se acercó a la puerta y la abrió ligeramente, vio a Kloe tocando la puerta de la habitación de Urías insistentemente. En la sala, observando la escena, aún con la mirada severa y el rostro endurecido, estaba Logan.
Por su mente apareció la idea de decir todo de una buena vez, pero así como surgió, desapareció, siendo remplazada por la angustiosa e insegura sensación del rechazo. Rechazo por parte de ellos, por haberles mentido, por haber dudado, por no confiar en ellos, por muchas cosas que seguramente le echarían en cara.
"Pero así causaré más problemas" pensó amargamente
Alex exhaló aliviada cuando se vio sola en la habitación. A velocidad de la luz se examinó en el espejo y comprobó que efectivamente se había manchado ¡no era sorpresa que haya traspasado la cama! Se cambió el tapón por una toalla extra absorbente y Cambió su pantalón color mezclilla claro a uno color negro una vez que se cambió, examinó la oscura mancha en su pantalón."Francamente, odio la menstruación" pensó la chica. Ella fue la tipica chica que tardo mas de lo normal en desarrollarse y cuando llego "el esperado" momento, no pudo mas que lamentarse ya que la agarro de sorpresa. otro punto en contra es que nunca pudo ni ha podido determinar la fecha que le toca mestruar asi que como ven, no le sorprende lo que paso pero ya estando metida en ese papel de ser un hombre ya le da un giro dramatico a todo. Se acercó a la puerta y la abrió ligeramente, vio a Kloe tocando la puerta de la
—Felicidades chicos—decía Robert a la vez que caminaba de un lado a otro.—¿Y c-cuando pensabas decírmelo? es mas ¿por que asi ? tan repentino —cuestionó Logan.—Por que Eres un hermano muy celoso Logan. —dijo Kloe, que se abrazaba a la espalda de Urías.—S-solo quiero lo mejor para ti.—¿De que hablaron Alex y tu ayer? —cuestionó Urías curioso.—Ah…de todo y nada a la vez.—Alex dijo que era algo confidencial, recuerda que ahora soy tu novio y debes confiar en mí. —dijo Urías solemnemente.—La confianza se gana, no se debe. —le replico con voz altiva.—Ya bájenle a sus filosofías. —interrumpió Alex, que tenía una de sus manos escondida debajo de la mesa.—Entonces no me dirás. — pregunto el de cabello largo con la esperanza de que le contara.—Aún no.—dijo firmemente la chica.—¿Alguien ha visto mis llaves? —cuestionó preocupado Robert.—No.—dijeron a coro los demás.—Tendré que ir en metro entonces. ——¿A dónde irás? —cuestionó Alex con una ceja alzada.—Iré a Tokio, quería estar de
El pecho dolía, el resguardar sus sollozos era la causa aún tiene en su mente las crueles palabras de Robert. Lleva más de horas echada en la cama mirando hacia el techo con un aura gris que siente que la envuelve en estos momentos. "Que estás haciendo" se dijo así misma. Dentro treinta minutos tendría que empezar a arreglarse para clases y ella estaba tirada pensando en ese inútil de Robert. Ella vino a esta universidad con un solo objetivo. Como saliendo de su trance, se incorporó sintiéndose infinitamente mejor sorbió su pequeña nariz, se talló sus ojos rasgados desvaneciendo el rastro salino que dejaran las lágrimas. Se dio un merecido baño para quitar todo rastro de estrés acumulado, miró su reloj de pulsera y se dio cuenta de que faltaba hora y media para ingresar a clases. No queriendo hacer frente a sus amigos, que aún no llegaban, y mucho menos a Robert; se colocó el uniforme y tomó su mochila guardando algunos libros, cuadernos y un accesorio femenino de suma importancia pa
Alex iba retrasada, su clase ya había empezado, no pudo evitar pensar que este había sido un día muy largo. Un día de perros. Gracias al altercado con desgraciado de asher Al llegar al aula, se detuvo para respirar, miró por la ventanilla de la puerta y se percató que su profesor de matemática aplicada ya estaba ahí. "que bien" pensó ella sarcástica. Tocó la puerta y asomó su cabeza para pedir entrada, el profesor miró su reloj y haciendo una mueca, asintió. Alex entró y se dirigió a su asiento, Robert no estaba en su asiento de siempre, sino cerca de Alicia. El profesor la llamó. —joven alex, su trabajo. —pidió él. —¿Perdón? —cuestionó ella sorprendida. "¿Qué trabajo? Robert no me dijo nada acerca de un trabajo…" entonces ella recordó cuando entró a su cuarto para hablar con él…y no le dijo nada. —¿No hizo su trabajo? —No.—negó con la cabeza. —Llega tarde, y además no trae su trabajo, la verdad no sé a qué viene usted. —refunfuñó el profesor. —Es que ayer no asistí a su clase.
Vaya Los rumores corren rápido. —dijo Alex. "Que intuición femenina ni que ocho cuartos, par de chismosas sin oficio"—Bueno, cuando quieras hablar sobre ello, recuerda que aquí estoy. —dijo ella que aprovechó un descuido de Alex y le plantó un beso en la comisura de los labios. Los ojos de Alex casi se salen de sus orbitas. —Nos vemos. —se despidió la pelirroja.Alex no pudo articular palabra, definitivamente necesitaba cuidarse de esa pequeña cabeza de zanahoria, que ya no le lanzaba la onda, sin duda le estaba lanzado las bragas descaradamente y ahora, que está soltero. no se esforzaba ya en demostrar interés.Brian había visto todo. En sus ojos se reflejó un destello de ira contenida.Al salir del aula, Alex torció una esquina para dirigirse a los vestidores pues tenía clase de boxeo. al llegar al siguiente pasillo, alcanzó a vislumbrar a Alicia y Brian que discutían acaloradamente, metros más allá. No quiso pasar junto a ellos, lo que hizo fue dar la vuelta y tomar otro camino.L
—Estoy nerviosa. —declaró la chica de cabello de ondas — ¿Cómo crees que lo tome?—Seguramente mal, y te dirá que a ti también te gusta. —le recrimino la varonil chica con mal de sabor de boca, seguía teniendo esa ansiedad por la reacción de Robert.—Vamos chicos, yo los apoyaré. —animo Urías.—Si yo les creí, él también lo hará.—Tú eres mi novio. Por lo normal tienes que creerme ¿no? ——Bueno, supongo. Aunque siendo sincero, me es difícil creer que Holly solo busque eso. No parece ser una chica con malas intenciones.—¿Tu también? —cuestionó sarcástica Alex.Yo considero que ser ambicioso no es malo…Uno no siempre tiene que conformarse con lo que tiene. —dijo filosófico el de cabello largo.La pelinegra rodo los ojos ofuscada por su pensamiento —Tienes razón, no es malo, lo que sí está mal es que lo hagas a costa de otros. ——Seguramente ella tiene sus razones. —explicó Urías—Bueno ¿tú de qué lado estas? —cuestionó Kloe encarando a su novio.—Pues…del tuyo obvio, pero francamente cr
Tenemos que hablar. —declaró impasible y con mirada acerada Alex, a un desaliñado y cansado Robert, cuando este ingresa al departamento casi a medio día.—Robert, tienes que escucharnos. —dijo Kloe al ver que el chico ignoró la petición de su amiga.—Muy bien. Hazlo rápido, que tengo prisa. — el tono del chico era de aburrimiento casi ofensivo.—Muy bien. —comenzó la castaña, adoptando una posición de severidad. — Lo que pasa es que tu amiga Holly…—Mi novia. —corrigió Robert realzando la palabra.—Como sea. La cuestión es que ella te está usando, engañando, engatusando para conseguir sus fines. Y no lo invento yo, te lo digo porque yo misma lo escuché y se lo dije a Alex, para que te le contara a ti, pero tú lo mandaste por un tubo. — aclaró Kloe, cuando vio que él iba a replicar.—Aunque no lo creas amigo, es la verdad. —acotó Urías.—¿Tú también lo escuchaste? —preguntó con perspicacia el joven.—No, pero le creo a Kloe, porque ella no gana nada al decirte esto, en cambio sí ella f
—————————————————————————————————————Alex regresó al departamento, pero ya no encontró a nadie, todos se había ido a clases, al menos eso creyó, porque momentos después Robert apareció. El silencio era realmente incómodo, hasta que él habló.—¿Por qué no fuiste a clase? —preguntó casualmente, recostado en el sofá.—Me suspendieron durante una semana. —respondió ella desde la cocina.—¿Por qué? —cuestionó él sorprendido.—Es Una larga historia. —dijo ella.—Tengo tiempo. —respondió él sonriendo levemente.Ella le contó todo lo sucedido, momentos después la tensión entre ellos había desaparecido, pero él aún no se había disculpado con ella, aunque trataba de ser lo más condescendiente, sin embargo, Alex no le tomaba mucha importancia.—¿Y tú dónde dormiste? —sintió la gran necesidad de saber dónde había estado, pero, por otro lado, no quería saberlo. Quien la entiende.—Fui a Tokio. La llevé a la agencia de modelaje de mi hermano y dormimos allá.—¿Tu tampoco asististe a clase? —dijo c