La mujer exhaló con cansancio mientras enfrentaba al imponente cyborg frente a ella, su voz resonando con un tono agotado pero desafiante—. Hoy ha sido un desastre desde el principio. Empecé temprano y cada minuto que pasa, todo parece empeorar. Y ahora, aquí estás tú, añadiendo más leña al fuego con tus estúpidas travesuras.Sus ojos chispeaban con una mezcla de frustración y desdén mientras observaba al cyborg con una mirada penetrante. —¿En serio crees que es el momento oportuno para tus juegos infantiles? ¿No puedes ver que no tengo tiempo ni paciencia para tus tonterías en este preciso momento?La electricidad estática llenaba la sala, creando una atmósfera cargada de tensión y peligro. El cyborg gruñó con ferocidad, sus circuitos internos zumbando con ira mientras sus ojos brillaban con una intensidad amenazadora—. ¿Te crees muy valiente, mujer? ¿O solo estás tratando de ocultar el miedo que sientes hacia mí?La mujer se enderezó con determinación, su postura desafiante a pesar
—¡Ya te había advertido que no lo hicieras! —exclamó la mujer con una elegancia que desmentía su furia. Dejando de lado su compostura habitual, se lanzó hacia el cyborg con la agilidad de una pantera, sus manos cortando el aire, buscando conectar su golpe.El cyborg, con una risa que resonaba con un timbre metálico, se deslizó fuera del alcance con una pirueta aérea, flotando por encima de ella con una gracia antinatural.—Intenta atraparme si puedes, ¡bruja desdichada! —la provocó, con un brillo burlón en sus ojos sintéticos.La mujer, cuyos ojos se estrecharon hasta convertirse en dos rendijas calculadoras, se quedó inmóvil por un instante, sorprendida por la destreza del cyborg. Podía sentir la energía pulsante emanando de su enemigo, una mezcla inquietante de máquina y hombre que desafiaba la naturaleza misma.La batalla entre la mujer y el cyborg se intensificaba con cada movimiento, cada uno más ágil y calculado que el anterior. El cyborg, con su cuerpo de acero y circuitos, lan
—¡Ah, maldito hijo de puta! ¡Suelta mi pierna!—la mujer se mantenía firme, su postura desafiante, una estatua de ira ante la adversidad mecánica. Su elegancia no se veía mermada por el temor, sino avivada por una furia ardiente mientras se retorcía del agarre del cyborg, en donde éste la estaba comiendo en la pierna.—Como esa maldita pelirroja no está aquí para divertirme, voy a tener que agarrarte a ti como mi juguete, jugar contigo y comerte hasta tu muerte…—¡Eres imposible! —exclamó la mujer, con voz potente, cargada de incredulidad—. ¡No eres más que un montón de chatarra sin sentido del gusto!El cyborg, con sus engranajes y circuitos expuestos, continuaba su acción con una precisión quirúrgica, sus dientes metálicos cerrándose sobre la pierna de Marina como si estuviera degustando un manjar.—¡Qué disparate más grande! —exclamó ella con una rabia que casi podía verse vaporizándose—. ¡Ni siquiera tienes papilas gustativas!Su grito fue desgarrador, un eco de terror puro, cuando
La nueva llegada arrugó la nariz con una expresión de total desagrado.—¿Qué demonios se supone que está haciendo? ¿Buscando un souvenir o qué?—Oh, claro, porque todos sabemos que una cabeza cortada es el recuerdo perfecto de una buena noche —respondió la otra con un tono sarcástico, mientras inspeccionaba el cadáver con desdén.Desde el fondo, la tercera figura, con una mirada de desaprobación, negó con la cabeza ante el espectáculo grotesco que tenían delante.—No importa qué haya cogido como prueba, puedo arreglarlo sin problemas—dijo con tranquilidad, asegurándose de no manchar sus impolutos zapatos de médico con ningún rastro de la escena—. Pero, ¿hay algo más que necesite saber?La primera asintió con energía, mostrando sus manos manchadas de un líquido viscoso blanco.—Eureka, encontré esto regado por ahí...—¡Espera!—la otra casi tuvo un ataque de arcadas—. No necesito una descripción gráfica, gracias.—¡A sus órdenes, jefa!Una tercera figura, ataviada con bata, se acercó al
Kyrios sostuvo el pequeño objeto en forma de palo entre sus manos, cerrando los ojos con concentración. Una brisa suave comenzó a mecer su cabello mientras su magia cobraba vida en el aire.Una energía vibrante comenzó a emanar del objeto, envolviéndolo en un resplandor centelleante. Los colores del arco iris danzaban a su alrededor, como si fueran destellos de luz atrapados en un remolino mágico.El viento se intensificó, agitando las hojas de los árboles cercanos mientras la magia de Kyrios alcanzaba su punto máximo. El pequeño guardián parecía cobrar vida propia, vibrando con energía y anticipación.—¡Caramba, esto es como una escena salida de una película de ciencia ficción! —exclamó Beltaine, sus ojos centelleando con una mezcla de asombro y emoción desbordante.Kyrios se permitió una sonrisa ante la reacción exuberante de la pelirroja, sabiendo que estaba a punto de presenciar algo verdaderamente extraordinario.—Sabes, no tienes que quedarte si no quieres. Esto puede ser un poc
Beltaine se estremeció, un torbellino de sorpresa y miedo bailando en sus venas. ¿Cómo podía ser tan pesada una simple espada? ¡Por poco y le machaca los dedos!Lo que más le sorprendía, sin embargo, era cómo Kyrios manejaba ese monstruo de metal con una mano como si nada.—¡Vamos, cabeza de fuego! —Kyrios ya estaba a su lado, agachado con una velocidad sobrehumana—. Vas a acabar en el hospital si sigues jugando a la guerrera conmigo. ¿Qué demonios pensabas al arrebatarme la espada así, eh?—Ghh—Beltaine apenas articuló un gemido—. Esto es de otro mundo…—Y literalmente.Sin esfuerzo, Kyrios recogió la espada del suelo. Aunque Beltaine aún se aferraba al mango, él la alzó, levantándola con ella colgando del aire.De repente, estaban casi rozando narices, respirando el mismo aire cargado de tensión. El aliento de Kyrios tenía un dulce toque de misterio que hacía que su cabeza girara. La situación se cargó de una electricidad palpable.Intentando, aunque fuera en vano, resistirse al hec
—¡No voy a perder ni un segundo esperando a que te decidas! —exclamó la pelirroja con una chispa desafiante en sus ojos.Al terminar su frase, Beltaine se lanzó hacia sus objetivos con una destreza y rapidez que dejaron al hombre lobo preguntándose si era su primera vez empuñando una espada.El hombre lobo estaba genuinamente sorprendido. Levantó las cejas con incredulidad.—¡Eso es! —gritó él, sobre el estruendo de la batalla para hacerse escuchar—. ¡Me encanta tu entusiasmo!La pelirroja simplemente soltó una carcajada y se concentró en sus oponentes mágicos, cortándolos y apuñalándolos sin piedad.—Siempre he sido una virtuosa en estas artes, ya sea en el cuerpo a cuerpo, en la distancia o en el tiro al blanco. Como agente de las fuerzas especiales, he perfeccionado mi habilidad. Trabajar con la policía es solo parte de mi castigo por ser demasiado buena en lo que hago.El hombre lobo no podía creer que su compañera estuviera pronunciando esas palabras y aún así mantuviera su conce
—¿Te sientes como si hubieras resucitado? ¿Crees que puedes ponerte de pie sin titubear?—La espada desapareció, Kyrios... No pude acabar con el último objetivo porque la espada volvió a ser el guardián de palo. El maldito palito.—Cabeza de fuego, estuviste al borde de cruzar al otro lado, ¿y eso es todo lo que te preocupa?—Ya te agradecí por salvarme la vida... —La pelirroja frunció el ceño—. Bueno, gracias por casi mandarme al más allá, porque fue tu magia la que lo causó.Kyrios bajó la mirada hacia la pelirroja en sus brazos, y lo que vio le encendió las mejillas hasta la raíz del cabello. Desde su posición, encima de ella, podía vislumbrar su escote y más allá.Maldita sea, está perdiendo la cabeza, apenas la mira y ya se siente como si estuviera en llamas. Tragó saliva con dificultad.—¿Por qué respiras tan agitado? —Beltaine se preocupó al notar que el hombre lobo estaba jadeando—. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?El hombre lobo no respondió, pero se puso aún más rígido al sentir e