Isabela
Mi cabeza estuvo en atrapada con ese tema durante todo el vuelo, no he escuchado nada de lo que Eduardo ha venido diciéndome. Solo reacciono cuando me aparta con suavidad.
—Ya estamos llegando mi amor; en unos minutos aterrizamos ¿Estás bien? — Pregunta al percatarse que sigo perdida en el cosmos.—Estoy bien — Me acerco buscando sus labios para dejar un pequeño beso en los labios, tratando de que desvié su atención de mi estado de ánimo. —solo nerviosa, más bien, ansiosa. —termino sonriendo, con en el corazón agitado.Después de una hora de vuelo aproximado, llegamos al Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete. Desembarcamos tras nuestros padres, hacia la zona de taxis, donde nos esperaba Efraín nuestro guía turístico contratado por Yolanda. Eso me alivió un poco, solo un poco poEduardo Han transcurrido cuatro días desde el penoso incidente, mi adorada Isa sigue nerviosa y con justa razón, aquel tipo drogado la asustó mucho; a pesar de que traté de ponerle paños fríos a la situación no fue suficiente. Sigo viendo ese terror en sus ojos que no se desvanece por completo. En estos días hemos visitado lugares realmente hermosos, hemos viajado a Nazca, a Arequipa y a Madre de Dios; viajes relámpagos en avión a los que Efraín nos acompaña y nos guía demostrándonos su gran conocimiento y sobre todo inyectando esa dosis de carisma que nos mantiene a todos felices.Pero en todos lugares, Isabela aparentemente se ha divertido y ha disfrutado con nosotros de su belleza natural y gastronómica; recalco él aparentemente, porque siento que sigue preocupada; yo también lo estoy, pero he tratado d
EduardoNo sé cuánto pasó desde que caí por tierra mirando los ojos llorosos de Isabela, no sé qué ha pasado el tiempo en el que he permanecido inconsciente. Lo único que sé que con el contacto de agua helada sobre mi cuerpo abro los ojos, aturdido, adolorido y… atado a una silla.— ¿Qué tal romeo? ¿Tuviste un bonito sueño? — Sonríe el sujeto de la navaja lanzándome otro poco de agua bien fría, de su balde viejo — Te estábamos esperando para la fiesta.Aún no diviso bien el lugar, sacudo un poco la cabeza para despertar y lo primero que ven mis ojos es a Isa, tirada sobre un tapete viejo amordazada y bañada en llanto. Su mochila estaba a un lado y la cámara de video, está en las manos de uno de los dos sujetos que
Isabela Resignada a mi fatídico destino, dejo de luchar. Cuando Eduardo cae al suelo, cierro los ojos y recuerdo lo que una vez mamá mencionara. “Un hombre tiene más fuerza, si luchas para evitar lo que ya es evidente, solo conseguirás que te hagan más daño”Es verdad, forcejar antes solo me ha causado jalones, manotazos y besos asquerosos. Estoy sujetada de manos y pies cuando aquel sujeto se posa sobre mí, cierro los ojos volteando la cara a un lado. Sus manos ásperas recorrieron mis piernas, en tanto su lengua asquerosa lame mi cuello. Los gritos de Eduardo solo aumentan mi terror, ya no puedo llorar más; mi corazón está agonizando y mi mente solo acariciaba el peor de los destinos.Respiré con resignación dejando correr mis últimas lágrimas y un disparo paraliza a todos. Abro los ojos y veo por primera vez tan cerca aquellos ojos inyectados de sangre, el sujeto de encima sigue sonriéndome, con esa mirada excitada y desesperada, hast
Isabela—Gracias por estar aquí — Susurra mirándome a los ojos, mientras sus manos apartan mis cabellos de la cara. —Quédate conmigo para siempre— Vuelve a besarme elevando la temperatura de este adictivo deseo.—¿Sabes? Le conté a mi madre lo que sucedió realmente en ese secuestro.—Es lo mejor, porque no sabemos lo que pueda pasar con tu padre ahora que ya hizo el primer contacto.—Ese hombre jamás será mi padre y te agradeceré que no vuelvas a mencionarlo.—Ya no lo haré.—Solo, no soporto la idea de queestévigilándome.—A nadie le agrada esa idea.—Omitamos ese tema — Sus manos bajo las sábanas empezaron a recorrer el camino que me lleva al cielo. ¡Dios mío! Cierro los ojos emitiendo un ligero gemido.—¿sabes? Me gusta
EduardoVolvimos al interior del hotel y subimos a las habitacionesa bajarel equipaje, Al salir la camioneta de Efraín nos esperaba, para llevarnos a nuestro destino.—Napaykusqaykusichiwan. ¿Imaynakashianki? (Me alegra saludarte ¿Cómo estás?) —Creo que fue lo que dije.—Allinpunikashani¡uspalay! (Estoy bien ¡Gracias!) — Dice sonriendo—veo queestáspracticando, tu pronunciación va mejorando mucho, eresbuenalumno.—Gracias. Me Inspiras a seguir.—Me sorprendes—susurra Isa dejando un beso en mi mejilla. —Cada día te amo más.Efraín nos ayuda a subir el equipaje y antes de subir miro con nostalgia el hotel y sus alrededores.—Es difícil imaginar que no se volveráaúnlugar cuando dejaste tantos recu
EduardoLa vemos alejarse y subimos a instalarnos, estoy muy casado y lo que quiero es tirarme a la cama y dormir un par de horas.— La vista arriba es más que hermosa, la habitación es amplia, fresca, conTVplasma, cable, wifi, la decoración blanca y dos camas. ¡Un paraíso! —dice emocionada Isa.—¿Sabes? Lo que deseo es probar la delicadeza y suavidad de esa cálida cama que me grita “Ven y conóceme” —Camino hacia ella tirándome boca arriba.—Si quieres dormir unas horas, ¡descansemos! —Se tira a mi lado. —Tienes razón esta cama está muy suave. —Se acurruca bajo mi brazo.—¿Eres Feliz?—Muy feliz.—Este verano ha sido uno de los mejores de mi vida y todo es gracias ti. Desde el primer día que nos conocimos me enseñaste que si es posible cone
YolandaSigo coordinando los detalles de la ceremonia con Paola; mi amiga y testigo de mi boda los últimos detalles, cuando me sorprende al decirme que hay un sujeto extraño y bien vestido junto a la escalera observándonos.—No es por nada, pero ese caballero sexy no nos quita los ojos de encima, ¿será amigo tuyo?—¿Y, cómo es? —pregunto con el corazón agitado y sin atreverme a buscar, algo en el corazón me decía que era Luis Fernando.—Pues es muy guapo, tan varonil, con una encantadora sonrisa, cabellos negros, alto ¡Oh, Dios mío!—¿Qué sucede?—Tiene unos labios tan ricos.—Es él… —digo con un hilo de voz.—¿De quién hablas?—De Luis Fernando.—¡OhmyGod! Te refieres a esa maldita bestia que… &i
Eduardo El sol se asoma muy temprano por mi ventana, había olvidado correr las cortinas antes de tirarme a la cama y los rayos luminosos caen directo a mi cara. Es un amanecer delicioso solo que no tenía ganas de levantarme, anoche no dormí casi nada, con Isa estuvimos charlando hasta muy entrada la mañana presumiéndole lo que aprendí de quechua.— “Tukuysunquywanwaylluyki” (Te adoro con toda mi alma).—¿Seguro que noestásusando traductor?—Te lo juro conuna manoen el pecho. Soy alumno aplicado,Efraínme graduó antes de dejar Cusco.—No lo dudo, amor. Mañana llega Priscila y debo ir a recogerla, salgo muy temprano con papá. Así que debo dormir un poquito. Descansa, hoya las cuatro habrá una gran ceremonia y no podemos estar con cara de zombi.<