Al entrar al gimnasio donde se lleva a cabo la fiesta esta ¡oh wau! No sé cómo describirlo en verdad, tiene arcos de globos de todos los colores, estrellas, lunas, se nota que fue decorado por los licántropos, la música suena super alto y el lugar está a reventar, hay mesas donde sentarse y la pista es enorme y no pienso quedarme sentada voy a bailar, aunque tenga miles de cosas en la cabeza por el tema de mis padres, pero prefiero pasar de ello y disfrutar de esta fiesta.
Nos dirigimos a la mesa que nos fue asignada, aún Raúl no llega.
—Esta fiesta es genial jamás había asistido a una, cosas de mis padres—. Dice Briana.
—Yo estoy igual que tu Bri, soy una inexperta, pero no pienso quedarme sentada—. Las dos asentimos.
Nos sentamos y para mi mala suerte la mesa que está al frente de nosotras es la mesa de Roberto y su séquito y su pulga como le dice Bri.
—Esto es una broma ¿no? —. Dice Bri molesta. —Emi cambiemos de mesa—. La miro sin entender, bueno si lo hago.
—Briana cálmate vale esta fue la mesa que nos asignaron no podemos hacer nada—. Ella suspira.
—Joder, pero cambiemos de asiento no quiero que lo estés mirando como boba enamorada—. Ruedo los ojos, pero le hago caso, verlo con Abigail hace que mi corazón se estruje.
—¿Contenta? —. Pregunto después de cambiar de silla.
—Si mucho mejor, si vieras la cara que tiene en este momento está para un retrato—. Niego.
—Gracias, pero estoy viendo algo mucho más interesante, quien es esa chica que viene con Raúl—. Frunzo el ceño.
—Hola chicas como están—. Saluda mientras nosotras pasamos la vista de su acompañante a él. —Les presento a mi mate Giovanna—. Mis ojos se abren más de lo debido y creo que no soy la única, miro a Bri y ella está igual que yo. —Gracias chicas por el apoyo—. Dice él sacándome de mi letargo.
La chica es guapa, ojos cafés, piel morena, debe tener mi estatura o sus tacones son más altos que los mío. —Ah...lo siento...wao felicidades Raúl, hola soy Emily—. Ella sonríe.
—Te lo tenías guardado perro pulgoso—. Dice Briana. —Hola soy Briana, nos da mucho gusto que la hayas encontrado—. Los dos toman asiento.
—¿Y dónde están sus compañeros? —. Pregunta Giovanna.
—No nos hace falta—. Contesta Briana. —Yo soy la pareja de Emi y ella es la mía—. La chica frunce el ceño.
—Lo que Briana quiere decir es que son pareja de baile solo eso, Briana aún no encuentra a su mate y Emily es humana—. Le explica Raúl.
—¡Oh! lo siento pensé que ustedes eran...—. Briana pone cara de asco.
—Oh no amiga a mí me gusta los hombres nada que ver con chicas vale—. Ella asiente apenada.
—¿Y cuando la conociste?, ¿y dónde?, ¿no eres de por aquí? —. Se que estoy haciendo muchas preguntas.
—La conocí hace dos días, en la plaza, y ella no es de aquí está de visita, bueno estaba porque no la pienso dejarla ir—. Vale eso de que los hombres lobos son posesivos lo acabo de confirmar.
—Tenías que ser perro no, porque no la orinas para que sepan que es tuya—. Digo divertida.
—Muy bien dicho Emi—. Raúl pone cara de ofendido.
—Jamas imaginé eso de ti Emi y menos que me llamaras perro—. Sonrió y le hago un puchero.
—Ya tendrás quien te rasque la oreja, lo siento, lo siento—. Levanto mi mano en son de paz.
—¿Dónde está la Emily tierna y dulce? —. Pregunta el mirándome a los ojos.
—Oh la deje encerrada en el baño—. Levanto una ceja. —Vamos cuenten más de su encuentro—. Los miro ambos se ven enamorados. —¿Ya se aceptaron, la marcaste? —. Hago ojito para que Raúl diga todo.
—Si nos aceptamos y no la he marcado aún, tengo que hablar con sus padres—. Se nota que Raúl la quiere.
—No eres humana eres un licántropo verdad—. Pregunta Bri.
No sé cómo es que puede distinguir el olor de las personas.
—Si, pero no pertenezco a esta manada, soy de la manada vecina—. Le contesta Giovanna. —Supongo que por mi olor sabe que soy omega—. Comenta y Briana asiente.
—Si, pero eso no importa o si, tal vez yo también sea Omega, soy mitad lobo y mitad humana—. Se encoje de hombros. —Aún no he tenido transformación, pero tengo todos los sentidos de un lobo—. Y es cierto Briana es como un lobo completo, pero sin loba.
Se suponía que tendría su transformación el año pasado cuando cumplió los dieciséis, pero ya tiene diecisiete cumplidos hace tres meses.
Seguimos hablando de todo lo relacionado con los lobos, mates, humanos, me entero de otras cosas más de los hombres lobos.
Después de hablar, vamos a bailar lo necesitaba, además que suena mi música favorita, contoneo mis caderas al ritmo robótico de Don Omar sé que es algo pasadita de moda, pero vamos que el ritmo es Pegaso.
Después de sudar como cerdo y que los pies me duelan y estén reventados de tanto bailar y lo tacones por otro lado, nos vamos a sentar mientras Raúl y Briana van por algo de beber.
Bri y Raúl regresan con vasos de no sé qué tomo el mío y le doy un sorbo por suerte es ponche con algo de alcohol, al parecer el futuro rey cumplió lo dicho tendre que tener cuidado con no tomar mucho de esto.
Hablamos de cosas tribales y cuando estamos relajados vamos a la pista de nuevo hasta que detienen la música, para anunciar la reina y el rey del baile, todos nos vamos a nuestras mesas para escuchar las chorradas del director, seguro que su hija Abigail ganó al igual que Roberto.
Y como lo dije los ganadores son los antes nombrados, muchos se levantan a ovacionarlos y vitorearlos eso les hará crecer más el ego.
—Vaya cliché siempre es lo mismo, ¿por quién botaste Emi? —. Pregunta Briana.
—Por nadie los puse todos en blanco, aunque me vi tentada ponerle unos bigotitos Abigail—. Me encojo de hombros y sonrió.
—Yo estuve el mismo pensamiento—. Secunda Bri a mi idea.
El rey y la reina dan algunas palabras tomadas de la mano. Al terminar de hablar reciben aplausos y silbidos, le ponen música suave para que den su primer baile como los reyes, luego del baile, se sientan en los asientos que arreglaron como el trono para los Reyes.
La música vuelve a sonar y algunos van a bailar luego de un rato lo hacemos nosotros y después vamos por algo que comer, después de saciados nuestros estómagos y reposar bailamos y así nos la pasamos.
—Uf estoy sedienta—. Dice Giovanna.
—Buscare más ponche—. Raúl le da una mira tierna a Giovanna y se va.
—Emily ya casi llega tu cumple faltan cinco minutos—. Asiento con un atisbo de tristeza. —¿Que sucede Emi pensé que te emocionarías? —. Sonrió.
—Si estoy emocionada es que la discusión con mis padres me tiene así—. Bri toma mi mano y le da un apretón, aún no le he contado el porqué de la discusión con mis progenitores.
—Ya lo arreglaran—. Sonrió y asiento.
—Aqui están las bebidas, Emi te traje un hockey para celebrar tu cumple que es dentro de unos minutos—. Sonrió Raúl es tan atentó.
Los minutos van pasando y de repente Bri saca una vela de su bolso y lo pone en el hockey de limón, la vela tiene el número diecisiete, llevo las manos a mi boca cuando ellos empiezan a cantar el feliz cumpleaños por encima de la música que suena, solo la escuchamos nosotros cuatro que estamos cerca.
Las lágrimas se me salen por tan maravilloso gesto además que soy una sentimental.
—Chicos gracias—. Digo cuando terminan de cantar cierro mis ojos deseando tener un mejor comienzo y apago la vela.
—Después te daré mi regalo—. Dice Raúl.
—Si no se le olvida—. Comenta Bri. —El mío si no se me olvidará... andando tenemos que mover el bote y estrenar ese cuerpecito de diecisiete años—. Sonrió por las ocurrencias de mi loca amiga.
Nos levantamos y vamos a bailar nos contoneamos al ritmo de la música electrónica, de pronto siento una corriente extraña en mi cuerpo como cada vez que algo malo me sucede.
El micrófono es tocado y lo sé por el ruido que hace giramos hacia el podio, esta él con micrófono en mano, bufo.
—Y ahora que, no le parece suficiente lo que hablo—. Dice Bri.
—Vamos a sentarnos—. Les digo, pero cuando me volteo para regresar a la mesa, Daniel y Samuel se acercan con una sonrisa macabra.
—Quédate donde estás y escucha lo que tienen que decirte—. Me dice Samuel.
—Quédate donde estás y escucha lo que tienen que decirte—. Me dice Samuel. —Yo no tengo por qué obedecerle a ninguno de ustedes—. Me cruzo de brazos, ya estoy harta que los demás me digan que hacer. —Si no lo haces yo lo haré por ti—. Ruedo los ojos. —No te vayas aún Emily—. Escucho mi nombre salir de su boca, me giro hacia el podio y lo veo con una sonrisa, desde cuando él sabe mi nombre. —Suéltame maldito perro—. Escucho a Briana, giro mi cabeza a la derecha y veo a Daniel sujetar con fuerza a Briana, giro hacia la izquierda y veo a Raúl forcejear con Samuel. Aunque ellos sean los futuros delta y beta aún no tienen mucho poder sobre los demás lobos. —¡Emily, Emily! —. Escuchar mi nombre varias veces en los labios del futuro alpha me da escalofríos. —Puedes apagar la música tengo que hacer un anuncio—. Dice Roberto con tono cabreado, el dj apaga la música y agacha la cabeza. —No sé cómo ni porque me castigaron con una mujer tan insignificante, débil y sobre todo de una raza tan
Narra Roberto. Después de hablar con él coordinador de la fiesta logré que la colocarán frente a mi quería ver su cara cada vez que me viera, también hablé con mis amigos para que me ayuden con mi plan todo sería perfecto. Salí de mi casa y fui directo al instituto a ver que todo estaba según el plan, esperé hasta la hora indicada ya tenía su nombre completo, la vi llegar con su amiga la híbrida, se vio hermosa lástima que era una m*****a humana. —Bebé te alegrará saber que somos los reyes de la fiesta, yo me encargue que así ocurra—. Dice Abigail.—No me importa nada de eso entiende—. Aunque podría usar a mi favor.Las horas van pasando y con ello mi aburrimiento va aumentando, todos bailan menos nosotros. Hasta que se llega el anuncio de la reina y el rey, como era de esperar lo fuimos Abigail y yo, dimos algunas palabras o más bien yo lo hice, porque Abigail al parecer iba a dar un discurso presidencial.Al terminar de hablar fuimos a bailar y luego nos sentamos en el trono se si
—Por- fa-vor no me ha-gas da-ño—. Dice entre llanto. —Emily cree que con llantos lograrás convencerme, eso no pasará, disfrutaré de ti—. Le sonrió de medio lado. —Juro que nunca te olvidarás de mi, aunque hayas aceptado mi rechazo—. La miro a los ojos, ella niega. Rasgo su braga dejándola desnuda, quito mi boxer y me inclino, me acerco a su oído. —Lo disfrutaré mucho—. Susurro en su oído. Llevo mi miembro a su entrada, ella niega una y otra vez. —Por favor no hagas esto—. Me ruega. —No lo hagas te puedes arrepentir de lo que vas a hacer—. Me amenaza la m*****a humana. —Cállate m*****a humana—. La golpeo y tapo su boca. —No me amenaces m*****a escoria—. Me hundí en ella, gime de dolor, no me importó seguí hundiéndome en ella cada vez más profundo sintió como sus paredes vaginales me estrangulaba. Se sentía tan placentero al estar dentro de ella, lágrimas corrían por todo su rostro y sus sollozos aumentaban con cada estocada, yo era su primer hombre y me aseguraría de ser el único
Narra Emily. No sé cómo termine en este lugar amarrada de pies y mano, y con ese hombre que era mi amor platónico, pero que hoy se ha convertido en él más vil de todos, abuso de mí, me golpeó, se llevó lo más preciado que tiene una mujer su virginidad y con ello se llevó todo me dejó vacía. Como podría yo levantarme de esta cama y estar lista en cinco minutos si me duele el cuerpo, me duele todo, cada vez que se hundía dentro de mi sentía que me desgarraba por dentro, ese maldito monstruo convirtió mi vida en un infierno, no me iba ir con él prefería morir en este lugar. Cuando salió de la habitación mi cuerpo se convirtió en un ovillo y llore más de lo que había llorado, ya no quería mi existencia quería morir, de pronto un pensamiento se me pasó por la cabeza, le vendería mi alma al diablo para poder vengarme de él y todos los que me hicieron daño. —Algún día obtendré mi venganza—. Susurré no tenía fuerzas ni para hablar o gritar, sé que no la obtendré hoy o mañana, pero sé que l
Narra Emily. Me estiro en la comodidad de mi cama, me levanto de golpe como que estoy en mi cama, miro alrededor comprobando que, si estoy en mi cama, pero ¿cómo yo estaba en el bosque en esa cabaña?, ¿Como fue que llegue a mi casa? y la gran pregunta de todas ¿cómo es que ya no siento dolor?, me levanto y voy al espejo, miro todo mi rostro ya no tengo nada, pero sé que no fue una pesadilla, fue real, los recuerdos aún golpean mi mente. —Porque si te llevaste mi dolor no te llevaste también estos recuerdos—. Digo mirándome al espejo casi sin voz. Una lágrima rueda por mi mejilla izquierda tengo ganas de llorar, pero no me sale lágrimas me siento rota, en pedazos. Me siento en la cama y me abrazo las rodillas y así me quedo hasta sentir el olor de este vestido que huele ha guardado, voy al baño me deshago de esa ropa y la hecho al cesto de basura, no quiero tener nada que me recuerde a ese perro. Estoy metida en el baño por casi dos horas tratando de quitarme esta suciedad, mi cuer
Narra Emily. Siete semanas han pasado desde que ocurrió mi desgracia o como yo lo llamo el inicio de mi infierno. Briana no ha dejado de visitarme y le agradezco, pero a veces quisiera que nadie me molestara. Me levanto de la cama y voy al baño a darme una ducha, después de duchada me visto y bajó a la cocina. Me preparo algo rápido y cómo, al terminar de comer tengo que salir corriendo al baño y vomitar todo lo que he comido, no he parado de hacerlo desde que me sucedió todo eso. Al terminar lavo mi boca y voy de vuelta a la cocina, lavó todo lo que ensucie y subo a mi habitación, me acuesto en mi cama, sinceramente ya ni se para que cómo si cada vez que lo hago termino vaciando el estómago. Mi ventana es tocada por Briana, me levanto y voy a abrir la ventana que se ha convertido en su entrada y salida. —Hola Emi—. Dice al entrar y se queda oliendo al aire. —El día de hoy ha sido pesado para mí, el entrenamiento no ha sido nada divertido—. Se tira en mi cama. —Lamento escuchar
Narra Roberto. —Buenos días familia como están—. Saludo a mi padre. —Bien...cuando traerás a esa chica—. Ruedo los ojos, mi padre ya me tiene cansado con lo mismo, tiene más de dos semanas con eso. —Ya las habitaciones están casi listas—. Suspiro y lo miro. —Papá por favor ya no sigas con eso no quiero a esa mujer aquí y aún no quiero un hijo soy muy joven para eso—. Digo frustrado. —Además si queda embarazada ella puede ocuparse y después se lo quitamos, así no tengo que estar lidiando con esa humana ni su familia—. La cara de mi padre lo dice todo. —No debiste rechazarla aún, dentro de unos meses ese lazo puede desaparecer—. Frunzo el ceño. —No puedes abandonar a tu hijo a su suerte, él tiene que criarse aquí con su gente no con ellos, después que tenga el bebé la podemos mandar lejos y como si nada haya pasado—. Miro a mi madre. —A mí no me mires—. Ni siquiera mi propia madre me apoya. —Está bien iré por ella la otra semana, pero no la quiero cerca mío—. Los miro serio a ambos
Narra Emily. —Como me pides eso Briana no te das cuenta estoy embarazada de ese maldito monstruo—. Quiero llorar en verdad lo quiero, pero no hay ni una sola lágrima. —Y qué piensas hacer Emi—. La miro enfadada no con ella si no conmigo, por ser tan cobarde y no defenderme, me quedé ahí atada y que él hiciera conmigo lo que quisiera, debí morderlo no se algo. —¿Que voy hacer Bri no quiero tener un hijo de ese monstruo, no quiero darle ese privilegio no se lo merece? —. Me agarra las manos. —Pero ese cachorro no tiene culpa que su padre sea un cabrón, Emily él también es víctima de esto—. La miro. —No me importa Briana, aun así, no quiero tenerlo, solo vendría a sufrir a este mundo de mierda—. Siento una punzada en mi corazón. —Yo no le daré amor y dudo que su padre lo ame, y si lo tengo él nunca sabrá quién es su padre y ese perro tampoco sabrá de la existencia de ese bebé—. Dudo que le importe su hijo. —Emily por favor no digas eso, piensa en ese cachorro, además si decides abor