1• Preeclampsia: Complicación en el embarazo severa, caracterizada por una presión arterial elevada, puede ocasionar la muerte de la madre o el bebé. 2• ACV: Accidente cerebrovascular. 3• Fenilcetonuria: Es un trastorno hereditario que se encarga del metabolismo de los aminoácidos. Si lo tiene su organismo no puede producir fenilalanina. Y la Fenilalanina; es un aminoácido compuesto fundamentalmente de las proteínas, que se encuentra en la mayoría de las comidas. Esta enfermedad hace que el bebé afectado nazca sin la capacidad de descomponer la Fenilalanina, que es la que se encarga de la melanina. 4• Melanina.
5 años después…Hoy, como todos los años, celebramos un año más de vida a mis pequeños luchadores. Cada año experimentamos ese sentimiento agridulce, porque un 6 de noviembre la vida me regaló la dicha más grande de convertirme en padre, sin embargo, también dejando un vacío que se llena poco a poco sin caer en el olvido. Estos cinco años no fueron fáciles, fue una montaña rusa de emociones de altos y bajos, un año muy difícil, casi viviendo entre las paredes de las clínicas, pero como dicen; “no hay mal que dure cien años” Los mellizos, mis dolores de cabeza, pasaron varios meses en retén de neonatos, poco a poco subieron de peso y ya podía respirar por sí solos, Santiago, mi gruñón fue dado de alta primero que mi traviesa.Ese gruñonsito, joder, parece un viejo en un cuerpo de niño. Mi orgullo, eso es mi hijo. Muy maduro para sus cinco añitos, para todo tiene una respuesta directa y una inteligencia que lo sobrepasa, no obstante, lo que más me sorprende es la capacidad que tienen do
El señor por pecadores nos envía a sus ángeles. —¡Papi, able! Santi, me dijo que mami se fue, me dejó— lloriquea mi princesa y le pega a la puerta—, ¡papi, mami me dejó! ¡Quielo a mami! Mi pequeña me mira y ríe, beso sus labios y saco mis dedos empapados y los chupo mirando sus ojos llenos de lujuria. Suspiro y me quedo con las ganas de follarla, apoya su frente a mi pecho y beso su cabello. —Te juro, que esto no queda así. En la noche no te salva nadie y gritarás tanto que no podrás decir ni pío mañana— aseguró y levantó su barbilla. —Sí, fanfarrón. Como tú digas— dice burlona. Camina al tocador y agarra unas toallitas húmedas y limpia su entrepierna y me da una a mí. Paso por mi boca y limpio mi mano. —Ya veremos, cariño — le guiño el ojo y al abrir la puerta Sahily está toda despeinada y sus mejillas muy rojas parece un tomate andante. —¡Mami! — se lanza en los brazos de su madre—, aquí estoy, nena. —Santi, dijo..., que me dejaste— solloza. —Nunca amor, no le crees a Santi,
Estas semanas han sido insoportables, mis ganas de hacer pipí son lo peor. Mi parte íntima siento que cada vez está más grande, estoy en las semanas de espera. Samuel, cuando entre al último mes se volvió loco y paranoico, no puedo salir, habilitó una habitación para los dos en la planta baja, según él, no podía subir las escaleras. No puedo hacer absolutamente nada; los niños, así como yo, estamos muy aburridos en casa. Aunque trabajo desde casa, quiero salir con Patri, los niños quieren ir al parque y solamente por su boca sale. > sí, entiendo su miedo, pero quiero ser yo quien lleve a mis hijos a jugar, adoro a Margaret y le agradezco todo lo que ha hecho estos años por los niños, pero ellos son mis hijos y, no me gusta quedarme en casa, cuando soy yo la que debe estar con ellos en el parque, por eso he decidido que nos escapemos un rato. Santiago entra con Sahily, están todos llenos de pintura en sus caritas y Margaret
Veinte minutos después estamos listos y en viaje para la editorial estoy nerviosa, pero, joder, quiero salir un rato. Opte por un vestido suelto de color crema y cuello alto, con los hombros descubiertos. No me maquillo porque, últimamente, me da fatiga el olor de los cosméticos. Sahily va con su vestido de Pucca, con vuelo en su falda. Sin duda, me inspiro en ella, al diseñar todos los conjuntos, también lleva unas medias que llegan a sus rodillitas de color negro más sus zapatitos de patente. Santiago, una bermuda de color gris, un suéter manga larga de color azul eléctrico, y su gorra del mismo color.Mi bebé me derrite con lo hermoso que se ve. Al final los dos van sentados al lado del otro con el cinturón que los tiene bien asegurados. Si Sam se entera me mata, porque están en la parte de adelante sentados. Solamente no quería más peleas, Margaret viene conmigo sentada atrás y el que maneja es Efraín, nuestro chófer, que no deja de echarle ojos a mi acompañante, que no haya que
Me encuentro en mi oficina, cargado de trabajo y escucho unos sollozos, pero no entran, sé que es mi princesa. Me levanto y camino hacia la puerta y casi se cae, cuando la abrí. Levanta su carita que esta roja hacia mí y sus ojos me enloquecen, haciendo que mi corazón cruja, no hay un día que Zachary no llegue a mi cabeza y está pequeña es su recordatorio, cuanto sufrió esa rubia y yo, solo fui un malnacido. —¿Qué tienes, Cielo? ¿Por qué llora mi princesa? Su labio tiembla y levanta sus brazos para que la cargue. Lo hago y secó sus lágrimas con mis dedos. —Papi... Santi no me deja entrar en el cuarto de mami y quiero ver a la bebé. —¿Qué raro que no vino a verme? —Dejo a la bebé en la habitación y está con titi en la cocina. “Con razón” —Vamos para que tu hermano— asiente y sonríe por completo, esta niña es muy manipuladora y no puedo negar que soy un blandito con ella. Camino con ella en brazos y al llegar a mi habitación, Santiago tiene la cabeza asomada en la puerta, viendo
•Sara• Camino al dichoso club, la mirada se me va hacia la entrepierna de Sam, se marca por completo. Mi parte baja está tensa y se mojaba, acerco mi mano y la paso por su brazo descendiendo por su pecho hasta llegar a su duro barrote, noto como se acomoda y muerde sus labios, a Samuel el tiempo ni los años le pesan. Sonrió y me quitó el cinturón, acercándome a su oído y pasó mi lengua, sin dejar de tocar toda su ancha y gruesa longitud que tiene entre las piernas. Gruñe y detiene el coche de golpe. —Deja el jueguito, cariño. No puedo más, ven aquí —suelta un gruñido y echa el asiento hacia atrás y de un jalón me sienta en su regazo. Gimo presa de la excitación, me gusta verlo de esta manera. —Tienes tres putos días sin tocarme — le reprocho. Su mano se cuela dentro de mi vestido y sus labios dejan besos en mi cuello bajando por mi cicatriz del pecho. —Te deseó a todo momento, Sara. Entiende, estaba muy ocupado. —¡Aah! — sus dedos entran en mí, sin problemas, y comienza a dar
_______________________ MI PEQUEÑA PRINCESA _____________________ Si pudiera contar todo lo que ha pasado en estos años pasaría todo el día, solamente puedo decir que todo ha sido una montaña rusa de sentimientos; mi pequeña maduro de manera muy rápida es una excelente madre y cada día me siento más orgulloso de ella. Pero ser padres de dos adolescentes y una niña de diez años, nos está pasando factura, las peleas entre Santiago y Sahily, ya son insoportables, tratamos de hablar con él, para saber el origen de su rabia, pero no quiso decir nada. Lo llevamos al mismo psicólogo que atiende a Sahily y su resultado fue devastador, Santiago presentaba indicios de bipolaridad, por eso siempre sus ánimos cambian constantemente. Sin embargo, dentro de su corazón tiene la idea que no lo queremos como queremos a Sahi, y no es así. Él es mi orgullo, mi hijo adorado y doy mi vida por él, sí me lo pidiera. Es difícil tratar con un adolescente y más con su condición. Nos enteramos cuando en
Horas después... —Mejor este mi niña, pero mira te verás como toda una mujer que eres— Patri, le señaló a Sahily el vestido que le trajo y, que según ella el que yo le diseñe es para una niña. — Sí, claro. Toda una mujer tía, y no tengo ni pechos ni pompis para levantarlo —se cruza de brazos y hace un puchero mi niña—, hasta Pilar tiene más cuerpo que yo. —He, he, ¿yo, qué? —refunfuña Pilar, que va saliendo del tocador. Estirando su pequeño vestido rojo, de tirantes finos cruzados en su pecho y obvio, esa niña tiene un cuerpecito de infarto para sus catorce años, es la copia de su madre con sus mismos ojos verdes, pero con el cabello del color castaño como el de Bryan—. Nada metiche. Pilar niega y se ríe mientras toma asiento en una tumbona que está cerca del ventanal. —Yo te pido calma querida prima. Y no te desanimes, yo creo que este año si te desarrollas y podrás tener algo como esto—Pilar se sube sus pequeños pechos haciendo monerías. —¡Cállate! Todos los años me dices lo m