Después de que Alex se fue, Sara le pidió una pastilla de emergencia a Amanda, su amiga la miro y observo su cuello, fue a su habitación regresando con el medicamento, trajo un vaso de agua para Sara quien tomó y bebió la pastilla para después llorar incontrolablemente, solo repetía. “No debí hacerlo, no debí hacerlo”.
Estaba triste, no quería meterse con un hombre casado y con familia, ¿Qué futuro podría tener ella? ¿Amante?, pensó en la pequeña Ana y se maldijo así misma por haber estado con Aldo. Por más amor que ellos se tenían no podían estar juntos.
Amanda la consoló por un largo tiempo y después le dijo. “Quiero ver a la Sara fuerte que yo conozco, al diablo todo lo demás, quiero a la Sara que prometió ser una gran doctora ¡Entendiste!”.
Sara asintió. Regresó al hospital a recuperar el tiempo que estuvo cu
Ella estaba mareada, pero sentía los besos y caricias, tocó el rostro del hombre que estaba encima de ella, llegaron imágenes a su mente y Aldo apareció, Sara susurro su nombre con un tono muy bajo de voz, pero Alex la oyó, se detuvo y dejó de besarla para mírala a los ojos. “Soy Alex, Sara”. Beso sus labios y preguntó. “Dime Sara ¿Quién soy?”. Beso sus hombros escondiéndose en su cuello repitiendo la pregunta. “Dime Sara ¿Quién soy?”. Sara disfrutando la pasión, susurró. “Alex…” Él sonrió agitado. “Si, Sara, soy Alex”. Siguió besándola hasta perderse en su cuerpo. Alex admiraba el cuerpo de Sara mientras dormía plácidamente en la cama, soñó con este encuentro hace mucho tiempo, ahora que la tenía entre sus brazos
———-ALDO——— Me levante temprano para ir a la escuela mi madre nos dijo a mis hermanos y a mí que el cambio sería para bien, pero yo estaba muy molesto, deje a mis amigos atrás para venir a vivir a un pueblo que carece de miles de cosas, mi padre volvió a quedar en bancarrota después del décimo negocio que quiso emprender. Papá estudió dos años de administración cuando mamá quedó embarazada de mí y tuvo que dejar la carrera para casarse, aunque ambos se amaban siempre quedo en mi papá odio no terminar sus estudios. Sin dinero, ni casa el
Salimos al lago y le pedí. “Cierra los ojos”. Ella me hizo caso y yo me aleje para que tuviera mejor vista, le grite que los abriera y ella al hacerlo tenía una expresión hermosa de sorpresa, estaba feliz. Cerca de la casa coloque el letrero de cumpleaños con algunos globos que compre en una tienda en el pueblo. “¡Es increíble Aldo gracias!”. La ayudé a subir y ella asombrada agradeció la sorpresa que yo le tenía. Tome sus mejillas y sin que ella lo esperara la bese, ¡Dios! Sus labios eran tan deliciosos como me lo imaginaba desde hace años. Ese fue el día que me di cuenta que nunca podría vivir sin ella. Tiempo después…
Al regresar a casa después de dejar a Sara en la cabaña, tuve una gran discusión con papá, pero nunca imaginé que él se pondría así, el doctor dijo que fue un paro cardiaco, necesitaba estar en un lugar sereno y que no lo alteráramos. Escuché como mis hermanos y mi madre lloraban en el pasillo del hospital, me culpaba a mí mismo por todo, debí aceptar el irme a vivir con Miriam y aguantarla por un tiempo hasta que encontrara un lugar para vivir. Siempre fui un chico obediente, siempre hice caso de lo que me pedían, porque ellos no me podían entenderme a mí. Estaba tan enojado porque no me dejaban tomar mis propias decisiones, ni me apoyaban, pero nunca me imaginé que pasara algo como esto. Mamá me pidió que regresara con mis hermanos a la casa, ella se quedaría hasta el día siguiente. El jueves por la noche me aliste, le avise a mamá que volvería hasta el domingo por la noche y molesta me dijo que me cuidara, mi autobús salió por la noche y el avión sería en la madrugada. Leí varias veces la dirección que Sara me dejó mientras volaba en el avión, deseaba estar ahí ya para abrazarla, sentir sus labios, ¡Dios! la extrañaba tanto. Tome un taxi que me llevo guiándonos por la dirección, era un lugar muy apartado de la ciudad, cuando llegue le pagué al taxista y me alegré que quedara más o menos para mi regreso al aeropuerto y el hotel. Mire el gran portón, era la única casa a los alrededores, toque el timbre y ahí fue cuando escuche su voz. “¡Aldo!” Gire para mirar a la chica más belCAPITULO 33 INVITADA
Ya adentro ambos me miraron muy serios y empezaron a explicarme. “Necesitamos apoyo Aldo, la granja quedará arruinada si no hacemos algo pronto”. Yo los observe comentando. “Estoy trabajando en ello”. Mi mamá habló. “No hay tiempo y necesitamos una solución rápido”. Los mire en silencio, algo no me gustaba en esta conversación. Mi madre siguió hablando. “El alcalde nos puede apoyar, tiene suficientes recursos, pero pide algo a cambio”. Ella miró a mi padre y siguió. “Quiere que tú y Miriam se casen”. Trague grueso, no teníamos fondos y mi padre pidió un préstamo hace medio año. Yo no tenía opciones. “Necesito pensarlo”. Mi madre
Por la noche cuando la gente se fue, me retiré a mi cuarto, Elena y Frank se quedaron con mamá y Miriam, que a partir de ahora viviría con nosotros como mi prometida. Salí por la ventana rumbo a la casa del árbol, cuando entre observe todas las fotos destrozadas. Cerré mis ojos duramente y mis lágrimas empezaron a caer mientras repetía. “La perdí, la perdí”. Cuando me calme tome las fotografías y comencé a pegarlas de nuevo las coloque en su lugar y las observé durante mucho tiempo hasta que me dormí. Por la mañana desperté con los gritos de Elena, me levanté y bajé de la casa, caminé por el sendero hasta encontrarla junto a Frank. “Mamá te está buscando, es algo sobre la granja”. Subí de nuevo y me di un baño largo, de verdad que lo necesitaba, al salir encontré a Miriam recostada en la cama con ropa interior muy atrevida, sonreí sarcásticamente. “Si crees que tú y yo tendremos sexo estas muy equivocada”. Ella se levantó intrigada. "¿Por qué no?". “Acepte casarme contigo, pero nunca hable de tener relaciones, no pienso meterme contigo”. Ella empezó a gritar con su voz chillante. “¡Aldo, estamos casados, es lo que hace una pareja casada!”. Se acercó a mí, observo mi tatuaje en el pecho. “¿Es por ella? ¿Es por Sara?”. Me reí a carcajadas. “Claro que es por Sara, la amo y siempre la amare a pesar de estar casado contigo no la voy a dejar de querer y tú CAPITULO 36 ANA