Capítulo 46
No tuve más opción que levantarme y pedirle al mesero que añadiera otro lugar en la mesa. Sin embargo, al sentarme de nuevo, Carlos me agarró del brazo bruscamente y tiró de mí hacia su lado, obligándome a sentarme junto a él.

Levanté la vista hacia él, pero solo pude ver su barbilla; no parecía notar que había hecho algo inapropiado, y luego se sentó sin inmutarse.

Así, la comida que originalmente iba a ser para dos personas se convirtió en una reunión de cuatro.

Néstor se sentó frente a mí, e Iván quedó frente a Carlos. Los cuatro estábamos alrededor de la mesa en un silencio incómodo, como si todos compartiéramos un entendimiento tácito.

Carlos mantenía un semblante serio, y al notar la leve sonrisa burlona en los labios de Néstor, su expresión se volvió aún más fría, sin mostrar el más mínimo atisbo de emoción.

Finalmente, el mesero llegó con los menús, lo que alivió un poco la tensión que Carlos irradiaba.

Durante todo el proceso de ordenar, no me dirigió la mirada y m
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