Capítulo 350
Pensé en eso, y el beso de Carlos me hizo sentirme más receptiva.

Sujeté su rostro con mis manos y respondí a su beso.

Siempre había pensado que su amor repentino me parecía irreal. Me preguntaba cuánto me amaba realmente y cuánta amor debía yo devolverle.

Después de todo, si le daba demasiado amor, al final la que sufriría sería yo. Si le daba poco, tampoco podría ser feliz en esa relación.

Pero… ¿y si él me quería solo para curarse?

Carlos estaba débil, y después de besarme por un rato, comenzó a respirar con dificultad. Se frotó contra mí con su cuerpo y me preguntó:

—¿Sientes algo?

Mis manos se aferraron a sus hombros mientras asentía sin rodeos:

—Sí, pero ahora no puedes.

Carlos soltó una risa fría y me agarró la cabeza para besarme de nuevo. Justo al final, me preguntó:

—¿Estás segura?

Se dio vuelta y se sentó, presionándome contra él:

—Cariño, anímame un poco. Dime que me amas.

Yo me giré dándole la espalda y escondí mi rostro en la almohada:

—Cuando quiero amarte
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