Capítulo 120
Pensé que Ana solo me había recomendado un hotel de citas común.

Al abrir la puerta de la habitación, unas enormes ventanas del suelo al techo ofrecían una vista impresionante de la ciudad iluminada por la noche, con luces brillantes que hacían que el centro pareciera un lugar maravilloso.

Pero ese no era el punto.

Lo que captó mi atención fue un columpio en forma de silla, situado de espaldas a las ventanas.

Sobre por qué estaba de espaldas, pensé que Carlos lo entendería más rápido que yo.

Cuando levanté la vista y vi el fuego que brillaba en sus ojos, supe que este hombre lo entendía todo.

—Sra. Díaz, no esperaba que conocieras un lugar tan bueno.

Al oír la voz de Carlos, un escalofrío recorrió mi espalda. No podía imaginar cuánto tendría que sacrificar esta noche para conseguir el Despacho Jurídico Integral.

Intenté cubrirle los ojos con la mano, pero evidentemente ya era demasiado tarde.

El hombre tomó mi mano y, sonriendo con burla, me llevó hasta el bo
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