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Después del beso, Jade se sintió como si flotara en el aire. Aaron la tomó de la mano y la llevó a un claro rodeado de árboles, donde la luz de la luna iluminaba el suelo.

"¿Sabes qué significa ser la luna de la manada?", le preguntó Aaron, mirándola a los ojos.

Jade negó con la cabeza, intrigada.

"Significa que serás mi compañera, mi pareja, mi todo", dijo Aaron, su voz llena de emoción. "Serás la que me apoye, me guíe y me ame, y yo haré lo mismo por ti".

Jade se sintió emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Nunca había imaginado que su relación con Aaron fuera tan profunda.

"Y hay algo más", agregó Aaron, sonriendo. "Como luna de la manada, tendrás poderes especiales, poderes que te permitirán proteger y cuidar a nuestra gente".

Jade se sintió abrumada por la responsabilidad, pero también emocionada por la aventura que se avecinaba.

"Estoy lista", dijo, mirando a Aaron a los ojos. "Estoy lista para ser tu luna, para ser tu compañera y para proteger a nuestra manada".

Aaron sonrió y la abrazó, y en ese momento, Jade supo que su vida nunca volvería a ser la misma.

Aaron la besó de nuevo, y esta vez, Jade sintió un extraño calor recorriendo su cuerpo. Era como si su corazón latiera al unísono con el de Aaron, como si sus almas se hubieran conectado de alguna manera.

De repente, Jade sintió una sensación extraña en su interior. Era como si su cuerpo estuviera cambiando, como si sus células estuvieran mutando para adaptarse a su nuevo papel como luna de la manada.

Aaron la miró con ojos llenos de asombro y admiración. "Estás cambiando", dijo, su voz llena de emoción. "Estás convirtiéndote en la luna que siempre debiste ser".

Jade miró hacia abajo y vio que sus manos estaban brillando con una luz suave y plateada. Era como si su cuerpo estuviera irradiando una energía lunar, una energía que la conectaba con la naturaleza y con Aaron.

"¿Qué está pasando?", preguntó Jade, sintiendo un poco de miedo y asombro.

"Estás despertando a tu verdadero yo", dijo Aaron, sonriendo. "Estás convirtiéndote en la luna que siempre debiste ser".

Jade se sintió abrumada por la emoción y la confusión. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué poderes tendría como luna de la manada?

Pero antes de que pudiera hacer más preguntas, Aaron la tomó de la mano y la llevó a un lugar secreto en el corazón del bosque. Era un lugar mágico, un lugar donde la energía lunar era más fuerte que nunca.

"¿Qué es este lugar?", preguntó Jade, sintiendo la energía lunar recorriendo su cuerpo.

"Es el corazón de nuestra manada", dijo Aaron, sonriendo. "Es el lugar donde nuestra conexión es más fuerte".

Después de un rato, Jade se dio cuenta de que no estaba sucediendo nada con los poderes que Aaron le había prometido. No sentía ninguna energía lunar recorriendo su cuerpo, no veía ninguna luz plateada emanando de sus manos.

"Aaron, no siento nada", dijo Jade, sintiendo un poco de decepción y confusión.

Aaron la miró con preocupación. "No te preocupes, mi amor. A veces, los poderes tardan un poco en manifestarse".

Pero después de un rato más, nada había cambiado. Jade seguía sin sentir nada.

"Creo que deberíamos retirarnos", dijo Aaron, sonriendo. "Mañana es otro día. Seguro que tus poderes se manifestarán pronto".

Jade asintió, sintiendo un poco de alivio. Tal vez Aaron tenía razón. Tal vez solo necesitaba un poco más de tiempo.

Se retiraron al refugio de la manada, abrazados y en silencio. Jade no podía evitar sentirse un poco decepcionada, pero sabía que Aaron estaba allí para ella, y que juntos podrían enfrentar cualquier desafío.

Mientras se acostaban, Aaron le susurró al oído: "No te preocupes, mi amor. Tus poderes vendrán. Y cuando lo hagan, serás la luna más poderosa que nuestra manada haya visto jamás".

Jade sonrió, sintiendo un poco de esperanza. Tal vez mañana sería el día en que sus poderes se manifestarían. Tal vez mañana sería el día en que se convertiría en la luna que siempre debió ser.

Jade se despertó con el sonido de su teléfono. Miró la pantalla y vio que era su padre, el líder de la manada Red Moon. Se sentó en la cama y contestó la llamada.

"Hola, papá", dijo Jade, tratando de sonar lo más normal posible.

"Jade, hija mía", dijo su padre, su voz grave y autoritaria. "He oído que estás con Aaron, el líder de la manada White Gold Moon".

Jade se sintió un poco nerviosa. No sabía cómo su padre reaccionaría a la noticia.

"Sí, papá", dijo Jade. "Estoy con él. Y soy feliz".

Su padre gruñó. "No me gusta, Jade. La manada White Gold Moon no es confiable. Son débiles y no saben cómo proteger a sus propios miembros".

Jade se sintió un poco defensiva. "Eso no es cierto, papá. Aaron es un buen líder y me ama. Y yo lo amo a él".

Su padre suspiró. "Jade, hija mía. No sabes lo que estás haciendo. La manada Red Moon es la más poderosa de todas. No debes abandonar tu legado por un amor fugaz".

Jade se sintió un poco confundida. ¿Por qué su padre no entendía? ¿Por qué no podía aceptar su relación con Aaron?

"Papá, por favor", dijo Jade. "No juzgues a Aaron sin conocerlo. Él es bueno y me hace feliz".

Su padre gruñó de nuevo. "Está bien, Jade. Pero recuerda que siempre serás una Red Moon. Y un día, deberás regresar a tu manada y asumir tu lugar como líder".

Jade se sintió un poco incómoda. No sabía qué decir. ¿Debería prometerle a su padre que regresaría a la manada Red Moon? ¿O debería seguir su corazón y quedarse con Aaron?

Jade decidió regresar a su manada, la Red Moon, después de la llamada de su padre. Se despidió de Aaron con un abrazo y un beso, prometiéndole que regresaría pronto.

"Te amo", le dijo Aaron, mirándola a los ojos.

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