Damián me miró con asombro, sus ojos abiertos como platos. "No lo digas por lástima, por favor", murmuró, bajando la vista.“De verdad te amo", dije con los ojos llorosos, y él suena. Me besó, y fue el beso más tierno que me habían dado en la vida. Nos separamos por falta de aire y volvimos a besarnos.Pero mientras sentía que también me bajaba la blusa, escuchamos una voz en el pasillo.“Puedo escucharlos”, comentó Lío, molesto, y siguió caminando por el pasillo. Reímos divertidos y nos abrazamos. Nos quedamos allí viendo televisión, porque había electricidad e incluso Wi—Fi, y nos reímos mientras nos mimábamos.Cuando llegó la noche, tocaba la parte más incómoda: cenar los tres. Lío había preparado una comida y Damián lo miraba con desconfianza. Aunque Damián no ingería alimentos, ya que bebía sangre de animales, Lío también le preparó un plato y lo puso en la mesa.“A comer”, comentó Lío, sentándose y dejando una gaseosa en medio de los dos.“Gracias", dijo mientras se ponía de pie
—.ero voy a casarme contigo por amor, no por dinero. Yo ya me casé contigo en mi corazón. —Sonreí divertida.—Esperé durante tantos años para que mi alma gemela apareciera. Ya me estaba resignando a nunca encontrarte, ¿sabes?—¿De verdad? —pregunté, sintiéndome conmovida.Damián acarició mi mejilla y me besó en los labios.—Por eso haría cualquier cosa para verte feliz. Pasé tanto tiempo solo que solo quiero que estés bien.Y así nos dormimos abrazados, sabiendo que él me amaba tanto como yo a él. Al día siguiente, Damián aún seguía dormido, ya que sabía que los vampiros se alimentaban una vez cada dos días. Tenía mucha hambre, así que me levanté, mis talones rasparon la madera, lo que fue una sensación agradable. Pronto llegué a la cocina, después de haber caminado por el pasillo, abrí la nevera y vi que quedaba algo de carne del día anterior. La calenté en el microondas, tomé algunas tostadas y preparé una taza de café.— ¿Tienes hambre tan temprano? —preguntó alguien a mis espaldas
— ¿Es… una broma? —Comenté divertido, pero él me miró serio.— Lo sentí, he sentido un pequeño latido, y me sorprende que el padre de este bebé no se dé cuenta. Es demasiado obvio. —Dijo.— ¿De qué estás hablando? —Pregunté aterrorizada y empecé a llorar.— No llores. —Comentó Damián, y me abracé a él.— Pero te amo, no quiero lastimarte.— Fue antes de que vinieras a mí, y no te culpo. Los embarazos de los lobos son muy lentos, por eso, no te preocupes. —Dijo.—Lo siento tanto. —Dije apenada.—No es tu culpa. Oye, en serio, no te pongas triste. —Me consoló Damián.— Nunca quise lastimarte, lo sabes, ¿verdad? —Pregunto sollozando.— Sé que cualquier cosa me la dirías, y sé que siempre has sido sincera conmigo, y te lo agradezco. Por eso te amo. —Dijo Damián.— Me casaré contigo. —Dije con una sonrisa y acaricié su mejilla.— Solamente haz lo que te haga feliz y no lo hagas por compromiso. —Dijo.— No lo hago por compromiso. —Respondí.— No me interesa lo que pienses. No estoy aquí por
Al día siguiente, el sol se alzó en el horizonte y bañó el bosque con sus cálidos rayos. Desperté en la habitación que compartía con Damián, sintiéndome agotada pero llena de confusión. Recordé la conversación de la noche anterior con Elías y cómo finalmente se había enterado de que estaba embarazada, y no solo eso, sino que esperaba a su hijo.Me preguntaba cómo reaccionaría Damián ante esta noticia, y estaba llena de aprensión al respecto. En silencio, salí de la cama y me dirigí a la cocina para preparar un poco de desayuno. Mientras cocinaba, mis pensamientos seguían ocupados con la situación. ¿Qué le diría a Damián? ¿Cómo manejaríamos esta compleja relación?Justo cuando estaba a punto de servir el desayuno, Damián apareció en la cocina. Parecía somnoliento y despeinado, pero aún así increíblemente atractivo. Nuestros ojos se encontraron y, por un momento, el tiempo pareció detenerse. Sin embargo, rápidamente aparte la mirada, incapaz de soportar la tensión.Damián se sentó en la
El cuarto día trajo consigo una sensación de normalidad, a pesar de las circunstancias extraordinarias en las que nos encontramos. Lio, Damián y yo estábamos decididos a enfrentar la situación con valentía y amor. Cada día que pasaba, nuestras conexiones se fortalecieron, y podíamos sentir que el bebé crecía en mi vientre, un recordatorio constante de nuestra unión única.Comenzamos la mañana trabajando juntos en el jardín, como solíamos hacer. Era reconfortante sentir la tierra bajo nuestros dedos y ver las plantas florecer bajo nuestro cuidado. La belleza de la naturaleza nos recordaba que la vida continuaba, a pesar de nuestras complicaciones.Después del trabajo en el jardín, nos aventuramos en el bosque en busca de frutos y hierbas. Lio tenía un profundo conocimiento de la flora local, ya menudo me sorprendía con su capacidad para identificar plantas medicinales y comestibles. Mientras caminábamos, me enseñaba sobre las diferentes especies y sus usos, y no podía evitar maravillar
La noche cayó sobre nosotros con su manto oscuro y estrellado. Después de la cena, nos sentamos en el porche de la casa, disfrutando del aire fresco nocturno. Las estrellas brillaban en el cielo, y el único sonido que rompía el silencio era el suave canto de los grillos.Lio y Damián se sentaron uno a cada lado de mí, y sus manos encontraron las mías. Era un gesto reconfortante y cariñoso que me hacía sentir segura y amada.Damián rompió el silencio. "No puedo evitar pensar en nuestro futuro, en la familia que construiremos juntos".Lío ascendió. "Tienes razón, Damián. Seremos una familia fuerte y unida. Y lo haremos funcionar, pase lo que pase".Miré a los dos hombres que tenía a mi lado y sonreí. "Sé que enfrentaremos desafíos, pero no importa lo que vengamos, siempre estaremos juntos. Eso es lo que más valoro: el amor que compartimos".La conversación se desvaneció mientras disfrutábamos de la serenidad de la noche. No necesitábamos palabras para expresar lo que sentíamos. Nuestro
Los días siguientes, fueron agradables. Salía por la mañana; Me gustaba caminar entre el bosque y perderme un poco, pero siempre en un lugar seguro, ya que nadie nos atacaba. Era una sensación de libertad. Sin embargo, una mañana, mientras caminaba de regreso a la casa, los escuché hablar acerca de conversar con el alfa para resolver la guerra que existía entre vampiros, humanos y hombres lobo. Mantuve silencio, sin querer involucrarme en medio de esa situación. Lío me miró curioso y dijo: "Tenemos que resolver esto".Pero yo pregunté: "¿A cambio de qué?". Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras me negaba rotundamente a involucrarme en algo así. Lío comentó con tristeza, bajando la mirada: "Hay que hacerlo".Damián llegó y me dijo: "No podemos ignorar esto...".Respondí: "No… estoy embarazada, quiero tener a este bebé y… ". Lío interrumpió, preocupado:"En algún momento nos encontraremos".Yo suspiré, negando con la cabeza, sin querer aceptar esa realidad. Dije: "No lo acepto. No qu
Y un día, después de largos meses y de estar sola, fui madre. Lo hice sola porque ellos jamás volvieron. En lo peor de todo, los extrañaba cada día. Pero nada podía hacer. La última semana había estado en reposo y sola. Había tenido una pérdida, tuve que ir al hospital más cercano, incluso me internaron un día, pero con un nombre falso, para que nadie pudiera encontrarme. Después de regresar ya a todos les parecía extraño que estuviera tan triste y sola. Cuando llegué a la casa, sentí una salva. Tenía seguridad alrededor, pero nadie más me hablaba.En ese día, fui madre. Mi instinto me hizo cortar el cordón umbilical, la placenta y la congelada porque eran buenas proteínas. Me regeneré muy rápido.Mi pequeña Emma era lo más bonito que podía existir. Me miró con ojos abiertos, grandes y expresivos, con una bonita sonrisa. Era un poquito gordita, con mejillas rosadas y unos ojos de un azul profundo. Apenas tenia cabello, pero era dorado. Me enamoré perdidamente de esa niña, era lo más h