40

Damián me miró con asombro, sus ojos abiertos como platos. "No lo digas por lástima, por favor", murmuró, bajando la vista.

“De verdad te amo", dije con los ojos llorosos, y él suena. Me besó, y fue el beso más tierno que me habían dado en la vida. Nos separamos por falta de aire y volvimos a besarnos.

Pero mientras sentía que también me bajaba la blusa, escuchamos una voz en el pasillo.

“Puedo escucharlos”, comentó Lío, molesto, y siguió caminando por el pasillo. Reímos divertidos y nos abrazamos. Nos quedamos allí viendo televisión, porque había electricidad e incluso Wi—Fi, y nos reímos mientras nos mimábamos.

Cuando llegó la noche, tocaba la parte más incómoda: cenar los tres. Lío había preparado una comida y Damián lo miraba con desconfianza. Aunque Damián no ingería alimentos, ya que bebía sangre de animales, Lío también le preparó un plato y lo puso en la mesa.

“A comer”, comentó Lío, sentándose y dejando una gaseosa en medio de los dos.

“Gracias", dijo mientras se ponía de pie
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP