Mi marido mató a mis cuatro hijos por su amor
Mi marido mató a mis cuatro hijos por su amor
Por: Fer
Capítulo 1
Preparé un delicioso y nutritivo táper a primera hora de la mañana y, allí estaba, llevándoselo a Fernando.

Pero antes de que pudiera empujar la puerta de su despacho, sus palabras me dejaron en shock.

—¿Salió bien la cirugía de Ana?

El asistente le contestó respetuosamente: —Sí, Sr. Gutiérrez, el bebé que dio a luz la señora es perfectamente compatible con la Srta. Ana.

Fernando rio con alegría.

—Menos mal que este es compatible.

—¡O tendré que deshacerme de él otra vez! ¡Los cuatro anteriores los tuve que arrojar al suelo!

Todo mi cuerpo se congeló en su sitio y mi sangre pareció helarse.

No podía creer lo que escuchaba.

¿Él mató a mis cuatro niños? ¿No murieron por accidentes?

¿Insistía tanto en tener un bebé conmigo solo para encontrar una médula ósea compatible con la hija de Leticia?

No podía controlar mis lágrimas, y me tapé la boca para no emitir ningún sonido.

En ese momento, oí que el ayudante Fernando se dirigía a la puerta y corrí al cuarto de baño para esconderme.

Me temblaba todo el cuerpo.

Fue entonces cuando me acordé de repente de mi hijo Dani, quien solo tenía un mes.

Por la mañana, Fernando me dijo que lo llevaría a vacunar y que yo descansara tranquilamente en casa.

Al parecer, no lo llevó a vacunar, sino a donar médula ósea.

Salí corriendo con intención de ir al hospital, para mi sorpresa, vi al asistente llevando a Dani a la oficina.

Me sequé las lágrimas e intenté calmarme, luego abrí la puerta.

Fernando tenía a Dani en sus brazos, parecía estar consonlándolo, en un santiamén, me lanzé hacia él y se lo arrebaté.

Por suerte, Dani estaba intacto, portándose tan bien como cuando nació.

—Cariño, ¿qué haces aquí? —pronunció Fernando en voz baja, y me abrazó.

—Tienes que descansar más.

Este era Fernando Gutiérrez, el marido con el que llevaba casada seis años.

En los últimos seis años me había tratado como una princesa, me regalaba todo lo que quería, y me cuidaba en todo momento.

Cuando recién nos habíamos casado, me mencionó lo de tener un niño juntos.

En seis años, le di cinco hijos, pero cuatro murieron nada más nacer.

Él siempre estuvo a mi lado consolándome con que éramos jóvenes y podíamos tener otro.

Y, de esa manera, no paré de quedarme embarazada.

Tras cuatro muertes de mis niños, no solo estaba hundida por la triteza, sino que mi condición física también estaba al límite, por eso el médico me dijo que sería arriesgado tener otro.

Pero aun así insistí, porque quería tener un hijo con él.

Finalmente, me di cuenta de que todo era por la hija de Leticia.

—Nada, te extrañaba.

Le miré con los ojos enrojecidos.

Siempre había sido una persona emocionalmente estable, tanto que era capaz de ocultar bien mis emociones.

Fernando no notó nada y me besó en la frente.

—Ahora regreso contigo, no puedo dejar que mi chica esté sufriendo.

Me tomó de la mano, pero tampoco se olvidó de jugar con Dani.

Durante todo el trayecto, me estaba pellizcando los muslos con fuerza, intentando mantener la calma.

Porque con solo pensar en los cuatro bebés que parí con tanta difilcutad...

Si no fuera por ese hombre cruel, podrían haber crecido felizmente.

Pero Fernando les quitó la vida...

¡Debía vengarme!
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