Sentada en la cama observo a Vicenzo esperando a que me hable de él. Parece preocupado, se pasa la mano por el cuello suspirando.
—Prométeme que cualquier cosa que yo te cuente no te hará cambiar de opinión sobre mí. Tranquilo, ya tengo una pésima opinión de ti. Contengo la respiración y respondo falsamente.
—Te lo prometo. Ahora suéltalo todo que tengo curiosidad por saber quién eres.
—Veamos por dónde comienzo… Soy un hombre importante y de esto ya te has dado cuenta. Digamos que tengo un grupo de personas que trabajan para mí, mis negocios tienen que ver principalmente con la construcción, pero también con otros sectores. —Explica seriamente intento captar un cambio en mi mirada. Permanezco impasible, mientras comienzo a crearme una idea. Peligro.
—¿Qu&eacut
Agarra mis piernas con firmeza mientras muevo las caderas. Inconscientemente grito su nombre mientras exploto. Respiro a duras penas, mis piernas tiemblan. Creo que me voy a desmayar. Mi cuerpo me abandona, está fuera de control mientras la presión aumenta. No consigo pensar, solo quiero llegar a un punto que siento muy cercano. Algo único que se acerca incesantemente. Y luego tiene lugar…Me corro. Estoy rendida. Trato de retomar el control sobre mí misma, pero algo físico se apodera de toda reacción de mi cuerpo. Quiero más, mucho más. Me siento complacida, pero quiero experimentarlo más aún, sin cesar. Bajo la mirada para observarlo. Sonríe burlón mientras se lame los labios.—Como ya imaginaba, ¡tienes un sabor sublime! —Exclama acercándose a mi rostro. Nuestros labios se acercan como nunca antes, mis manos se deslizan por
Despierta en la cama escucho el bullicio proveniente del exterior. Detecto movimiento, el ruido de un furgón que frena y los guardias que hablan. Sucede a las diez en punto una vez a la semana. La verja está abierta durante treinta minutos, en ese tiempo los guardias están ocupados descargando el furgón.Podría ser el único momento para escapar. Llevo aquí casi un mes, pero me parece una eternidad. Sobra decir que he debido aceptar la situación, o al menos eso es lo que cree él. Convencido de que entre nosotros las cosas van bien, me ha permitido moverme libremente dentro del castillo. Hoy tengo intención de ir más lejos esperando que no sospeche.Lo que sucedió ayer por la noche se me ha quedado bien grabado en la mente. Fue intenso, por momentos temía que me hiciera daño. Tenía razón cuando decía que no era un tipo delicad
Ya han pasado tres días desde que me encerró en esta celda. No duermo y me he negado a comer lo que Vicenzo ha pedido que traigan. Ningún rastro de él. Ha incluso mandado a Sahara para intentar convencerme. Le he repetido lo mismo que dije a Liam anoche, prefiero morir y no pedirle perdón. No me rindo, estoy agotada, no quiero ceder. Siento frío, tengo hambre y estoy extenuado, sin fuerzas.—¡Hola, preciosa! Una voz masculina, la reconozco.—Hola, Ivan. ¿Te toca a ti convencerme hoy? Mi voz está rota, no alzo siquiera la mirada.—Deberías comer, hace tres días que no lo haces… —Intenta hacerme entrar en razón. Se acerca con la bandeja después de haber abierto la celda para sentarse junto a mí.—No tengo hambre… —Miento. Estoy muriendo de hambre. Llevo las
—Antes tenemos que comer… —Susurra en mis labios a su pesar. Estaba pensando en otra cosa, pero tiene razón. Mi estómago está vacío desde hace días. Retrocedo, lo observo y me doy cuenta de quién es realmente él para mí. Es él quien tiene atrapado mi corazón.Soy suya. Cuando acabamos de ducharnos, dejo que me seque, me vista. No hablamos, no es necesario. Lleva sus dedos debajo de mi barbilla y la levanta hacia él, lo miro, me mira y me sonríe con un extraño resplandor en los ojos, felicidad. Me coge de la mano y me saca dulcemente fuera de la habitación.—Están mis hermanos. —Avisa mientras recorremos el pasillo. Tuerzo la nariz pensando en la idea de estar en el mismo espacio con todos ellos. Estoy solo rodeada de chicos, a excepción de las pocas veces que veo a Sahara. Cuando llegamos a la cocina
Cuando me he despertado estaba sola, lo cual me ha aliviado. No estaba todavía preparada para enfrentarme a él. A cambio ha mandado a Sahara, y mira tú por dónde, la mujer estaba muy dispuesta a contarme la vida pasada de Vicenzo. Le he preguntado por Natasha y me ha contado todo. No creo que fuera casualidad.Él quería que yo lo supiera, pero tenía el valor de decírmelo en persona. Más decidida que nunca a elaborar un plan de fuga, me armo de coraje y pongo en marcha algo que podría ser arriesgado y peligroso.Es el único modo. Tengo que intentarlo. Me he puesto rápidamente unos pantalones cortos y una camiseta y he dicho a Sahara que iba a correr. En parte es verdad, pero solo aparentemente. Se enfadará, pero resistiré hasta el final. Conseguiré engañarlo cuando llegue el momento. Tomo el MP3 que usa Vicenzo cuando va al gimnasio
Tras las dos horas de clase con Sahara decido practicar lo que estoy aprendiendo. El ruso no es un idioma fácil, pero tampoco imposible. Mentalmente repito lo que quiero decirle y voy en busca de Vicenzo. Quiero ver la cara que pondrá.Podría perfectamente esperar su vuelta, pero tengo la exigencia de ir a buscarlo. Una prueba más para que esté tranquilo, de manera que no dude de mí. Mientras atravieso el patio su voz profunda llama mi atención. Me acerco permaneciendo en el umbral de la puerta espiándolo, parece enfadado. Ocupado en una conversación telefónica mira por la ventana mientras se afloja el nudo de la corbata. No puedo negar lo cautivador que es.—Ubeyte vego. —Grita furioso. Se me corta la respiración, me estremezco y retrocedo conmocionada por esas palabras, sé lo que quieren decir: mátalo. Mi corazón se desboca, el p&a
Observo cómo aparentemente todo parece perfecto. Desayunan dispuestos alrededor de la mesa, entre conversaciones y carcajadas. Qué pena que sea solo una ilusión. Son dementes. Vicenzo afirma quererme, pero se comporta como el hombre sin corazón que es. Un hombre que te quiere no se comportaría en ese modo, nunca te pondría las manos encima. Por mucho que sienta algo muy fuerte por él, no me dejaré engañar.Sigo desayunando en silencio. No he hablado mucho en estos días. He observado, escuchado y razonado. Por su parte, no ha sido de muchas palabras, como si quisiera distanciarse. No me mira, no me sonríe. Se comporta como si yo no existiera. Qué coraje, encima cree que tiene derecho a adoptar una actitud similar.—Nos vemos a la hora de comer. —Declara levantándose. Se coloca la chaqueta con la mirada puesta en mí confiando en que di
Por fin soy libre. Enseguida podré llamar a mi padre y retomar mi vida. Sueño con esto desde hace mucho tiempo, me parce increíble que esté a punto de hacerse realidad. Cuando vuelva a casa iré a la policía y lo contaré todo. Vicenzo Barone tiene que pagar por todo lo que ha hecho. Si bien siento algo por él, no soy capaz de llevar esta vida. Él nunca me respetará, pretenderá que yo haga lo que él quiere.No puedo permitirle una cosa así. Mientras sueño con la vuelta a casa, la puerta se abre. Me vuelvo ilusionada y es entonces cuando me quedo de piedra. Mi corazón ha dejado de latir. Mi peor pesadilla se encuentra ante mí. Su mirada feroz lo dice todo.—¡Tú! —Vocea apuntándome con el dedo.—Te has burlado de mí. Todas esas gilipolleces que me has hecho creer…