El dolor dejó sentirse cuando la transformación se llevó a cabo, dejando frente a Audrey al gran lobo negro, en medio de un charco de sangre.El gran lobo negro clavó su mirada verde y penetrante en la joven, caminando hacia ella, limpiando los restos de sangre de su morro con la lengua.Para cualquiera que viera ese enorme animal caminando hacia la joven, sería una imagen aterradora, solo de pensar en lo que pasaría si ella se moviera; sin embargo, el alfa Azabache, cómo se llamaba el lobo, no tenía intención de lastimarla, todo lo contrario, se acercó con cuidado a ella, esperando ser aceptado por su luna.Audrey estaba fascinada, la transformación no parecía agradable, pero pasaba rápido y ahora tenía frente a ella a un hermoso lobo negro que la observaba con esos ojos verdes de Bleid que la habían enamorado desde el primer instante.«Es un placer poder conocerte, mi mate»La chica sonrió al escucharlo hablar en su mente y se acercó a él para acariciar el morro del animal, quien a
— Pero Vangelis no puede marcharse, él y yo tenemos un trato y sabe que debe alimentarme.Gregory asintió, lo que el vampiro decía era cierto, él le daba a beber su sangre y el vampiro le daba algo a cambio, algo que él quería, normalmente tenía que ver con sus increíbles dotes de rastreo, pero esta vez quería otro intercambio, su sangre por la de él.El vampiro le indicó que se sentara en el sillón y eso hizo Gregory ladeando el cuello para ofrecérselo.— Sabes que prefiero la arteria femoral Vangelis, la sangre fluye mucho mejor ahí, así que sacate el pantalón.— en realidad le daba igual, pero le apetecía molestar al acompañante del cazador.El vampiro se aburría bastante en aquella cabaña a la que se había retirado hacía ya un par de siglos atrás, alimentado solo por personas como Gregory que se ofrecían libremente a cambio de algo que él pudiera darles. Ravel se encontraba en esos momentos apretando sus manos, tratando de ser paciente y no hacer nada que hiciera que ese maldito c
Bleid no pudo evitar estar más lejos de su luna, por lo que tras levantarse de la posición en la que se encontraba, de rodillas frente a ella, la tomó en brazos para besarla.Fue besarla y sentir como dejaba de tener sed, una sed que no estaba consciente de sentir hasta el momento en que la beso y la sació, pero si su sed se había aliviado, su hambre por ella parecía haberse incrementado.El deseo de poseerla, de tocar su cuerpo desnudo, y que se incrementaba no solo con su cercanía, era como si ese lugar también pidiera que ambos estuvieran juntos, ante esa estatua de la diosa de la luna.—Audrey… Te deseo…— mencionó Bleid apartándose un poco para poder ver a los ojos a su luna y comprobar si ella también deseaba lo mismo.Ese beso había hecho que una extraña corriente placentera y estremecedora recorriera su cuerpo, que calentó y excitó cada uno de los centímetros de su piel. No era que Bleid no provocara grandes sensaciones siempre en ella, pero en aquel instante era especial, la
Alfred Belucci se encontraba en ese momento frustrado, sus hombres no lograban encontrar a Audrey y al maldito monstruo.—¡Búsquenlos y encuéntrenlos! Si no quieren que les entregue su cabeza al jefe cuando vuelva— les gritó a sus hombres —¡No me importa si tienen que quemar todo el maldito bosque! Los miembros de la orden no dudaron en hacer lo que les pedía, pero parecía que se los había tragado la tierra, ni siquiera los perros habían captado ningún rastro y eso que estaban entrenados para encontrar cualquier tipo de criatura.Un aullido de lobo rompió con el silencio de la noche y los perros corrieron en busca de lo que acababan de escuchar, estaban entrenados en hacer el menor ruido posible, así que no ladraban y, aunque fueran mucho más rápido que los humanos para los que trabajaban, tenían aparatos GPS que los cazadores podían seguir con facilidad.¿Cómo había dejado que algo así ocurriera bajo sus narices?Debía haber actuado más rápido, en lugar de ser paciente con Audrey, d
— Quieres dejar de estar molesto, solo fue una transacción comercial.Dijo Gregory quien podía notar la tensión que desprendía Ravel, como parecía estar conteniéndose para no explotar y, aunque jamás le había importado que sus amantes se molestaran con él, en ese instante parecía no poder dejarlo pasar.Ravel no dijo nada, era la primera vez en varios siglos que se encontraba de nueva cuenta lidiando con ese tipo de sentimientos.Celos; ese maldito sentimiento que lo mantenía furioso y con muchas ganas de destruir todo a su alrededor, la furia por como Gregory deseaba que su sentir fuera eliminado de golpe.Por qué no podía ver que todo lo que concierne a su persona era importante para él. Que odiaba saber que antes de él hubo alguien más con quien creó un vínculo, porque lo peligroso de esos malditos chupasangres era el poder que tenían sobre sus hijos, ¿Y cómo lo consiguen? Por medio de eso que Gregory llamaba intercambio comercial.—¿En serio crees que eso solo era una maldita tran
Gregory se estaba ahogando, la sangre no paraba de subir por su tráquea haciéndolo toserEl dolor de su cuerpo era insoportable; sin embargo, no era eso lo que lo tenía alterado buscando la forma de levantarse. Lo que tenía a Bleid lleno de temor tampoco era la inminente muerte que se encontraba respirando sobre él.Lo que realmente lo preocupaba y no lo dejaba ceder a esa herida que pretendía arrastrarlo hasta el otro lado del velo, era ver cómo su luna, su esposa y futura madre de su hijo, estaba siendo sometida por ese otro hombre, ahí a unos pocos pasos de él sin que él fuera capaz de alejarlo de su cuerpo y protegerla, Bleid quería matarlo.Ver cómo la sonrisa de Alfred Belucci se incrementaba observando cómo él, trataba de moverse y no podía hacerlo, como se regodeaba de su sufrimiento por no poder proteger a la mujer que amaba.— No eres más que un estúpido animal, que quiso quitarme lo que era mío, pero ya no más. Ahora ella será mía y tú serás testigo de eso — le escuchó decir
— ¡Bleid cariño!— Audrey se cubrió con el vestido que había a un lado y corrió rápidamente hasta donde el cuerpo de Bleid permanecía tumbado. — Estoy bien mi amor, estoy bien… no logró hacerme daño.Aseguró ella sosteniendo la cabeza de Bleid contra su cuerpo al abrazarlo, intentando transmitirle todo lo que sentía, intentando curarlo, aunque no tenía ni idea de cómo debía hacerlo, de cómo funciona ese poder que servía para regenerar sus heridas.Bleid se relajó al sentirla cerca de él, por lo que de inmediato trató de tocarla con la punta de los dedos, necesitaba hacerlo, comprobar que se encontraba bien; sin embargo, la sensación de pesadez de su cuerpo era imposible de dejar pasar.—¡Bleid! — Audrey empezó a llorar al ver como cerraba los ojos y parecía morir en sus brazos, si lo perdía, ella misma se dejaría morir, no imaginaba esta vida sin él, no era lo suficientemente fuerte como para seguir respirando si él dejaba de hacerlo.La loba se relamió la sangre que manchaba su blanco
Ravel sonrió, para él era muy fácil de responder la pregunta que le acababa de hacer Audrey, de hecho, cualquiera que lo pensara un poco seria capaz de contestarla.— Ravel…— lo llamó Gregory despertando, haciendo que se olvidara por completo de la chica.Audrey también giró el rostro rápidamente en dirección al altar, donde reposaban los dos hombres, bañados por la luz curativa de la luna reflejada en los múltiples cristales de la cueva.— Audrey — la nombró también Bleid haciendo que ella se moviera rápidamente hasta su esposo tomándolo de la mano, provocando que un par de lágrimas resbalaran por las mejillas de la chica.Quién no estaba feliz por la recuperación de Bleid, era Gregory que casi se muere de nuevo al escuchar la voz de su mayor enemigo a su lado, provocando que se levantara de golpe para enfrentarlo.— Maldito monstruo…Ravel de inmediato se interpuso entre los dos, tomando del rostro al cazador —Será mejor que te comportes, estuviste a punto de morir y me costó mucho