Emilia trató de comer el desayuno que sirvieron en su habitación para ella. La empleada que lo trajo no parecía muy feliz de verla, pero la chica no había dicho nada, así que la mujer tampoco había dicho nada.La chica miró la comida con disgusto, sus ojos se fueron hacia la ventana que había sido el único contacto fuera de su propia habitación, ya que había pasado la última semana observando cómo Falcón ni siquiera había ido a saber de ella.La chica se acercó a la ventana después de tomar una de las tostadas con mermelada, solo porque debía pensar en su propio bebé que era lo único que le importaba ahora que parecía haber perdido a Falcón por completo.La mujer vio a Cintia sentada en una pequeña mesa en el jardín junto a su madre, la mujer vio al alfa que se acercó a dicha mesa para besarla en la mejilla antes de acompañarlas en un desayuno al que obviamente ella no había sido invitada y su corazón dolió como ya había comenzado a hacerse costumbre.La mujer sintió una lágrima corre
Falcón irrumpió en su propia casa cuando escuchó la noticia de que su luna había desaparecido. El lobo corrió escaleras arriba para cerciorarse de que aquello era verdad.Ni siquiera pudo captar el olor de Emilia. En aquella desordenada habitación faltaba ropa, faltaba un par de maleta y la bolsa que había traído de la casa de su padre cuando él le ayudó.El dolor quemó en el pecho del hombre mientras el remordimiento también lo hacía, pensó en que quizás había sido demasiado duro con ella, quizás no, él había sido duro con ella. La había alienado solo porque había aparecido la mujer de su pasado, una mujer que ni siquiera había sido capaz de cumplir sus expectativas, pero él había sido demasiado estúpido como para no ocultar eso de Emilia.Falcón notó la hoja de papel cuidadosamente acomodada junto a la ventana. Tomó dicho objeto con prisas y abrió con ansias dicho documento. Sus ojos pasaron por las pocas palabras escritas en aquella especie de nota.«No voy a perdonarte por no conf
Emilia tragó con dificultad mientras el pequeño bus que había tomado la dejó justamente en medio de la primera ciudad humana. La mujer humedeció sus labios cuando uno de los oficiales fronterizos entre el área humana y lobos se acercaba mirando alrededor para que no hubiese ningún… Lobo en aquel autobús.La chica se sintió un poco nerviosa cuando el oficial le miró. El hombre le hizo mostrarle su rostro, sus dientes y luego recibir un ligero golpe en su brazo. La mujer se sorprendió muchísimo del tipo de control que tenían los humanos, pero aquello no era lo realmente importante.Los oficiales la miraron una vez más antes de marcharse para bajar del autobús. Emilia tocó su pecho intentando calmarse debido a los nervios que había generado aquel chequeo oficial y, aunque realmente no sabía qué hacer, ahora se encontraba completamente sola.Ella no había pensado realmente en qué hacer cuando llegó a la estación de buses fronteriza de la manada de Falcón. La chica se sentía tan triste con
— ¿Alguna información? — Miré a los betas a mi alrededor — mi luna… Saben qué sucedió con ella.— Subió en un autobús en la línea fronteriza alfa— dijo un hombre — y tenemos prohibido investigar más de eso — respondió — pero tenemos una cosa muy importante que hablar, los humanos asesinaron a diez lobos inocentes al oeste, la manada ha pedido ayuda a todos los alfas alrededor.— ¿Qué has dicho? — Falcón frunció el ceño — ¿Cuándo sucedió eso?— Hace dos días, Alfa, no … No habíamos dado la información porque estábamos preocupados por la situación de su luna, pero…— ¿Situación? — aquello hizo que el lobo tragara — ¿Qué situación?— Alfa, el médico, dijo que… que nadie debía decir nada aún, pero… —El chico alejó sus ojos — Creo que el embarazo es importante y pensamos que ya lo sabía, creímos que le había enviado lejos por propia voluntad.— Fuera — gruñí — envía a cinco hombres a la manada de oeste, pero no vuelvas a ocultar o retrasar ninguna información, ¿Está bien?— Sí, alfa, lo si
Emilia suspiró sentada en el porche de la casa donde había pasado los últimos dos días. Miré alrededor de aquel pintoresco vecindario humano y me sentí algo extraña de seguir descubriendo cosas a mi alrededor. Aquello era una bonita experiencia, pero de algún modo solo pensar en mi bebé me hacía sentir mal porque de algún modo terminaba pensando en Falcón.La pregunta que seguía moviéndose en su cabeza era si él la había intentado encontrar o si solo se alegró de haberla sacado de su camino sin ninguna dificultad. La mujer se ordenó no pensar en eso y sonrió ligeramente a la pareja de ancianos que pasó junto a la casa. Emilia notó un olor extraño venir de uno de ellos.No sabía exactamente qué era, pero le hizo erizar los vellos de la nuca. La mujer jadeó cuando tocaron su hombro. Norma, la mujer que le había ayudado, le sonrió antes de dejar una bandeja con galletas sobre la mesa entre los dos asientos del porche.— ¿Lo sentiste verdad? — la mujer habló despacio para que pudiera leer
— ¿Cómo es que no puedes permitirme hacer esto? — gruñó Falcón ante la mirada de uno de los socios más importantes que tenía —. Mi luna está en el área humana, está embarazada y no tiene poderes, obviamente no puedo quedarme quieto.— Sabes muy bien que los lobos no pueden cruzar, mucho menos conseguir información del otro lado — me señaló con enfado —. No vuelvas a buscar información, no te atrevas, ¿vale?— ¡No puedo quedarme, así, es mi luna!—Esa loba tomó una decisión, una que no podemos revertir, ya están las cosas bastante malas como para empeorarlo todo con los humanos — mi socio se sentó —. ¿No, que estabas buscando a la mujer que te salvó de pequeño?, ¿Por qué insistes en una mujer que no te interesaba cuando la compraste?— ¡Cómo sabes eso! — dije incrédulo —. ¿Me investigas?— Sé todo de cada manada, de cada alfa en este lugar y será mejor que dejes de volverte loco porque ya te di una respuesta a lo que viniste a buscar.— Lo siento, pero no puedo quedarme así, si no me v
— ¿Crees que esto va a funcionar? — Cintia miró al beta que había colocado un par de gotas de alguna cosa dentro del té que había ordenado llevar a su habitación. — No sé si sea buena idea cómo están las cosas ahora mismo, Ermes.— Esta es la forma más fácil de conseguir lo que queremos — el lobo sonrió ligeramente —. ¿Tienes miedo ahora?— No, no tengo miedo, me preocupa que las cosas no salgan como tenemos planeado, si Falcón se muere antes de… de que nuestros planes funcionen, todo será peor.— No va a morir — dijo Ermes tomando a Cintia de la cintura —, ahora déjate de tonterías y llévale el té, haz que se lo tome Cintia, todo.— Bien.Falcón dejó a un lado los documentos en su escritorio e intentó no pensar en Emilia; las dudas de si estaba bien o mal lo estaban carcomiendo. Su culpa también estaba dando vueltas a su alrededor y la situación en la que estaban ahora ponía todo demasiado difícil para hacer otra cosa que esperar.¿Por qué?La guerra estaba sobre nuestras cabezas una
— Al parecer todo está muy bien por aquí — Emilia miró al doctor que pasó el aparato para ultrasonidos por su vientre — luce como un bebé lobo saludable — el hombre habló lentamente, pues ya sabía de su condición — creo que si mantienes una buena alimentación y una vida en calma todo estará bien, pero estás con norma así que no creo haya muchos problemas con ello.El hombre sacó sus guantes y apagó el equipo médico. Emilia tomó las dos fotografías que le ofrecieron antes de limpiar por su cuenta el líquido que habían colocado sobre su vientre. Bajó de la camilla donde la habían subido unos minutos antes y se impresionó realmente de que las cosas fueran tan diferentes a lo que había escuchado.— Puedo hacerte un seguimiento más constante si me das una dirección — el lobo sentado al otro lado del pequeño escritorio de aquella consulta sonrió — no suelo atender a mis pacientes… no humanos en este lugar— explicó— tengo todo lo necesario en mi casa, pero definitivamente no iba a hacerte es