KAESAR:
Estaba furioso, tanto que quería ver sangre. Aprovechando que ya tenía a mis guerreros allí, les exigí que me siguieran. Iríamos de cacería, entre el celo y la rabia de haberle fallado a Kaela, a mi Luna. Estábamos descontrolados; necesitaba acción para no correr hacia ella.
Somos lobos; nadie preguntó por qué quería ir de cacería en un día como aquel en que la nieve no dejaba de caer. El aire me trajo el aullido de mi Luna; estaba segura en su manada, y eso me hizo reaccionar. Nos adentramos más en el bosque, la nieve crujía bajo nuestras patas. Seguimos una manada de búfalos; tenía que soltar toda la frustración. Mis guerreros y yo nos lanzamos tras ellos, un arranque de pura adrenalina que avivaba en mí un sentimiento de libertad desbocada. A medida que nos acercábamos a nuestras presas, en unKAESAR:Me acerqué despacio a la ventana. Podía escuchar el roce de las garras contra la piedra, cada vez más cercano, siguiendo exactamente la misma ruta que yo había trazado minutos antes. Me mantuve en las sombras, conteniendo mi energía para no alertar al intruso, mientras escuchaba el familiar patrón de movimientos: primero la cornisa del primer piso, luego el saliente de piedra, y ahora las enredaderas que trepaban hasta esta ventana. El aroma que llegaba desde el exterior me resultaba inquietantemente familiar, pero la oscuridad de la noche y la posición de la luna nueva me impedían identificar claramente a quién se acercaba. Mis músculos se tensaron, preparados para defender a Kaela si fuera necesario, mientras observaba cómo una silueta comenzaba a dibujarse en el marco de la ventana. —Es un lobo de los Arteones, conozco su olor —susurró mi lobo Kian en mi mente, haciendo que me concentrara—. Alguien viene por nuestra Luna. Las enredaderas crujieron ba
KAELA:Miré a mi Beta, que parecía nervioso; mi olfato me decía que no era él, sino que estaban tratando de separarlo de mí. Miré a Kaesar, quien al parecer tenía mis mismas sospechas. —Mi alfa, alfa Kaesar —habló el Beta, cayendo de rodillas delante de mí—. Juro que no tengo nada que ver con esto. Le he sido fiel toda mi vida al alfa y a la manada. Caminé despacio y cerré la puerta, consciente de que había otros escuchando y murmurando sobre lo que había sucedido y mi sospecha hacia el Beta. Pero, sobre todo, era por la presencia de Kaesar en mi habitación. Sentía que debía mantener la calma para poder desenterrar la verdad que se escondía entre las sombras de la traición. La confianza, un frágil lazo, pendía de los hilos de aquellas palabras pronunciadas con tanta desesperació
KAELA:Lo miré fijamente, intentando controlar el temblor y el calor que me recorrían. En su mirada había algo que no había visto antes: una certeza cargada de ternura que aguijoneó mi corazón.—Sí, estoy segura —afirmé con más convicción de la que realmente sentía.Kaesar soltó una suave risa que no era burla, sino la certeza de que le estaba mintiendo. Nos habíamos conocido de niños; nunca pude ocultarle nada. Él conocía mis emociones, podía leerme como un libro abierto; siempre pudo hacerlo.Sentí a mi loba, Laila, inquieta, consciente de que no podríamos resistirnos a él. Era nuestra mitad, nuestro compañero destinado por la diosa Luna. Pero, sobre todo, a pesar de haberle dicho que me había puesto supresores, él podía oler que no lo había hecho; estábamo
LUNA ARTEMIA: Todo a mi alrededor estaba roto; Había estallado en furia debido a que todo mi plan se había derrumbado por la imprudencia de Artemí, la chica que había elegido de la manada de los Arteones, de la cual yo procedía. Mi plan meticulosamente trazado con la ayuda de mi hermano, el alfa de mi manada, ahora se encontraba destrozado. Artemí, de rodillas en medio de su habitación, me miraba aterrada.—Mi Luna, de verdad no creí que Kaesar se pusiera furioso porque yo lo visitara en su habitación. Usted me dijo que había entrado en celo y era mi oportunidad, pero esa omega... —se detuvo, esquivando un jarrón que yo le lancé.—Todo está destruido por tu culpa. Sabía que eras una niña malcriada por tu padre, pero eres bella y me imaginé que mi hijo no iba a poder resistirse a tus encantos, pero no, tuviste que romperlo todo —grité, con los ojos rojos por la furia. El aire se había vuelto pesado, cargado con la tensión y el resentimiento que emanaban de mí. Artemí intentaba encon
LUNA ARTEMIA: Miré a Artea con odio y al mismo tiempo con curiosidad. Necesitaba conocer más sobre Kaela y todo lo que había acontecido, pero sobre todo, cómo había logrado escapar del palacio. Había ordenado que la vigilaran muy bien, sin importar que el beta Otar la hubiera elegido junto con la omega Nina para que pasaran el celo con el alfa, algo que era normal entre ellos. El poderoso collar mágico que portaba Kaela en su cuello,que los brujos me habían asegurado que sería invisible para todos, impediría que la reconocieran.—¿Me lo van a decir o lo tengo que adivinar? —pregunté al ver que no hablaban.—¿Qué fue lo que sucedió?—¡Kaela se convirtió en una loba Alfa Real! —exclamaron los dos al mismo tiempo, todavía con la incredulidad reflejada en sus rostros.—¡Eso es imposible, solo queda un alfa real, mi hijo! —casi grité sin poder creer en sus palabras—. La Luna del alfa Ridel no era un alfa real. No pudieron engendrar una hija de su linaje. Me quedé anonadada con esta notici
KAELA:Había dormido toda mi vida sola; me encantaba hacerlo. Tener la cama solo para mí me fascinaba, pero al dormir abrazada al cuerpo de Kaesar —caliente, fuerte, viril—, sintiendo sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo y su respiración acompasada, no me podía imaginar volver a hacerlo sin él. Lo observé con incredulidad; era apuesto. A pesar de haber crecido, su rostro seguía siendo el mismo que recordaba de niños. Acomodé su cabello lejos de su cara con delicadeza para no despertarlo.Sonreí al recordar todo lo que me había hecho la noche anterior. Recordaba su rostro cuando me levanté sin ropa para ir al baño; me miraba con verdadera complacencia y admiración. Luego, corrió detrás de mí igual que yo, desnudo. Y lo
KAESAR:Desperté al sentir el delicioso aroma de mi Luna y su peso sobre mí. Fue entonces cuando la escuché conversando con mi lobo. No interrumpí; los dejé hablar, ansiando conocer lo mismo que Kian. Al escucharla confesar que nunca había entregado su corazón, una ola de alegría me invadió. Yo sería quien conquistaría ese corazón sin importar el esfuerzo.Sé que todos conocen la leyenda de que las parejas destinadas por la Diosa Luna se aman en el mismo instante en que se encuentran. Pero en la raza de los Alfas Reales no es así: sentimos la conexión y la fuerza magnética que nos atrae, pero podemos resistirnos a ella y elegir vivir con otra pareja sin que nos afecte.Escuché cada palabra, cada susurro entre ella y mi lobo, y me embargó la determinación de ganarme su amor de manera genuina, paso a paso. Sentí a Kaela move
KAESAR:Observé cómo sus palabras cambiaban el semblante del consejo, transformando dudas en determinación. Kaela tenía el don de inspirar, una habilidad que heredó de su padre.—Kaela, es un honor verte tomar las riendas de la manada —dijo Rouf, con firmeza—. Sé que muchos tienen dudas, pero juntos podemos demostrar que tu liderazgo marcará una nueva era.El consejo nos observaba con rostros expectantes y curiosos. Kaela inclinó la cabeza en un gesto de respeto y luego me miró un instante antes de continuar.—Sé que todos se preguntan qué hace el alfa Kaesar aquí —hizo una señal para que me colocara a su lado—. Somos parejas destinadas; él es mi Alfa y yo soy su Luna. Antes de que comiencen a hacerse preguntas, debo aclarar que todavía no hemos decidido nada. Solo se los digo porque tienen derecho a saberlo. Aunque enfren