KAELA:
Lo miré fijamente, intentando controlar el temblor y el calor que me recorrían. En su mirada había algo que no había visto antes: una certeza cargada de ternura que aguijoneó mi corazón.
—Sí, estoy segura —afirmé con más convicción de la que realmente sentía. Kaesar soltó una suave risa que no era burla, sino la certeza de que le estaba mintiendo. Nos habíamos conocido de niños; nunca pude ocultarle nada. Él conocía mis emociones, podía leerme como un libro abierto; siempre pudo hacerlo. Sentí a mi loba, Laila, inquieta, consciente de que no podríamos resistirnos a él. Era nuestra mitad, nuestro compañero destinado por la diosa Luna. Pero, sobre todo, a pesar de haberle dicho que me había puesto supresores, él podía oler que no lo había hecho; estábamoLUNA ARTEMIA: Todo a mi alrededor estaba roto; Había estallado en furia debido a que todo mi plan se había derrumbado por la imprudencia de Artemí, la chica que había elegido de la manada de los Arteones, de la cual yo procedía. Mi plan meticulosamente trazado con la ayuda de mi hermano, el alfa de mi manada, ahora se encontraba destrozado. Artemí, de rodillas en medio de su habitación, me miraba aterrada.—Mi Luna, de verdad no creí que Kaesar se pusiera furioso porque yo lo visitara en su habitación. Usted me dijo que había entrado en celo y era mi oportunidad, pero esa omega... —se detuvo, esquivando un jarrón que yo le lancé.—Todo está destruido por tu culpa. Sabía que eras una niña malcriada por tu padre, pero eres bella y me imaginé que mi hijo no iba a poder resistirse a tus encantos, pero no, tuviste que romperlo todo —grité, con los ojos rojos por la furia. El aire se había vuelto pesado, cargado con la tensión y el resentimiento que emanaban de mí. Artemí intentaba encon
LUNA ARTEMIA: Miré a Artea con odio y al mismo tiempo con curiosidad. Necesitaba conocer más sobre Kaela y todo lo que había acontecido, pero sobre todo, cómo había logrado escapar del palacio. Había ordenado que la vigilaran muy bien, sin importar que el beta Otar la hubiera elegido junto con la omega Nina para que pasaran el celo con el alfa, algo que era normal entre ellos. El poderoso collar mágico que portaba Kaela en su cuello,que los brujos me habían asegurado que sería invisible para todos, impediría que la reconocieran.—¿Me lo van a decir o lo tengo que adivinar? —pregunté al ver que no hablaban.—¿Qué fue lo que sucedió?—¡Kaela se convirtió en una loba Alfa Real! —exclamaron los dos al mismo tiempo, todavía con la incredulidad reflejada en sus rostros.—¡Eso es imposible, solo queda un alfa real, mi hijo! —casi grité sin poder creer en sus palabras—. La Luna del alfa Ridel no era un alfa real. No pudieron engendrar una hija de su linaje. Me quedé anonadada con esta notici
KAELA:Había dormido toda mi vida sola; me encantaba hacerlo. Tener la cama solo para mí me fascinaba, pero al dormir abrazada al cuerpo de Kaesar —caliente, fuerte, viril—, sintiendo sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo y su respiración acompasada, no me podía imaginar volver a hacerlo sin él. Lo observé con incredulidad; era apuesto. A pesar de haber crecido, su rostro seguía siendo el mismo que recordaba de niños. Acomodé su cabello lejos de su cara con delicadeza para no despertarlo.Sonreí al recordar todo lo que me había hecho la noche anterior. Recordaba su rostro cuando me levanté sin ropa para ir al baño; me miraba con verdadera complacencia y admiración. Luego, corrió detrás de mí igual que yo, desnudo. Y lo
KAESAR:Desperté al sentir el delicioso aroma de mi Luna y su peso sobre mí. Fue entonces cuando la escuché conversando con mi lobo. No interrumpí; los dejé hablar, ansiando conocer lo mismo que Kian. Al escucharla confesar que nunca había entregado su corazón, una ola de alegría me invadió. Yo sería quien conquistaría ese corazón sin importar el esfuerzo.Sé que todos conocen la leyenda de que las parejas destinadas por la Diosa Luna se aman en el mismo instante en que se encuentran. Pero en la raza de los Alfas Reales no es así: sentimos la conexión y la fuerza magnética que nos atrae, pero podemos resistirnos a ella y elegir vivir con otra pareja sin que nos afecte.Escuché cada palabra, cada susurro entre ella y mi lobo, y me embargó la determinación de ganarme su amor de manera genuina, paso a paso. Sentí a Kaela move
KAESAR:Observé cómo sus palabras cambiaban el semblante del consejo, transformando dudas en determinación. Kaela tenía el don de inspirar, una habilidad que heredó de su padre.—Kaela, es un honor verte tomar las riendas de la manada —dijo Rouf, con firmeza—. Sé que muchos tienen dudas, pero juntos podemos demostrar que tu liderazgo marcará una nueva era.El consejo nos observaba con rostros expectantes y curiosos. Kaela inclinó la cabeza en un gesto de respeto y luego me miró un instante antes de continuar.—Sé que todos se preguntan qué hace el alfa Kaesar aquí —hizo una señal para que me colocara a su lado—. Somos parejas destinadas; él es mi Alfa y yo soy su Luna. Antes de que comiencen a hacerse preguntas, debo aclarar que todavía no hemos decidido nada. Solo se los digo porque tienen derecho a saberlo. Aunque enfren
KAELA:El alfa Kaesar mantuvo su mirada fija en mí, observándome con una intensidad que me estremecía hasta el alma. Se acercó un paso, y pude sentir el calor que emanaba de su cuerpo. —Las promesas son palabras vacías cuando el destino tiene sus propios planes —respondió, dando otro paso hacia mí—. No te pido promesas, Kaela. Solo te pido que seas sincera con lo que sientes y con lo que somos. Lo miré en silencio. Era una verdad que no podía negar, pero el miedo seguía allí, aferrado a mi pecho como una garra helada. —¿Y si lo que somos no es suficiente? —susurré, dejando escapar por fin el temor que me atormentaba—. ¿Y si todo esto es solo una ilusión que se desvanecerá con la primera tormenta? El sol resplandeció esa mañana de invierno, alzándose sobre nosotro
KAESAR:Nunca, en todos los años que tengo, había experimentado durante mi tiempo de celo deseos tan descontrolados como los que me provocaba mi Luna. No tenía control, no podía pensar; todo lo demás dejaba de tener importancia, y en mí solo predominaba el instinto de poseerla y complacerla. A pesar de mis esfuerzos por estar a la altura y ayudarla en su rol de alfa, mis instintos primitivos de lobo solo querían hacerla mía. Cada vez que la miraba, mi mente se nublaba con un fervor que no podía contener. Era un imán para mi alma, un llamado que no podía ignorar. Sabía que mi deber era mantenerme firme y ser el apoyo que ella necesitaba, pero el anhelo en mi corazón rugía con intensidad. Esa necesidad incontrolable de fundirme con ella, de olvidar nuestras responsabilidades, aunque solo fuera por un instante, y rendirnos al llamado de nuestros instintos más b&aa
LUNA ARTEMIA:La noche caía con su manto de estrellas, y mi corazón latía con una urgencia que no lograba sofocar. Con cada paso, la resolución en mi interior crecía. Sabía que el tiempo corría en mi contra, pero aún confiaba en mi habilidad para maniobrar entre las sombras, aprovechando cada debilidad aparente de aquellos que podían arruinar mis planes con su amor verdadero.Mis ojos se fijaron en las ventanas iluminadas. Me esforzaría más, tramaría más. No permitiría que vínculos antiguos arruinaran lo que tanto había imaginado. Aunque las estrellas parecían susurrar otra historia, yo escribiría la mía, cueste lo que cueste. —Mi Luna, acaba de llegar su papá —me dijo una sirvienta, dejándome anonadada. Eso no podía ser verdad; mi padre, en todos los años que llevaba viviendo en esta mana