capitulo 2

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La clase pasó muy rápido y no me di cuenta hasta que oí a  mis compañeros  desesperados porque el timbre sonara.

 

y como si lo invocaran,el timbre sonó  para ir al almuerzo, tome mi folio y fui a guardar mis cosas en el casillero y  seguido de eso fui por comida.

Logré llegar al comedor entre burlas y empujones de los demás alumnos, cabe decir que gracias al cielo, la mayoría de las personas de aquí, solo me insulta, nadie ha llegado al extremo de los golpes, bueno casi todos.

 Ya con mi bandeja entre mis manos mire todo el gran comedor del instituto, todas las mesas llenas, y las que tenían algún espacio, rápidamente eran ocupadas al ver mi intención de acercarme, por eso me iba a comer a las gradas.

muchos de ustedes se preguntaran, ¿por qué allá? ¿porque no buscar alguna mesa vacía? Fácil, las mesas estaban ocupadas y nadie me haría un pequeño espacio, no a mí la rata, ademas eso me evita muchos problemas con las personas de hay dentro.

Estaba comiendo tranquila, y mi mente viajaba,  recordando los tiempos en que mi hermano me solía querer, en los pequeños momentos que pasamos con nuestros padres, en ese par de hermanos que se cuidaban el uno del otro.

Han pasado nueve años que no recibo un abrazo de él, o un "duerme pequeña", nada, toda esta pesadilla comenzó dos años después de que mis padres murieran, al principio, el estaba conmigo, me apoyaba en todo, pero de apoco se fue alejando de mi, los maltratos con el tiempo se asieron presentes.

Algunas lágrimas caían de mis ojos, recordando lo bien que la pase a mis 5 años, cuando mi hermano me daba abrazos sin pedirlos cuando me veía triste me consolaba, estaba para mi en mis noches de pesadillas, pero todo eso desapareció.

Terminé de comer, boté la bandeja a la b****a y fui a mi casillero a sacar mi cuaderno de historia. Suspiré, gracias al cielo era la última clase del día .

Un sonido sordo de varios tacones se escuchó en los pasillos, miré por el rabillo del ojo a Susy.

La chica popular, novia de mi hermano, capitana de las porristas, y si, ella y su pequeños grupo de amigas, son las que me agreden, son las personas que  se encargan de hacerme daño física como también psicológicamente. 

—¡Tú! ¡Maldita rata de m****a!—dijo llegando a mi lado.—¡No quiero que veas más a mi novio! entiende estúpida, él es mío.—la miré y al instante mi mejilla ardió.—No te quiero ver más cerca de él, ni que lo mires como lo has hecho ¿entendido?—dijo con voz amenazante mientras que yo guardaba silencio. Tomó mi coleta y jaló mi cabello.— ¡Pregunté si haz entendido maldita rata!

—s-si.—susurré con mis ojos cerrados. Ella me soltó con brusquedad haciendo que mi pobre trasero se estrellara contra el piso y todos se rieran. Lanzó todo lo que había en mi casillero, lo pisoteo, pateo, al igual que sus amigas y las risas se hacían más fuertes.

Sabia que ella iba no estaba en nuestras mismas clases, lo que me hacia pensar que tenia personas vigilando, y lo cual se me iso bastante raro y loco.

Yo con mis ojos llorosos, recogí mis cosas pegándolas a mi pecho, ellas se fueron cuando en timbre sonó, al igual que todas las personas que en ese momento se encontraban mirando la escena.

No fui a mi clase, me quede ordenando mi casillero, después sólo me fui a casa, estaba muy agotada, físicamente, mi cuerpo pedía un descanso.

Al entrar, el vacío que siempre estaba se hizo presente. Silencio, era todo lo había. Subí a mi habitación, hice mi cama, mis deberes, miré la hora y Stephen debía estar por llegar, jamas esta en casa cuando yo llego, el siempre pasa a donde su novia, oh sale por algún lugar con Justin, se me iso costumbre que el pase poco tiempo en casa, y si lo hace no me habla y hace como si yo no estuviera, siempre evita hablarme, y si lo hace, como se han dado cuenta, lo hace de una manera poco simpática.

Bajé y preparé la cena algo ligero, ya que solo era para los dos, oh en muchas ocasiones solo para mi,  una vez lista, serví un plato para mí y subí a mi cuarto, le dejé una pequeña nota a mi hermano, avisando que había comida preparada en el microondas.

Se preguntarán ¿por qué no espero a que él llegue?

pues....

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Escritora: Natalia Manriquez.

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