Luka observó desde las sombras el intercambio entre madre e hija. Debido a la distancia no podría decirlo con exactitud, pero Isabella parecía triste cuando su madre se marchó. Le gustaría saber qué es lo que ella le había dicho para ponerla en ese estado y obligarla a regresar para que se disculpara con su hija; pero, en contra de sus instintos, por el momento era mejor que se mantuviera al margen de sus problemas familiares. Isabella podría no tomarse con buenos ojos su interferencia.
No esperó demasiado antes de acercarse a ella. Tuvo que llamar su atención con un carraspeo, ella parecía tener los pensamientos a kilómetros de distancia. Isabella se recompuso de inmediato y le dio una sonrisa elaborada y para nada sincera. Si no la hubiera observado durante más del tiempo considerado sano, cada día de las últimas semanas, tal vez habría tenido oportunidad de engañarlo. Ella era demasiado buena fingiendo.
—¿Qué deseas?
La observó en silencio tratando de descifrar
—Fue una tarde agradable, muchas gracias por invitarme —le dijo a Luka mientras conducía de regreso a casa.—A la no cita —bromeó él.Soltó una carcajada.Isabella no recordaba cuando había sido la última vez que la había pasado tan bien en compañía de alguien, probablemente nunca.—Exacto.—Espero volvamos a repetirlo.Sonrió, pero no dio ninguna respuesta. Miró por la ventana y disfrutó del resto del viaje en un cómodo silencio.Cuando atravesaron las rejas de la entrada principal, sintió que algo de su alegría se evaporaba. Era como cambiar de realidad. Había tenido una tarde sencilla y ahora volvía a esa vida de lujo que no era del todo de su agrado.Aquella enorme casa con sus jardines que ocupaban una gran extensión, no había sido su elección. Era d
Luka no estaba seguro que había pasado después de aquella tarde que había llevado a Isabella a almorzar. Pensó que se habían acercado, pero no mucho después ella había vuelto a actuar como antes o incluso aún más reservada.Todavía estaba tratando de averiguar qué es lo que había pasado desde que ella subió a su habitación hasta que la vio al día siguiente. Tenía la leve sospecha que tenía que ver con Adelaide. La había visto ese día al entrar en la casa de Isabella después de estacionar el auto y dejar las cosas en la cocina. Algo en su mirada le había dado un mal presentimiento.Cuando había subido a comprobar la segunda planta de la casa como hacía cada noche había encontrado a Isabella dormida, así que no sabía si ya entonces se había dado el cambio en ella.Se pasó
Isabella había escuchado hablar de la calma antes de la tormenta y, por algún motivo, sentía que eso era lo que estaba sucediendo con Luka. Tenía el presentimiento de que estaba tramando algo, solo que aún no sabía de qué se trataba.Después de su encuentro en la cocina, él se había mantenido inusualmente tranquilo y no había intentado ningún tipo de acercamiento. No estaba actuando distante o frío, solo… diferente. Y eso la mantenía alerta. Sentía que en cualquier momento Luka saldría de algún rincón y la acorralaría o lanzaría algún comentario que destruiría cualquier intento suyo por mantener las distancias. Era muy bueno en ambas cosas.Sacudió la cabeza, no era momento de pensar en él.Se miró en el espejo para darse un último vistazo antes de salir. Martia se habí
Los labios de Isabella eran más suaves de lo que se los había imaginado. Ella soltó un gemido de rendición mientras lo sujetaba de las solapas de su saco. Sus celos quedaron en el olvido y lo único que quedó fue una pasión desbordante. Cuando la necesidad por respirar se hizo imposible de ignorar, se separó de ella. No fue demasiado lejos, sus labios se posaron en su cuello depositando besos entre bocanadas de aire e Isabella inclinó la cabeza hacia atrás dándole libre acceso. —Eres tan perfecta —musitó acercándose a sus labios. Se aseguró de que cada palabra estuviera impregnada de sinceridad que pudo evocar. Necesitaba que ella notara la profundidad de sus emociones. La volvió a besar, pero un poco de raciocinio se filtró en medio de la bruma causada por el deseo que lo dominaba y se hizo para atrás—. Será mejor
Isabella abrió los ojos y tardó unos segundos en ubicar donde estaba. Estaba claro que aquella no era su habitación. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente y su rostro se calentó.Había estado con Luka.Esperó que el arrepentimiento viniera a ella, pero no sucedió. Por el contrario, nunca se había sentido más feliz.Si antes no había estado con alguien no tenía nada que ver con que hubiera estado esperando al hombre correcto, sino más bien con el poco espacio en su vida para nada que no fuera triunfar. Luego se había vuelto famosa y estar con alguien se había vuelto algo que podría arruinarla. Lo menos que deseaba era terminar en primera plana de alguna revista.Ahora podía decir que, de alguna manera, había sido lo mejor. Luka le había dado una primera vez perfecta, siempre asegurándose de qu
Luka se mantuvo en segundo plano mientras Isabella hablaba con su asistente. Ella había llegado hace poco y se habían puesto a repasar los eventos programados.Estaba por dejarlas a solas cuando escuchó la pregunta de Martia.—¿Cómo te fue en tu cita?Estuvo a nada de soltar un gruñido ante eso.Arturo Rinaldi. El hombre del momento y de quién hasta hace unos días no sabía nada. Y eso habría seguido así, si él no habría salido con Isabella. Había detestado al hombre apenas lo vio y más de una vez había cruzado por su mente los escenarios en los que se deshacía de su existencia.Tenía que reconocer el actor se había comportado bien durante toda la cena y solo eso le había salvado de terminar en alguna zanja.Reconocía haber actuado como un hombre de las cavernas; pero, en su defensa, no se se
Isabella soltó una carcajada al ver el entusiasmo de Mia. Parecía una de esas muñecas con batería inagotable y su ánimo era contagioso. Bastaba con ver a Giovanni, nadie podría pensar que él sabría cómo sonreír hasta que lo veías a lado de su prometida. Todavía le daba miedo, pero no tanto como al principio.No había duda que los dos hacían una gran pareja y al verlos pensó en lo grandioso que sería tener lo mismo. Y la única imagen que vino a su mente al pensar en alguien con quién compartir algo especial, era con Luka.—Deberíamos ir de campamento, Giovanni me contó que iba con Luka cuando estaban en el colegio. —Isabella recordó la anécdota que Luka le había contado—. ¿Qué opinas Isabella? Podría ser después de año nuevo. —Cariño, no creo que… —intentó intervenir Giovanni.—Estaré bien —le dijo Mia sin dejar de mirarla esperando una respuesta—. Zinerva también irá.—Aunque no me preguntaron, supongo que iré —comentó con diversión la aludida
—Señor, hay un repartidor aquí. Tiene un paquete para la señorita Isabella.Le pareció algo extraño. Isabella no le había dicho nada sobre recibir algo durante el día. Los más probable es que se tratara del algún paquete enviado por un fan. No era usual que llegaran a la casa, la mayoría los enviaba a la agencia, pero tampoco era algo fuera de lo común.—Estaré allí en un momento, recíbelo y no olvides anotar el nombre del repartidor.—Está bien.Luka terminó de recorrer el perímetro que rodeaba la casa y luego se dirigió hacia la entrada principal para recoger el paquete.—Señor —lo saludó el hombre de turno cuando entro al puesto de vigilancia. Él era su mayor por mucho, pero siempre lo trataba con formalidad.Respondió con un asentimiento de cabeza.&md