Luka seguía sin poder comprender como el acosador había logrado burlarlos con tanta facilidad. Había transcurrido más de una semana después de que dejara esa caja en el camerino de Isabella y seguían sin saber la identidad del culpable.
Él y sus hombres habían seguido todas las pistas, pero habían terminado en un callejón sin salida. Era como si el acosador no existiera más allá del momento en que dejaba sus escalofriantes osos. Así que, por el momento, la única oportunidad de saber más de él, o incluso de atraparlo, parecía ser la próxima vez que se mostrara. Sabían que el acosador era muy cauteloso y no solo actuaba conforme a sus impulsos. Pero cometería un error en algún momento.
—Estoy lista —dijo Isabella llamando su atención.
Ella estaba parada en el umbral de la puerta de su oficina mir&aacu
Luka estaban descansando cuando escuchó unos pasos en el exterior. Sin hacer demasiado ruido, para no despertar a Isabella, se levantó, encendió la linterna y salió a averiguar que sucedía. A la distancia vio la sombra de una persona sentada frente al lago, en cuanto estuvo más cerca se dio cuenta que se trataba de Zinerva. Una linterna estaba a su lado alumbrando hacia adelante. Ella lo miró sobre el hombro cuando escucho sus pasos y aun en la oscuridad pudo ver la tristeza en sus ojos. Terminó de acercarse a ella y se sentó a su lado. Zinerva se había vuelto como una hermana para él y no podía evitar preocuparse por su bienestar. —¿No puedes dormir? —No, ya sabes los malos sueños a veces aparecen cuando menos los esperas. Espero algún día no recordarlo. —¿El bastardo? —preguntó. En un acuerdo silencioso sabían que el nombre de Nicolás no se mencionaba. —El bastardo —respondió ella con una sonrisa que apenas llegó a sus ojos. Zinerva todavía estaba recuperándose después de lo
Isabella tenía tantas cosas en la cabeza, pero una predominaba sobre las otras. Esa sensación de molestia al ver a Luka y Zinerva tan cercanos. Sabía que sus celos eran infundados, ellos solo eran amigos. Si tan solo las viejas inseguridades desparecieran de la noche a la mañana. No tenía nada que ver con él y más con ella.Había días en que todavía creía que no era merecedora de todo lo que Luka le daba. Tenía que luchar contra eso, lo sabía muy bien. Él hacía todo lo posible día a día por demostrarle que era alguien extraordinario, pero el hacerla sentirse especial no era una responsabilidad de los demás. Era suya.—¿Está todo bien? —preguntó Luka sacándola de sus cavilaciones—. Has estado muy pensativa durante el día.—Sí, no te preocupes. —Lo miró y c
Renzo les hizo algunas preguntas sobre su relación y le dieron la información que era importante. No necesitaba saberlo todo.—Podríamos ignorarlos hasta que se cansen, lo cual podría pasar la próxima semana o dentro de algunos meses —explicó Renzo cuando terminó con el interrogatorio—. Pero mientras tanto tendrían que aguantar un acoso más intenso de lo normal. —Miró a Isabella—. Además, con tu carrera en su mejor momento no podemos correr el riesgo de que algo la afecte.>>Los rumores que han empezado a circular y no te ponen en el mejor lugar. —Luka se hacía una idea de eso—. Debemos ponerle un alto antes de que se vuelva incontrolable. Programaré una entrevista para dentro de dos días y hasta entonces les recomiendo que no salgan de aquí.—Eso no será un problema —estuvo de acuerdo Luka.
—La noche que mi papá murió —dijo Isabella de repente. Necesitaba hablar—, él y yo salimos en el coche. No sé a dónde nos dirigíamos exactamente…Isabella recordaba muchas cosas de esa noche con claridad y otras se veían tan borrosas.Su padre y él habían estado viajando por un tiempo, pudieron ser horas o solo minutos, para una niña el tiempo podía volverse una eternidad al estar encerrada en un carro sin mucho que hacer. Su padre había estado actuando extraño, nada de los típicos juegos de viaje. Entonces ella se había comenzado a quejar porque quería ver a su mamá. Su papá le había pedido que se calmara, pero ella continuó preguntando por su mamá una y otra vez cada vez más alto.Su papá la había mirado para darle una de esas miradas severas que rara vez utilizaba y ell
—Mia y yo nos enteramos de lo que está pasando, esta mañana —le dijo Giovanni tomando asiento frente a él. Giovanni había venido a verlo y probablemente era para hablar sobre su trabajo. Luka sabía que siempre podía contar con él; pero, después de todo el escándalo desatado, no le sorprendería si el decidiera hacerlo a un lado. —Todo es una locura. —De alguna manera, sabíamos que sería así. —Sí y había estado preparándose para cuando la noticia estallará. —Daremos una entrevista mañana. Me gustaría pensar que nos dejaran en paz después de eso, pero no soy tan iluso. —¿Y cómo está Isabella con todo esto? —Mejor de lo que esperaba. Ella es fuerte y ha lidiado con cosas peores. espero que esto no duré demasiado. Giovanni asintió y luego lo miró en silencio. Lo conocía muy bien para saber lo que le quería decir. —Dilo. —Deberías considerar renunciar a tu puesto. Sus palabras no lo tomaron por sorpresa. Inclu
Isabella había tenido la esperanza que, después de dos días que su relación con Luka se hiciera pública, las cosas se hubieran calmado, al menos un poco. Todas esas personas que se lanzaron al auto en cuanto atravesaron las rejas de su casa, le demostraron lo equivocada que había estado.Odiaba ser el centro de atención, algo ilógico teniendo en cuenta que parte de su día incluía precisamente eso. Sin embargo, podía arreglárselas cuando se trataba de trabajo.Era realmente incómodo cuan invasiva podía llegar a ser la prensa. No es como si su relación fuera una noticia relevante o que aportara algo a la sociedad. Luka apretó su mano llamando su atención. Cuando lo miró, él le dio una sonrisa tranquilizadora. Ella es la que estaba acostumbrada a esa clase de cosas, pero parecía ser él quién había es
—Eso salió mejor de lo esperado —comentó Martia con una sonrisa. Luka las había dejado a solas luego de llegar a casa—. Creo que Elena se enamoró de Luka.—Espero que eso sea suficiente para que esto se calme un poco, no tengo ganas de volver a presentarme en otro programa para hablar sobre mi vida amorosa. Prefiero responder preguntas sobre mi carrera.—No te preocupes, Renzo dijo que sería el único.Asintió. Confiaba en la palabra de su agente. Además, él nunca había sido de los que buscaba sacar provecho de cosas como los escándalos.—Bueno, porque no discutimos sobre el trabajo que te espera la siguiente semana. Todo está listo para comenzar con los ensayos.Isabella se sentía emocionada y preocupada en la misma medida al hablar de sus conciertos y todo lo que tenía que ver con ello. Quería dar lo mejor de
Luka abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Isabella. Seguro que no había transcurrido mucho tiempo desde la primera vez que despertó con ella a su lado, pero se sentía como si llevara haciéndolo por un largo tiempo. Imaginó despertar de la misma manera por el resto de su vida y sintió un deseo profundo instalarse en su pecho. Ella tenía la expresión serena y no podía sentirse más que feliz. Había pasado por mucho durante la última semana. Lágrimas derramadas, preocupación y estrés, tantas cosas con las que ella había tenido que lidiar. Pero ella no era ninguna débil. Había enfrentado cada situación lo mejor que había podido. Era cuando se quedaban solos que recién había mostrado lo cansada y debilitada que realmente estaba. Su amor y admiración por ella no había hecho más que crecer, si es que acaso era posible. Sonrió al recordar la manera en la que ella le había confesado su amor la tarde anterior. Si no habría visto el amor en sus oj