Las personas habían empezado a llegar, dejé la puerta abierta y no caía en la cuenta la cantidad que eran. Había podido contratar un pequeño bar con unos ahorros que tenía escondido, varias mesas con comida para que se vayan sirviendo y la música sonaba. Un vaso entre mis manos, las canciones que sonaban y mi mejor amigo sonriendo caminando hacia mí fue todo lo que necesite esa noche.
Me abraza—Estas hermosa hoy—susurra en mi oído.
Le doy un beso en la mejilla—Tú no te quedas atrás, bombón—sostengo.
Brindamos y bailamos, estaba en mi mejor momento—¿Tu marido dónde está?, creí que está fiesta era por tu feliz matrimonio—dice mirando para todos lados.
Hago un gesto con mi boca, muevo mis manos y lo señalo—No está aquí y si quieres saber de mi matrimonio, te diré que no estoy contenta. Cada día que pasa lo odio más a ese hombre—digo apretando mis puños.
Suspira—Harper debes empezar a comportarte porque ese hombre no es para jugar, ¿recuerdas cuando estábamos en la facultad? —pregunta.
Asistí—Si ya lo sé, no podía verlo más y te juro que está vez es peor—le comento.
Entrecierra sus ojos—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta acercándose.
Solo nos separa unos centímetros entre los dos porque la música no dejaba que tengamos una conversación decente y fue así—Que no quiero estar casada con él, es un monstruo y no tiene corazón—le digo.
Sonríe—Debes empezar a verlo con otros ojos porque son iguales. Harper no quieres darte cuenta que Alan y tú son el uno para el otro—suelta riéndose.
Le tomó su cuello—Cállate,¿sabes que Alan no le gusta que las personas vengan a su casa?—pregunte riéndome y al ver qué no tenía respuesta seguí—Es por eso que hice está fiesta, Drake—le digo.
Se podía notar que no tenía idea de lo que estaba diciéndole, se acerca más—¿Y que pasara si viene?,estás arriesgando mucho y lo sabes—dice mirándome.
Abro mis manos—Yo ya perdí desde que puse esto en mi dedo—le muestro la mano.
Sube su mano para acariciar mi dedo, estábamos conectándonos en otro sentido y pudo verlo a los ojos. Drake había sido mi único amigo desde pequeños, nos acompañabamos siempre que podíamos y nunca fuimos de separarnos. Dejo que me acaricie el dedo, el efecto del alcohol hizo que dentro mi se movieran cosas y no pude controlarme. Pero un apagón de la música hace que vuelva a la realidad, las luces se encendieron—¿Se puede saber que carajos hacen en mi casa? —pregunta gritando.
Nos miramos entre los dos—Ahora sí estamos perdidos—susurra.
Le tocó el pecho con mi mano—No pasa nada—le aseguro.
Camina hacia nosotros, de un empujón hace que se aleje de mi —¿Organizaste está fiesta para traer a tu amante a mi casa?—pregunta señalándome.
Niego con mi cabeza—Drake no es mi…—me interrumpe tomando mi rostro entre sus manos.
—¡Váyanse de mi casa todos!—grita y después me mira de nuevo—Esta vez superaste todos los límites, niñata—susurra.Intento sacar las manos de mi rostro pero es imposible, él estaba tomándome fuerte—Me hace daño, Alan—le informo.
Me empuja hacia atrás soltándome—Traes a tu amante a mi casa, haces una fiesta y sacas a mis empleadas, ¿en qué estabas pensando?—pregunta molesto.
Tocó mi mentón, me quejo varias veces del dolor y no pude resistirme —No es mi amante, me acusas todo el tiempo y no estás para escucharme. Me cansé de todo esto—digo yéndome.
Al intentar irme siento que unas manos me toman por la cintura y hacen que mi espalda choque contra su pecho, se acerca a mi oído—Estuve trabajando todo el día mínimo esperaba un buen recibimiento en mi casa, imaginé que la vida de casados sería diferente pero veo que eres como todas las demás—susurra.
Forcejeo con él y puedo darme vuelta para quedar cara a cara—Pudiste negarte al casamiento porque de mi no obtendrás nada—le respondo con asco.
Pude notar que aún tenía puesto el traje, el cabello estaba despeinado y su rostro llevaba un gesto furioso. Presiona mi cintura con sus manos—Dime,¿cuándo tendremos la noche de bodas?—pregunta subiendo una mano y acariciando mi mejilla.
Cierro mis ojos, los nervios me invadieron todo el cuerpo y no sabía que hacer. Recuerdo que mi madre antes de ponerme el vestido de novia dijo que debía satisfacer a mi futuro marido y que para ser libre de ese matrimonio infeliz, debía quedarme embarazada y así nunca debía preocuparme por el dinero. Tal vez sí antes de firmar un contrato con ese sujeto y su familia, hubiese sabido de que tenía que quedarme embarazada nunca me habría puesto un anillo y menos compartir cosas con ese hombre.
Estaba pasando lo que muchas veces esquive, estar con un hombre y más cuando era a la fuerza—Ya déjame—le pido.
Sus manos recorrieron toda mi espalda, estaba como desesperado y logré hacer mi rostro a un lado dejándole la mejilla. La nariz de él rozo su piel—¿Por qué no tenemos un hijo y terminamos acá con esto?, no tendría que soportarte y tú a mi tampoco—sostiene.
La propuesta que me hacía era confusa, no había pasado ni una semana y ya debía estar embarazada. Lo miró fijamente—¿Te estás escuchando?, estás loco traer a un niño a este mundo es porque nos queremos y sería nuestra prioridad pero que vez—le digo mirándolo y quedando cara a cara—No te quiero, me das asco Alan Frank—lo empujó.
Se ríe—Yo tampoco, niñata y no sabes cómo deseo que te vayas de mi vida—dice con bronca.
Le estaba lastimando el ego a un hombre como Alan, tenía a cualquier mujer a sus pies y estaba en su casa buscándome. Nunca había querido casarme, tener hijos y menos de esa manera. Pongo mi cabello hacia atrás, riéndome—Fuiste tú quien firmó primero ese contrato y eso te pasa por ser tan ambicioso—le aseguro.
Furioso se acerca a mi, me empuja hacia la pared y la golpea con su puño—No tienes idea de quién soy y porque lo hice—suelta de repente y se va.
No entendía porque hacía todo eso Alan, si se notaba que necesitaba para madurar a una persona y no había vuelta atrás. Observó que habían ido varias de las empleadas, de madrugada limpiando todo el desastre que deje por una fiesta absurda y ahora debía soportar que él me hable en códigos. Entré a la habitación y lo ve sentado enviando mensajes pero se detuvo cuando me vió—Sigue por mi no te detengas, haz de cuenta que no existo—le comento.
Niega con su cabeza, se desviste sin problemas y eso hace que tenga un poco de vergüenza. Me había pasado la mitad de mi vida sin tener que relacionarme con hombres que me gustarán y de un día para el otro tuve que compartir una cama justo con el hombre que más amé la mitad de mí vida. Me acomodo del otro lado, saco mi vestido y tiemblo de tan solo pensar que tal vez podía verme desnuda.
Le di la espalda—¿Cómo es que estamos así?, nunca creí que estaría así contigo—suelta metiéndose en la cama.
Me pongo una remera enorme que me había dado Drake, podía sentir su olor y darme un poco de placer para soñar que todo era como antes. Tapo mí cuerpo con las sábanas y miro al techo—No lo sé, mis padres están mal económicamente y tu familia era la salvación—sostengo.
Gira su rostro para ver mi perfil—Sácame una duda—me pide.
Lo observo—¿Qué quieres ahora?—pregunte.
—Ese sujeto que estaba contigo cuando llegue,¿es tu amante?—pregunta.
Largo una carcajada y tape con una mano mi rostro—No, claro que no. Es un amigo—le informo.
Asiste y suspira mirando para arriba en el techo—Claro ahora le dices amigo—susurra.
Muevo mi cabeza—Si, porque lo es —aseguro.
Frunció su ceño—otra pregunta—dice.
Muerdo su labio inferior—¿Y ahora que quieres saber?—pregunte.
—Sácame la duda,¿eres virgen?—pregunta mirándome.
Largo una pequeña sonrisa, ahora quería saber de mi privacidad y nunca quise que nadie sepa mis cosas. Lo observó como espera una respuesta de mi parte y solo me volteo para darle la espalda—Buenas noches—digo sería.
Aunque me sentía un poco intimidada, al escuchar la pregunta de su parte fue como que toco una parte de mi que muchas veces me costó superar porque cada hombre que conocí solo esperaba de mi pasar una noche y nada más. Lo único que por mi parte buscaba era alguien con quien compartir, pasar los días y ser feliz. Esa remera larga podía dejar tapar mi cuerpo y no dejarlo expuesto, no llevaba brassier solamente una tanga y eso me preocupaba. Al abrir los ojos veo que él ya había apagado las luces, estaba todo oscuro y habían días que tenía insomnio constante.
Doy varias vueltas en la cama, suspiro—¿Qué pasa que estás moviéndote tanto?—pregunta.
Tocó mi pecho, extrañaba demasiado mi propia habitación y cama. Todo lo que me rodeaba antes, eso sentía que me faltaba —No puedo dormirme—susurro.
Él se mueve también y acerca su cuerpo al mío—¿Quieres que te haga algunas caricias?—pregunta.
Niego con la cabeza—No—respondo cortante.
Alan no era el tipo de personas que esperaba una aprobación de la otra parte, sus manos fueron debajo de la sábana y buscaron mi panza. La respiración se me contrajo, los nervios se hicieron presente y puedo sentir sus manos acariciarme la panza. Removerse hasta subir la remera como tanto buscaba, agitada, nunca había dejando que un hombre me tocará de esa forma tan cariñosa y él parecía disfrutar porque en mi oído podía sentir su respiración agitada también. Abro los ojos cada vez más grandes, sus manos recorrieron mis costillas y llego a mi pecho, lo presiono—Harper— susurra.
Otra mano de él busca la mía que estaba a un lado de mi cuerpo, la toma y rápidamente me hace ubicarla encima de su parte íntima. Un calor enorme invadió todo mi cuerpo, por primera vez en mi vida estaba tocando la erección de un hombre—Alan—lo nombró.
Sus labios estaban besando si mejilla, su manos se encontraba desesperada contra mi pezón y se movía para que mi contacto con su miembro sea más fuerte. Ahora podía entender que estaba excitado, quería tener sexo conmigo y me volteo, algo se apoderó de mi. No podía demostrarle que era una niña inocente, me senté encima de su erección y él se levanta quedándose sentado, pone su rostro en mis pechos—Me calientas—dice agitado.
Había visto varias películas esperando que ese momento ocurra con alguien que amará de verdad porque antes no lo disfrutaba, me remuevo encima de su pelvis y lo escucho gimiendo mientras sus manos se posan en mí cadera para presionarme contra él. Mi tanga estaba mojada, mis pezones duros y levantando mis manos me saco la remera, hago el cabello a un costado y lo beso. Saco mi lengua para chocar contra la suya, estaba sacando una personalidad que no sabía que tenía y me encantaba poder despertarme. Dejar a esa niña que veía películas atrás y convertirse en mujer. De un tirón arranca la tela de mi tanga, él seguía con su ropa puesta y yo estaba completamente desnuda. Él suspira, abraza mi cintura fuerte y gira. En un movimiento ahora quedé debajo de su cuerpo—Dios mío—digo agitada sintiendo que él recorre con su lengua cada centímetro de mi cuerpo, dejando besos por todos lados hasta llegar a mi debilidad del centro.
Su lengua jugo con mi parte más débil, mis manos tomaron su cabeza y apretaron fuerte, su boca seguía succionando y hacía que más me excite. Empiezo a tener ganas de subir y bajar mi cadera, cada caricia de su parte y abro mi boca gimiendo sin parar. Mis piernas tiemblan, largo un suspiro de relajación llegando a un orgasmo sin necesidad que me penetré y él limpia su boca, se sube encima de mí y agitado, saca su pantalón como puede a la vez el bóxer. Lo miró —No te olvidarás de esta noche—susurra en mi oído.
Todo lo que había pasado era lindo, me había sentido querida y cuidada hasta que él se pone encima de mi. Ya no me tocaba igual, estaba molesto y también excitado. Lo escucho quejarse en mi oído, me penetra con todo haciendo que me arquee del dolor y pego un pequeño grito. Hago mi cabeza hacia atrás contra la almohada, mis manos toman fuerte las sábanas del colchón y las lágrimas caer por mis mejillas. Aún no se detenia, puso sus manos alrededor de mi rostro y siguió moviéndose cada vez más fuerte. Se sentía un ardor enorme que me salió otro grito, no me encontraba excitada—Pará, por favor—susurro recordando aquel pasado tormentoso en mi cabeza. No lograba escucharme, sigue moviéndose y cuando llega al clímax se baja de encima de mí. Se pone a un lado y recupera el aire, por mi parte, me tapo con las sábanas y abrazo mis pechos con unas cuantas lágrimas en mis mejillas. Alan no se había cuidado, yo tampoco porque era cómo mi primera vez después de mucho tiempo y
Le tocó la nariz —No—respondo tirando la cabeza hacia atrás.Antes solía usar el alcohol para escaparme de mi misma, olvidar que tenía que soportar cada cosa en la vida y más en la Universidad. Hacer oídos sordos a los reclamos de mi padre cuando discutía con mi madre porque me tuvieron y soy mujer. Tantas cosas soporte que una salida con amigos podía disfrutarla al máximo hasta perder la conciencia.Después de decirle eso a Alan, cerré mis ojos y me deje llevar por la tranquilidad. No puede quedarme despierta para escuchar su respuesta y me dormí profundamente.Al día siguiente, me despierto porque escucho voces en el pasillo y cuando intento levantarme de la cama, vuelvo por el dolor fuerte de cabeza. La puerta de la habitación se abre y aparece una de las empleadas—Buenos días, señora. Esto nos pidió que le
Él rápidamente se aleja de mi rostro y se pone a mi lado para disimular—No, señor solo hablábamos—sostiene.Mueve su cabeza como entendiendo a lo que se refiere, lo saluda dándole la mano mientras que a mi madre me presionaba con un abrazo. La separo de mi cuerpo—Ya esto es mucho—digo sonriendo.Me toca la mejilla—Es que te extrañe hija, nunca hemos estado separadas tantos días y sabes cómo soy—asegura.Diciendo esas cosas tenía razón porque éramos muy unidas antes de que suceda lo del casamiento y todo lo demás. Ahora no nos veíamos nunca y apenas nos enviamos mensajes. Mi padre se acercó a mi dándome un beso en la mejilla—Hola hija—dice serio.Ya estaba acostumbrada a ese trato de su parte, se acomodaron frente a nosotros y nos dispusimos a pedir la comida. A los pocos segundos, Alan y
Después de ese día pude empezar a poder ir a la empresa. Hacía tanto tiempo que no recorría los largos pasillos de ese lugar, se veía tan diferente y ya nada era igual. Se acercó—Buenos días,¿busca alguien?—pregunta.Muevo mi cabeza—Si, la oficina de Alan Frank—le digo sonriendo.—Por acá señorita,¿tenia una cita con él?—pregunta mirándome.Hago un gesto con mi rostro—Algo así—respondo cortante.Nadie me conocía en esa empresa que era de mi propia familia, nunca fui de mostrarme y menos estando al lado de mis padres. Esa muchacha me acompaña hasta la puerta de la oficina de Alan, llevaba una carpeta bajo su brazo y su celular encendido porque parecía que la ocupaban todo el tiempo.Golpea varias veces, se escuchaban risas del otro lado y eso me fastidio—Lo si
Lo empujó con todas mis fuerzas—Te gustaría imbécil —le grito.Fernanda, la secretaria vuelve aparecer en la oficina—Señor Frank, llegaron los socios para la reunión—le informa.Levanta su mano—Ya voy—dice.Lo observó con las manos cruzadas—Yo también iré a esa reunión—le informo.Larga una carcajada—No, te vas a casa y listo—me ordena.Salgo rápido de la oficina, pido indicaciones de dónde era la sala de reuniones y cuando logré llegar me encuentro con dos hombres mayores y otro joven como de mi edad. Dejo las carpetas a un lado—Buenos días, señores. Es un placer recibirlos acá —digo abriendo mis brazos.A mi lado aparece Alan con un gesto furioso, nos sentamos juntos y dejamos que los socios se acomoden—Bueno empecemos—ordena.&nbs
Salí rápido de esa sala de reuniones, no podía dejar de que él jugará con mi cabeza ni con mi corazón y tampoco sería una más de su larga lista. Me chocó con alguien —Lo siento—dice ayúdame.Me levanto del suelo como puedo y lo miro—No pasa nada, lo siento también—sonrió.Ese hombre alto, morocho y unos ojos color miel me quedan mirando dejándome sin aire y poniendo una enorme sonrisa en su boca. Me dejaban sin palabras, solamente fue un delirio mío y negué con la cabeza. Apoya su mano enorme en mi hombro—¿Estás bien? —me pregunta.Muevo mi cabeza varias veces y me doy cuenta que no estoy hablando. Aclaro la voz—Si, si—respondo.Sonríe—Me alegro, ¿trabajas aquí? —pregunta mirándome.—Algo así, si puede
Esa parte de estar casada con él no me importaba demasiado porque sabía que no sentía nada. Apenas me conocía por mi nombre y ahora debía tratarme como su esposa. La parte que no entendía de su vida ya lo hacía y eso me aliviaba porque desconfiaba de mi misma.Respiro hondo—Entonces veo que Alan es así por culpa de alguien más. Gracias—la abrazo.Toma distancia—No le cuentes a nadie que te dije eso porque nos pidieron discreción—dice rogándome.—No te preocupes que no diré nada—le guiño el ojo.Después de esa conversación dónde conocí a más de Alan a través de otra persona, me acomode a entender varios documentos que se presentaron en la reunión que habíamos tenido y por primera vez sentía que estaba en mi mundo. La terminología que manejaban l
Niego con mi cabeza—Ya no quiero escucharte porque me haces mal—lo vuelvo a empujar.No me pude resistir a enfrentar lo que tenía para decirme y solo logré escaparme. Subí lo más rápido que pude las escaleras, me encerré en mi habitación y no salí de ahí hasta el día siguiente.Ya no aguanta más tener que fingir llevar un matrimonio feliz cuando apenas nos podíamos ver y nunca habíamos compartido como cualquier pareja una cama. Alan estaba siendo tan él que yo lo único que buscaba era la forma de regresar a casa y no tener que lidiar con tantas responsabilidades. Sabía muy bien que de este matrimonio dependían mis padres y debía darle un hijo a la familia Frank para terminar el acuerdo. La cosa más difícil es poder tener un hijo con Alan Frank y tener que estar atada toda la vida a su lado por la culpa de las ambiciones f