Dante miraba a Emma vestirse, era fin de semana y ella no tenia escuela ni tampoco trabajo. Había decidido apoyarla en aquella travesía. Entendía las razones por las cuales Emma se aferraba ser médica. Iba a darle una sorpresa esa tarde, su yate, aquel que aun no nombraba, ya se hallaba listo, y había hecho los preparativos la noche anterior. Le había pedido a ella que se pusiera el vestido mas ligero y fresco que tuviera en el closet, ese fin de semana, lo planeo así, lo pasarían disfrutando de la brisa marina mientras navegaban hacia su isla privada. Estaba seguro de que ella lo disfrutaría mucho.—Y bien, ¿Cómo me veo? — pregunto Emma mirando a su esposo. Dante sonrió.—Te ves hermosa, muy hermosa — respondió Dante.Emma desvió la mirada de la de su marido. Odiaba que la mirara de aquella manera tan…dulce, apasionada…en verdad aborrecía aquello ya que le hacían sentir que estaba en el lugar correcto y que no deseaba irse…y cuando eso pasaba ella tenia que obligarse a repetirse ment
Esa mañana la brisa salina la despertaba con agrado. La noche anterior, habían casi roto la cama del yate por tanto que habían hecho…y sintió sus mejillas arder, se habían quedado dormidos como dios los trajo al mundo, el cansancio los había vencido. Era domingo, y Emma se sentía tan relajada como nunca antes estuvo. Se levanto para vestirse con lo primero que tuvo a la mano. Los sirvientes que los habían acompañado para ayudar y atender a Dante, ya tenían el desayuno listo. Hambrienta, devoro tanta fruta como pudo, así como panecillos con miel. Entonces se dio cuenta de que el yate se había detenido en una hermosa isla paradisiaca.—No puedo creerlo — aseguró Emma y casi se quedó sin aliento al ver la belleza tropical que cubría todo lo que abarcaba su vista. Nunca en su vida había visto algo como aquello.Dante, que recién se había levantado con ayuda de Francis, sonrió de medio lado y negó en silencio, se limitó a tomarla de la mano y fascinarse con la capacidad de asombro que su j
Un par de escalones tras ellos, se extendía una sala pequeña y blanca de varias piezas, con cojines en negro que resaltaban elegantemente, había delicadas cortinas dejando entrar la claridad exterior y exhibiendo los verdes jardines; un par de lámparas sobre los burós y una vistosa mesa de centro, al fondo, se apreciaba una pequeña cantina con variedad de vinos y copas de cristal reluciente, y al costado de ésta, un amplio corredor que llevaba una puerta secundaria que era dirigida a una sección privada de ese jardín.—Espera, espera — suplicó Emma cuando Dante comenzó a acariciar su cuerpo.— ¿Por qué? — el cuestiono.Emma jadeó y sonrió. — Tengo hambre — confesó.El ojiazul resopló cansadamente. —Bien, si quieres cambiarte para ir a comer — sugirió.Ella sonrió abiertamente y asintió. —Gracias — dijo alegremente.Dante hasta ese momento rodó su vista por el lugar. —La habitación está arriba, ve, pediré que suban las cosas — dijo mientras se rascaba frustrado la mejilla.La curvilíne
El hermoso fin de semana en el paraíso había terminado, sin embargo, Emma aun sentía sus pies sobre las nubes. Dante había nombrado a un yate con su nombre, además, de hacerle pasar los momentos más maravillosos que había vivido hasta ese momento. Aun podía sentir la brisa salina acariciando sus mejillas, y los recuerdos de esos mágicos días, eran algo que, sin duda alguna, no olvidaría jamás.Abriendo los ojos, pudo ver el techo blanco de su alcoba matrimonial, y sentir el cuerpo de su esposo justo al lado suyo. Sonriendo, aun se sentía demasiado feliz por haber vivido ese momento de ensueño junto a Dante. Poniéndose de píe, vio a su marido dormir plácidamente. Repasando la hermosura del rostro de Dante con las yemas de sus dedos, Emma se sentía cada vez mas enamorada de ese hombre.Deteniéndose, Emma sintió como se le apretaba el pecho. ¿Qué era lo que estaba sintiendo por Dante? Caminando hacia baño, entro en la bañera mientras reflexionaba ese ultimo pensamiento que cruzo por su m
Hacía la maleta con cierta premura antes de que su esposa despertara. Tenia que inventarse la excusa de viajar, aunque realmente no lo haría. No quería que Emma se enterara de que estaba en ese complejo tratamiento, pues las posibilidades de tener éxito, eran realmente pocas, y, si se era sincero, no tenia muchas esperanzas. Esa tarde avanzarían a la fase dos del tratamiento experimental, que, de funcionar correctamente, les devolvería la movilidad a las piernas. Nadie en la mansión salvo su chofer, sabia a donde realmente se dirigiría esa mañana, Dante se internaría en aquel hospital en el cual permanecería durante varios días.Al mirarse en el espejo, sus ojos lucían cansados, hundidos; no había dormido prácticamente nada la noche anterior pues su nerviosismo le había impedido hacerlo, y aunque se repetía varias veces en la mente que no quería tener esperanzas, la verdad era que si que las tenía. Aquella no era la primera vez que se sometía a tratamientos cuestionables; cada uno mas
El sonido de la ducha rompía el silencio en la habitación de Emma, el agua tibia resbalaba sobre su cuerpo desnudo, aquellos recuerdos de la noche anterior regresaban a ella, la desbordante pasión de Dante se había quedado graba en su piel logrando hacer que deseara más de ello, aun cuando sabía lo que él era, un millonario que había comprado a una esposa, un hombre peligroso, temido en cada rincón de la ciudad…pero aun así, sentía su corazón latir apresurado cada vez que sentía su piel desnuda junto a la suya.Cerrando la llave, la hermosa rubia se miraba al espejo, su cuerpo desnudo estaba ante ella, y, por primera vez, no se sentía insignificante al mirarse. No lo negaría, durante mucho tiempo se había sentido poco menos que nada, su futuro incierto, su difícil situación y el nunca tener tiempo para nada mas que resolver problema tras problema, habían dejado en ella huellas de ese marcado sufrimiento. Sin embargo, desde que era la esposa de Dante y había vuelto a tener noches tranq
El día comenzaba con muy buenas noticias, Emma escuchaba a su madre hablando al otro lado de la línea, diciéndole que el cáncer había comenzado una recesión, su adorada madre estaba finalmente venciendo aquella terrible enfermedad que tanto dolor y sufrimiento les había ocasionado durante largos años. Lagrimas de felicidad se le escapaban de los ojos y la joven rubia no podía evitar sentir demasiado emoción al escuchar aquello. No podía esperar a finalmente ver a Dante para contarle aquellas maravillosas noticias.Animada, Emma corría de un lado a otro mientras se vestía para su día, primero en mucho tiempo es que se sentía verdaderamente animada. Aquella charla con su madre había sido tan hermosa y gratificante, que la joven rubia estaba sintiendo que su cuerpo había recibido mil años mas de vida. En ese momento nada ni nadie le podrían arrebatar el buen humor. Saliendo de la mansión Morgan, Emma se dirigió hacia la universidad, no sin antes recibir un mensaje que le daba otra maravi
—Y eso seria todo para informar de mi parte de momento. Esta alianza estratégica nos beneficiara a ambas compañías —Dante informaba con seriedad esa tarde. Todos en aquella sala de juntas, comenzaban a aplaudir su esfuerzo. El hombre se retiraba del sitio, ya sintiéndose demasiado dolorido físicamente, pero satisfecho de haber concretado tan importante negocio. Ciacco, miraba con desprecio a su sobrino. Dante era una molestia, siempre había sido una enorme molestia desde que sus ojos se abrieron al mundo y supo que estaba aun mas abajo en la línea de la herencia gracias a ello. Ahora, lo miraba pavonearse y mirarlo con desprecio, de la misma manera en que solía mirarlo Virgilio, su odiado hermano, quien siempre tuvo el reconocimiento de su padre y su bendición para ser su heredero.Saliendo de aquel lugar al igual que el resto de las personas que se hallaban en el sitio, Ciacco se fumaba un cigarrillo. Si no lograba preparar una buena estrategia, no seria capaz de poner sus manos sob