ElenaHe ignorado las llamadas de Abril todo el día, no quiero hablar con ella, ni siquiera con Brit, que es menos persuasiva. Mis dos amigas siguen engañadas con mi matrimonio, bueno, en parte. Creen que me he casado para asegurar mi futuro, y según dicen, me envidian desde que vieron las fotos de nuestra boda en internet. Se quedaron perplejas al ver quién es mi marido, y por largos días me estuvieron preguntando cómo era posible que no sintiera nada fuera de lo material por un hombre así. Ahora estoy cansada de fingir que todo es color de rosa. Y por ello he decidido desaparecer un tiempo de mis redes sociales. Intento cerrar los ojos mientras apoyo mi cabeza en el cristal de la ventana, y cuando por fin me siento cómoda, recuerdo las palabras de Hero al declarar que ¿me ama? Aún me cuesta aceptarlo, porque no pensé que una roca como él pudiese sentir algo real por mí en tan poco tiempo. En mis labios se forma una sonrisa, me alegra pensar que es algo mutuo, pero me aterra tener q
Hero Me estaciono frente a las escaleras de la entrada una vez que el portón de la entrada a la mansión se abre y bajo del Crossover a toda prisa como alma que se traga el diablo. Mientras me adentro al pasillo aflojo el nudo de mi corbata, ansioso por la llamada de mi madre. Detengo los pasos en bruto cuando llego al salón principal. Los rostros expresivos de mis hermanas y mi madre me reciben alertas y un fuerte dolor me apuñala en el centro del estómago cuando, en uno de los muebles, veo a Ashley sentada de piernas cruzadas. Sus finos labios se extienden en una sonrisa maliciosa y con lentitud se levanta, da unos cuantos pasos y se sitúa frente a mí. —Hero Clark —pronuncia despacio, desplegando odio puro en cada palabra. —¿Qué haces aquí? —cuestiono sin gota de amabilidad. Su presencia es suficiente para acabar con la mínima gota de paz que exista. Esta mujer es detestable, calculadora, maligna... Cada molécula de su cuerpo está podrida, no hay célula ni sentimiento bueno en
ElenaLanzo el bolso sobre el sofá de la sala y camino de un lado a otro con las manos sobre mis caderas. Me llevo los dedos a mis labios y muerdo mis uñas nerviosa. He quedado totalmente impactada y en este momento debo pensar bien cómo hacer las cosas sin perjudicarme ni a mí ni a Hero. Sé que debo hablar con él, tengo que contarle de los planes de Ashley y Ana cuanto antes. ¿Tengo pruebas? No. Él va a creerme ¿cierto? ¿por qué no lo haría? Si me quiere realmente no me dejará en ridículo¿verdad? Ahora lo más importante es sentarme a recordar palabra por palabra lo que escuché en el parque. Si quiero avisarle a la familia debo estar bien clara de todo, aunque me tomen como loca por incriminar a la meticulosa asistente social. Mi celular resuena desde alguna parte de mi bolso y me apresuro en buscarlo. El nombre de mi esposo aparece en la pantalla y, desesperada, contesto. —¡Hero, que bueno que me has llamado...!—Recoge algunas cosas en una maleta y trata de estar lista en diez mi
ElenaHa sido un día muy cargado para mí, sin embargo, necesito complicármelo más. Tener a Hade de frente, dispuesta a contarme secretos de su familia, es algo que he deseado desde que llegué aquí. —Por el principio, para que entiendas —me aclara antes de dar inicio a la plática y asiento estando de acuerdo. Me pongo cómoda sobre el suave colchón y un escalofrío me recorre la columna vertebral—. Hace siete años Hero y Ashley decidieron casarse luego de dos años de relación. No te voy a mentir, ella me caía muy bien, ¿a quién no? si siempre era muy educada y cariñosa. Mi hijo pensó que era la mujer perfecta, la futura madre de sus hijos —dice y sonríe bajo, mientras niega con la cabeza—, su verdadero rostro salió a la luz luego de la muerte de Mássimo, cuando todos nos enteramos del testamento. Para Hash y Hilary no fue difícil, les dejó una herencia a ambas sin requisitos de por medio. Con Hero, como te conté, no fue igual. La verdad, no sé si lo hizo con la intención de molestarlo i
ElenaLa puerta se abre de golpe, causando que ambas nos sobresaltemos. Tardé unos cuantos minutos en consolar a Hade, creí imposible que dejara de llorar. Repetía una y otra vez que también fue su culpa y que teme que me ocurra lo mismo. Con eso solo consigue traumatizarme más. No quiero sonar ansiosa, ni pretendo quitarle su dolor forzándola a que hable, así que espero tranquilamente por sus palabras. Cuando el sonido se hace presente, dirigimos la mirada al causante, es Hero, que llega de imprevisto. Inmediatamente su madre se limpia las lágrimas y él no tarda ni un segundo en notarlo. Su ceño se frunce y clava sus ojos en mí, como buscando la respuesta de su estado. Yo me limito a transmitirle molestia, y seguidamente regreso la atención a Hade. —Siento interrumpir —dice—, ¿mamá, ocurre algo? —le pregunta dirigiéndose a ella con preocupación. —Tranquilo, estoy conmovida con todo esto, no quiero que se lleve a Valeria —miente, en parte, y su hijo no duda en creerle. Deposita un
Elena¡El período! Llevamos minutos de besos, mordidas y toqueteos fugaces que son interrumpidos por mi negación. ¡No podemos, mierda! Lo empujo lejos de mí, dejándolo semidesnudo con una confusión evidente. Comienzo a buscar mi ropa por el suelo y me inclino para agarrar mi sujetador.—¡¿Qué haces!? —espeta desubicado.—Llevo una almohadilla, es mi periodo —contesto, sonando obvia.Él rueda los ojos, y como si lo que le dije valiera un quintal de basura, se abalanza sobre mí, impidiendo que me vista.—No importa, no tengo escrúpulos —susurra, ya poseyendo mis labios. Su lengua se cuela en mi boca y nuevamente me sumerge en su red de seducción. ¡¿Por qué tiene que besar así Dios santo?!—N... no, es, asqueroso —musito, a penas puedo hablar con sus labios imponentes y ágiles sobre los míos. —El sexo en general lo es. —Estampa sus manos contra mi trasero y agarra los bordes de mis bragas para de un tirón lograr que se me encaje en ese lugar que no ha visto la luz—. Mmm, qué tenemos po
Hero—Quiero que me escuches, tengo algo que decirte y... ¿confías en mi palabra? —Sabes que sí, pero, te debo yo explicaciones antes, te lo prometí —asevero mientras acaricio su cabello. —No, déjame a mí primero, es importante —dice, colocándose sobre mi pecho. Lame sus labios, suspira profundamente y se acomoda lo suficiente para sentirse a gusto. —De acuerdo. —Esta mañana he salido a dar un paseo...—Bien, ¿qué ha pasado? —cuestiono y fija sus ojos en los míos, como buscando la forma de decirme.—Me encontré con Ana y Valeria en un parque cercano a la Plaza, y escuché una conversación de ella con...—¿De Ana?—Sí. Estaba hablando con Ashley —responde y frunzo el entrecejo. No me sorprende, Ash es la madre de Valeria, no es novedad que hable de vez en cuando con ella.—Imagino que sobre temas de Valeria —digo y niega con la cabeza. «¿No?».—Escuché algo sobre doce mil dólares que Ashley debía pagarle a Ana —susurra y la incógnita se planta en mi mente—, no dijo el motivo, pero
ElenaA estas alturas ya me estoy preparando para cualquier cosa que me desagrade. Desde que llegué es una cosa tras otra, más secretos, más mentiras, más, más, más, más. ¿Por qué no decirme de una vez? Estoy hartándome de recibir solo migajas de quién dice que me ama, y ahora ¿quién me asegura que no me mentirá? Esperar, aceptar y ayudarle. Es lo único que puedo hacer. Sus últimas palabras han calado en mi mente, haciéndome perderme por unos segundos en los que pienso de igual forma que Amaia... Él no podría hacerlo, no tiene el derecho de quitarme a mi hija luego de que nazca.—Fueron especulaciones suyas, yo jamás le haría algo así —aclara y yo tuerzo los labios mientras pienso.—¿Entonces, qué pasó luego? ¿Dónde está ella? ¿Y la bebé, por qué nunca la he visto? Ok ahora que medito suena peor. Llevo dos meses acá y nunca antes escuché nada de Amaia ni de su pequeña. Hero me dice que la quisieron mucho pero... ¿hasta donde llega la hipocresía? O sea, jamás la mencionan, no hay nad