ElenaLanzo el bolso sobre el sofá de la sala y camino de un lado a otro con las manos sobre mis caderas. Me llevo los dedos a mis labios y muerdo mis uñas nerviosa. He quedado totalmente impactada y en este momento debo pensar bien cómo hacer las cosas sin perjudicarme ni a mí ni a Hero. Sé que debo hablar con él, tengo que contarle de los planes de Ashley y Ana cuanto antes. ¿Tengo pruebas? No. Él va a creerme ¿cierto? ¿por qué no lo haría? Si me quiere realmente no me dejará en ridículo¿verdad? Ahora lo más importante es sentarme a recordar palabra por palabra lo que escuché en el parque. Si quiero avisarle a la familia debo estar bien clara de todo, aunque me tomen como loca por incriminar a la meticulosa asistente social. Mi celular resuena desde alguna parte de mi bolso y me apresuro en buscarlo. El nombre de mi esposo aparece en la pantalla y, desesperada, contesto. —¡Hero, que bueno que me has llamado...!—Recoge algunas cosas en una maleta y trata de estar lista en diez mi
ElenaHa sido un día muy cargado para mí, sin embargo, necesito complicármelo más. Tener a Hade de frente, dispuesta a contarme secretos de su familia, es algo que he deseado desde que llegué aquí. —Por el principio, para que entiendas —me aclara antes de dar inicio a la plática y asiento estando de acuerdo. Me pongo cómoda sobre el suave colchón y un escalofrío me recorre la columna vertebral—. Hace siete años Hero y Ashley decidieron casarse luego de dos años de relación. No te voy a mentir, ella me caía muy bien, ¿a quién no? si siempre era muy educada y cariñosa. Mi hijo pensó que era la mujer perfecta, la futura madre de sus hijos —dice y sonríe bajo, mientras niega con la cabeza—, su verdadero rostro salió a la luz luego de la muerte de Mássimo, cuando todos nos enteramos del testamento. Para Hash y Hilary no fue difícil, les dejó una herencia a ambas sin requisitos de por medio. Con Hero, como te conté, no fue igual. La verdad, no sé si lo hizo con la intención de molestarlo i
ElenaLa puerta se abre de golpe, causando que ambas nos sobresaltemos. Tardé unos cuantos minutos en consolar a Hade, creí imposible que dejara de llorar. Repetía una y otra vez que también fue su culpa y que teme que me ocurra lo mismo. Con eso solo consigue traumatizarme más. No quiero sonar ansiosa, ni pretendo quitarle su dolor forzándola a que hable, así que espero tranquilamente por sus palabras. Cuando el sonido se hace presente, dirigimos la mirada al causante, es Hero, que llega de imprevisto. Inmediatamente su madre se limpia las lágrimas y él no tarda ni un segundo en notarlo. Su ceño se frunce y clava sus ojos en mí, como buscando la respuesta de su estado. Yo me limito a transmitirle molestia, y seguidamente regreso la atención a Hade. —Siento interrumpir —dice—, ¿mamá, ocurre algo? —le pregunta dirigiéndose a ella con preocupación. —Tranquilo, estoy conmovida con todo esto, no quiero que se lleve a Valeria —miente, en parte, y su hijo no duda en creerle. Deposita un
Elena¡El período! Llevamos minutos de besos, mordidas y toqueteos fugaces que son interrumpidos por mi negación. ¡No podemos, mierda! Lo empujo lejos de mí, dejándolo semidesnudo con una confusión evidente. Comienzo a buscar mi ropa por el suelo y me inclino para agarrar mi sujetador.—¡¿Qué haces!? —espeta desubicado.—Llevo una almohadilla, es mi periodo —contesto, sonando obvia.Él rueda los ojos, y como si lo que le dije valiera un quintal de basura, se abalanza sobre mí, impidiendo que me vista.—No importa, no tengo escrúpulos —susurra, ya poseyendo mis labios. Su lengua se cuela en mi boca y nuevamente me sumerge en su red de seducción. ¡¿Por qué tiene que besar así Dios santo?!—N... no, es, asqueroso —musito, a penas puedo hablar con sus labios imponentes y ágiles sobre los míos. —El sexo en general lo es. —Estampa sus manos contra mi trasero y agarra los bordes de mis bragas para de un tirón lograr que se me encaje en ese lugar que no ha visto la luz—. Mmm, qué tenemos po
Hero—Quiero que me escuches, tengo algo que decirte y... ¿confías en mi palabra? —Sabes que sí, pero, te debo yo explicaciones antes, te lo prometí —asevero mientras acaricio su cabello. —No, déjame a mí primero, es importante —dice, colocándose sobre mi pecho. Lame sus labios, suspira profundamente y se acomoda lo suficiente para sentirse a gusto. —De acuerdo. —Esta mañana he salido a dar un paseo...—Bien, ¿qué ha pasado? —cuestiono y fija sus ojos en los míos, como buscando la forma de decirme.—Me encontré con Ana y Valeria en un parque cercano a la Plaza, y escuché una conversación de ella con...—¿De Ana?—Sí. Estaba hablando con Ashley —responde y frunzo el entrecejo. No me sorprende, Ash es la madre de Valeria, no es novedad que hable de vez en cuando con ella.—Imagino que sobre temas de Valeria —digo y niega con la cabeza. «¿No?».—Escuché algo sobre doce mil dólares que Ashley debía pagarle a Ana —susurra y la incógnita se planta en mi mente—, no dijo el motivo, pero
ElenaA estas alturas ya me estoy preparando para cualquier cosa que me desagrade. Desde que llegué es una cosa tras otra, más secretos, más mentiras, más, más, más, más. ¿Por qué no decirme de una vez? Estoy hartándome de recibir solo migajas de quién dice que me ama, y ahora ¿quién me asegura que no me mentirá? Esperar, aceptar y ayudarle. Es lo único que puedo hacer. Sus últimas palabras han calado en mi mente, haciéndome perderme por unos segundos en los que pienso de igual forma que Amaia... Él no podría hacerlo, no tiene el derecho de quitarme a mi hija luego de que nazca.—Fueron especulaciones suyas, yo jamás le haría algo así —aclara y yo tuerzo los labios mientras pienso.—¿Entonces, qué pasó luego? ¿Dónde está ella? ¿Y la bebé, por qué nunca la he visto? Ok ahora que medito suena peor. Llevo dos meses acá y nunca antes escuché nada de Amaia ni de su pequeña. Hero me dice que la quisieron mucho pero... ¿hasta donde llega la hipocresía? O sea, jamás la mencionan, no hay nad
ElenaSus quejidos aumentan segundo tras segundo. Sé que le estoy haciendo daño, y me gusta la sensación de dominio que me provoca. Hace tiempo deseaba descargar toda mi rabia interior, ¡al fin! encontré a la persona indicada que se encargará de soportar mi furia. Y bien merecido se lo tiene. El silencio en la cocina se rompió desde el momento en que una silla rasgando contra el suelo pulido emitió un fuerte chasquido. La tensión entre la malnacida y yo finalmente alcanzó su punto de ruptura.Con un grito de rabia, me lanzo nuevamente hacia Ashley, agarrándola por el cabello con un poderoso tirón que hace que se doble hacia atrás, con su rostro al alcance del mío. Necesito saciar mis ganas de acabar con ella, tenerla bien cerca para que escuche palabra por palabra lo que tengo que decirle. Forcejea desesperadamente, pero mis manos mantienen un agarre férreo en su cabello, y cada intento de escape solo parece empeorar la situación. Un grito de angustia escapa de los labios de la rub
ElenaDespués de recibir la llamada del secuestrador hace unas horas, el eco de las palabras crueles siguen resonando en mi mente. Mi corazón late con miedo. La voz anónima me ha dado un plazo, un plazo que se agota con cada segundo que pasa. ¿Qué haré? El rostro de Evelina, a quien amo más que a nada en el mundo, me atormenta desde que escuché sus gritos. ¿Cómo podría estar tranquila estando ella en tal peligro?«Todo esto es mi culpa, por casarme con un millonario...», pienso.Tras secar mis lágrimas, bajo a la cena familiar. La tensión en la mesa se vuelve palpable. Ash está presente y sus ojos intentan emitir un juicio silencioso hacia mí. Hilary, por su parte, también me taladra con sus orbes azules, aunque ajena al tormento que me embarga en silencio. No quiero que nadie sepa de mi situación, y esto se convertirá en una pesada carga que no sé si podré soportar.Hero nota la angustia en mi rostro, lo sé porque agarra una de mis manos bajo la mesa, proporcionándome un apoyo silenc