HeroOcho treinta am y es casi el momento de lanzar Figurine Crocanti. Estoy un poco ansioso, no tanto por el lanzamiento como por el éxito que tenga, el cual espero sea igual de bueno como los anteriores. A seguido presentamos comerciales de este tipo, pero presiento que este logrará más demanda exterior. El estudio se ha vuelto un caos e intento mantener el orden de mis ideas, pero para eso necesito que los productores hagan su trabajo y me dejen a mi en una esquina mirando, definitivamente esto no es lo mío. Estoy descuidando mi empresa por llevar las riendas del negocio familiar, pero si un día debo dejar caer la compañía televisiva para salvar mis negocios lo haré...—Solo respira, esto no puede quebrar —habla con suavidad mi hermana menor cuando palmea mis hombros. Yo, que llevo más de una hora parado de brazos cruzados mientras los demás hacen su trabajo, asiento con la cabeza ignorando lo que pensé hace unos segundos de abandonar los comerciales si hiciera falta. —¿Sabes qué
Elena—¿Nada de nada Ele? —cuestiona Evelina apegando su rostro a la pantalla mientras niego con seguridad. —De hecho, hasta siento malestar en mi vientre, en cualquier momento me baja.—Mmm —pronuncia entrecerrando los ojos y yo me acomodo sobre el colchón de la cama—, ¿por qué siento que te alivia no estar embarazada? Su pregunta llega de sorpresa y abro la boca para contestar, pero lo único que sale es un chasqueo de labios. Es muy pronto para pensar en eso, y no es que embarazarme ahora sea una grandiosa noticia.—¿Debería de sentirme diferente? —contesto de forma automática.—Supongo que sí —acota, encogiéndose de hombros—, Elena, por eso estás ahí, necesitas quedar en estado pronto, es la única forma de que regreses lo más rápido posible a casa, ¿a caso no es eso lo que quieres? —¡Pero claro! —exclamo de inmediato. Deseo más que nada regresar con mi familia y volver a mi vida. Muero por conocer a mis estudiantes y ejercer en lo que tanto que querido—. Pero...—¿Pero?«¿Qué ha
ElenaMe visto con algo de lo más formal que encuentro en el armario. Unos jeans azules, un suéter negro de cuello alto y una chamarra oscura encima. Agarro una bufanda y me la enredo en el cuello, combinándola con un gorro sobre mi cabello suelto. Por último calzo unas botas altas y agarro mi bolso. Salgo al exterior de la habitación y regreso a la sala, donde me espera Gina con notable desesperación. —¿Dónde crees que estén? —le pregunto al tiempo que busco en mi cartera las llaves.—Podría ser en cualquiera bar cercano al estudio de grabación, a demás, nos sobra noche para encontrarlos. —Se encoge de hombros y me sigue los pasos hasta la puerta par marcharnos. —Dios, en serio vamos a hacerlo...—Yo lo he hecho varias veces, cuando te acostumbras se vuelve tan común como beber agua, vamos, abre esa puerta ya.Finalmente salimos al pasillo y nos ponemos en marcha rumbo al elevador caminando cual mujeres empoderadas, y yo, con el corazón acelerado, me siento considerablemente ridícu
HeroSí, a esto le llamo una resaca en condición. A penas puedo abrir los ojos, y cuando lo intento siento que la leve luminosidad es capaz de hacerme grietas en las orbes. Levántate.Te tienes que levantar. Me muevo sobre las sábanas, y decidido a tomar un baño logro ponerme en pie, no sin antes buscar con la mirada a Elena. No está e imagino que debe estar en la cocina.Bajo la ducha comienzo a recordar lo ocurrido anoche en el bar, quizá Ele está molesta porque llegué tarde y se ha ido a dormir a la sala. Eso podría ser una realidad si entre nosotros hubiese algo más, pero teniendo en cuenta que ella me odia y que lo nuestro no pasa de un contrato y la evidente atracción sexual que se nos sale por los poros, despejo esa idea de mi mente y agarro el shampoo para estrujarme el pelo. Me pongo un short deportivo y un pulober en conjunto. Salgo de la habitación y voy para el comedor con ansias de algo que alivie el dolor estomacal que tengo. Al llegar freno mis pasos ante la mirada a
Hero—No hablas en serio —asegura, con su mirada apagada—; lo dices para asustarme ¿eh? ¡¿Otro trato?! ¡Estoy harta de tus juegos de poder! ¿Qué te crees, eh? ¿Que por tener dinero puedes hacer lo que se te venga en gana conmigo? Pues no. —Me enfrenta, golpeando mi pecho con su dedo índice mientras suelta aire bruscamente por la nariz. —¡No soy yo quien está contra la espada y la pared con un padre hasta el cuello de deudas! Sus labios se abren para contestar y un cristal de lágrimas cubre sus ojos. —A veces eres una mierda —masculla—, debí haber escogido la muerte antes que casarme contigo, maldito...Mi corazón se hace trozos cuando pronuncia esas terribles palabras. Trago en seco y me recrimino sentirme tan mal por ella. No puedo ser capaz de seguir con esta farza mientras le hago daño, se supone que ambos estemos aquí porque nos necesitamos el uno al otro para resolver nuestros problemas, y, en cambio, cada día mi corazón reclama más el suyo. Max me advirtió que esto pasaría, y
ElenaHe ignorado las llamadas de Abril todo el día, no quiero hablar con ella, ni siquiera con Brit, que es menos persuasiva. Mis dos amigas siguen engañadas con mi matrimonio, bueno, en parte. Creen que me he casado para asegurar mi futuro, y según dicen, me envidian desde que vieron las fotos de nuestra boda en internet. Se quedaron perplejas al ver quién es mi marido, y por largos días me estuvieron preguntando cómo era posible que no sintiera nada fuera de lo material por un hombre así. Ahora estoy cansada de fingir que todo es color de rosa. Y por ello he decidido desaparecer un tiempo de mis redes sociales. Intento cerrar los ojos mientras apoyo mi cabeza en el cristal de la ventana, y cuando por fin me siento cómoda, recuerdo las palabras de Hero al declarar que ¿me ama? Aún me cuesta aceptarlo, porque no pensé que una roca como él pudiese sentir algo real por mí en tan poco tiempo. En mis labios se forma una sonrisa, me alegra pensar que es algo mutuo, pero me aterra tener q
Hero Me estaciono frente a las escaleras de la entrada una vez que el portón de la entrada a la mansión se abre y bajo del Crossover a toda prisa como alma que se traga el diablo. Mientras me adentro al pasillo aflojo el nudo de mi corbata, ansioso por la llamada de mi madre. Detengo los pasos en bruto cuando llego al salón principal. Los rostros expresivos de mis hermanas y mi madre me reciben alertas y un fuerte dolor me apuñala en el centro del estómago cuando, en uno de los muebles, veo a Ashley sentada de piernas cruzadas. Sus finos labios se extienden en una sonrisa maliciosa y con lentitud se levanta, da unos cuantos pasos y se sitúa frente a mí. —Hero Clark —pronuncia despacio, desplegando odio puro en cada palabra. —¿Qué haces aquí? —cuestiono sin gota de amabilidad. Su presencia es suficiente para acabar con la mínima gota de paz que exista. Esta mujer es detestable, calculadora, maligna... Cada molécula de su cuerpo está podrida, no hay célula ni sentimiento bueno en
ElenaLanzo el bolso sobre el sofá de la sala y camino de un lado a otro con las manos sobre mis caderas. Me llevo los dedos a mis labios y muerdo mis uñas nerviosa. He quedado totalmente impactada y en este momento debo pensar bien cómo hacer las cosas sin perjudicarme ni a mí ni a Hero. Sé que debo hablar con él, tengo que contarle de los planes de Ashley y Ana cuanto antes. ¿Tengo pruebas? No. Él va a creerme ¿cierto? ¿por qué no lo haría? Si me quiere realmente no me dejará en ridículo¿verdad? Ahora lo más importante es sentarme a recordar palabra por palabra lo que escuché en el parque. Si quiero avisarle a la familia debo estar bien clara de todo, aunque me tomen como loca por incriminar a la meticulosa asistente social. Mi celular resuena desde alguna parte de mi bolso y me apresuro en buscarlo. El nombre de mi esposo aparece en la pantalla y, desesperada, contesto. —¡Hero, que bueno que me has llamado...!—Recoge algunas cosas en una maleta y trata de estar lista en diez mi