Capitulo 32— ¿Jugamos a la casita?NarradorSimón respiró hondo, tratando de calmar el torbellino de emociones que lo invadía. Finalmente habló, con un tono más controlado pero cargado de firmeza.—Dalia, justamente no ha sucedido nada, y eso es lo mejor.—¿Por qué dices eso? —Escúchame. Ahora no lo entiendes, pero algún día me lo agradecerás.—¿Agradecerte? —replicó, con incredulidad y un dejo de enojo en su voz.Simón asintió, su mirada fija en la de ella, aunque por dentro cada palabra que decía le pesaba más que la anterior.—Sí, Dalia. Porque esto no puede pasar. Porque mereces algo mejor que... yo.Ella negó con la cabeza, mientras intentaba procesar lo que él decía.—¿Cómo puedes decidir eso por mí? Yo sé lo que quiero.Simón apretó los labios, desviando la mirada hacia la ventana por un momento antes de volver a enfocarse en ella.—Tal vez creas saberlo ahora, pero en el futuro lo verás diferente. Te darás cuenta de que hice lo correcto. —Simón dio un paso hacia atrás, como m
Capitulo 33— Un maldito cobardeNarradorLa noche había cubierto la ciudad, y con ella la hora de regresar a casa había llegado. Simón en su nuevo puesto como coordinador de producción en la empresa familiar, había pasado un día algo agitado, por lo que su cuerpo le pedía a gritos algo para relajarse.—Que pase buenas noches señor Arias.Se despidió el hombre de seguridad al verlo salir del edificio, mientras que Simón desajustó la corbata de su traje, la cual por mas que tuviera que usar, no dejaba de odiar.—Hasta mañana...Avanzando hasta su motocicleta, fue lo ultimo que dijo antes de subir a ella, y colocarse su casco, para ponerla en marcha para ir a casa. En donde apenas llegó, se deshizo de su ropa, la cual parecía pesar mas de lo usual, o al menos así la sentía el, después de saber la grave situación por la que atravesaba la empresa.— Federico, no podías ser mas hijo de puta.. DesgraciadoTomando una caja de cigarrillos de su mesa de noche, Simón salió al balcón de su depart
Capítulo 34— Deja de huirNarradorIngresando a la habitación con la ira bullendo en su interior, Dalia recargó la cabeza sobre la fría madera a sus espaldas, se supone que estaba saliendo esa noche para dejar de pensar en Simón, en sus palabras que cayeron como rocas pesadas en su estómago, y fracasó porque en medio de su intento de escapar lo encontró.Despojándose de la chaqueta que traía, Dalia la dejó sobre el diván en su habitación, y arrojándose sobre su cama, soltó un grito de frustración ahogado entre sus almohadas. ¿Qué era lo que tenía que la hacía enloquecer? ¿Qué la hacía desear estar entre sus brazos? Girándose sobre su cuerpo, se quedó observando el techo en completo silencio, mientras que los pensamientos no dejaban de atormentarla, y recordando que no traía su identificación, llevó la mano hasta su frente, reprendiéndose por lo estúpida que fue.—¡No! !No! Esto no puede estar pasandome.Colocándose de nuevo sobre sus pies, lo más rápido que pudo tomó de nuevo la chaqu
Capítulo 35— Hijo de Pu*taNarradorDalia avanzó un par de pasos, su corazón latiendo con fuerza, aunque no entendía por qué la atmósfera del apartamento se sentía… distinta. Y entonces lo escuchó. Un gemido bajo, gutural.Dalia se quedó paralizada. El sonido provenía de otro lado de la sala. La sangre se le congeló en las venas. Algo dentro de ella le gritaba que se diera la vuelta y se marchara, pero sus pies parecían tener vida propia. Sin darse cuenta, avanzó hasta el lugar de donde provenía el sonido. Y allí lo vio.Simón estaba de pie, completamente desnudo, sosteniendo a una mujer contra la pared, con las manos aferradas a sus muslos mientras la embestía con una intensidad feroz. Dalia sintió que el aire abandonaba sus pulmones. La mujer tenía la cabeza echada hacia atrás, los labios entreabiertos en un gemido ahogado mientras sus uñas se clavaban en los hombros de Simón.—Mie*rda… —gruñó Simón, con la voz ronca y entrecortada por el placer.El sonido la atravesó como un puñal.
Capitulo 36— Todo lo que necesitesNarradorLlegando a casa al día siguiente antes de la hora esperada, Seth encontró a Nebra en la estancia centrada en su computadora. Habia pasado un par de días desde el inicio de su búsqueda de empleo, y fracasando cada vez que se postulaba a uno de ellos, la pobre había perdido las esperanzas de independizarse.— ¿Aun sin encontrar uno?Sabiendo que se refería al empleo, Nebra negó sin despegar la mirada de la pantalla, y tomando asiento a su lado, Seth prestó especial atención a lo que su esposa observaba.— Desde mañana empiezas a trabajar conmigo... Como tu esposo mi obligación es darte lo que necesitas, y con esto me refiero a absolutamente todoRemarcando la ultima palabra, esta en un doble sentido que Nebra comprendió enseguida, desvió su mirada a Seth con su ceja levemente enarcada, y abriendo su boca con una leve sonrisa, trató de objetar en contra pero el no se lo permitió— Y no te estoy preguntando. Desde mañana trabajas conmigo. El dep
Capítulo 37— Hablar a fondoNarrador. Manteniendo su mirada centrada en un par de documentos, sus pensamientos sobre Nebra, habían desaparecido por al menos un par de horas. Por el momento, la prioridad era sacar la empresa del hueco en donde se hallaba sumergida.Escuchando cómo la puerta de su oficina era golpeada levemente, Seth centró la mirada en esta antes de dar la orden de seguir, e ingresando al lugar, Martín anuncio.— Señor, la señorita Saywell desea verlo.Asintiendo levemente, Seth le dio permiso enseguida, y ordenando su traje, observó cómo la hermosa mujer ingresaba al lugar portando un hermoso traje de dos piezas de color azul, el cual resaltaba su hermosa figura— Seth, qué gusto volver a verte… Pasaba por aquí, y quise saludarte.Llegando a su encuentro, Seth saludó a Camila con un pequeño beso en la mejilla, el cual fue recibido, e invitándola a tomar asiento, él regresó a su sitio con una pequeña sonrisa.— Pues aquí estoy, ¿en qué puedo ayudarte?Apoyando sus cod
Capítulo 38 — Una buena esposa.NarradorSeth cerró la puerta del apartamento, y al instante, un aroma delicioso invadió sus sentidos. Frunció el ceño, sorprendido. Caminó hasta la cocina y encontró a Nebra de espaldas, moviendo una cuchara en una cacerola, con el cabello recogido de manera descuidada y un delantal sobre su ropa.—Vaya, qué recibimiento —comentó apoyándose en el marco de la puerta con los brazos cruzados.Nebra giró apenas el rostro y le dedicó una mirada rápida antes de volver a concentrarse en su labor.—Llegaste temprano.Lo cual no esperaba, se supone que el llegaba casi al anochecer.—¿Y tú qué estás cocinando?—Tu comida favorita —respondió con naturalidad.Seth arqueó una ceja enseguida, no por que le asombrara por que Nebra cocinaba todos los días para el, pero no entendía por qué esmerarse cocinando su comida favorita sin tener un motivo aparente.—¿Mi comida favorita?—Sí.—¿Y eso, por que?Nebra se encogió de hombros mientras probaba la salsa con la punta d
Capítulo 39— Una diosa en su lecho de guerra.NarradorNebra apenas tuvo tiempo de jadear cuando Seth la empujó contra el colchón, inmovilizándola bajo su cuerpo. Su mirada ardía con una mezcla de lascivia y hambre, sus labios aún entreabiertos por la respiración agitada.—Ahora me toca a mí —susurró con voz ronca, acariciándole los muslos con una lentitud desesperante.Ella intentó moverse, pero él deslizó sus manos por su cintura, atrapándola completamente, haciéndola sentir vulnerable, expuesta, a su total merced.—Seth…Él no dijo nada. Solo bajó por su cuerpo con una calma aterradora, besándola por el vientre, deslizando la lengua sobre su piel con una suavidad tan exasperante que la hizo contener el aliento.Sus labios se movieron aún más abajo, dejando un camino ardiente sobre su piel. Nebra sintió cómo un escalofrío se apoderaba de su cuerpo cuando sus dientes rozaron el borde de su ropa, tirando de ella apenas antes de deslizarla lentamente por sus piernas.El aire frío golpe