—¡Danilo! —Mary se despertó sobresaltada, el sudor perlaba su frente y un grito desesperado por el nombre que se había escapado de sus labios. «¿Hasta cuándo, Mary? ¡Ya deja de pensar en él! Ni siquiera piensa en ti…». Cuando volteó a su alrededor, la oscuridad de su habitación contrastaba con la pesadez de esa visión que la atormentaba. Con lentitud se incorporó en la cama, respirando agitada para intentar recuperar la calma mientras sus pensamientos se enredaban entre lo que eran sus sueños y la seca realidad. —Dani…—susurró, como si el eco de su sueño la persiguiera. Comenzó a recordar y esa imagen de un edificio colapsando se mantenía viva en su mente. Un lugar imponente, quizá un castillo… tal vez una empresa, no recordaba con claridad, lo cierto era que la construcción caía en ruinas, mientras su amigo, imperturbable avanzaba en dirección hacia aquel caos. Mary, desde la penumbra de su inconsciente, había intentado advertirle, pero sus palabras se perdían en el vacío, porqu
El día no podía transcurrir de peor manera. El peso de la frustración y el desánimo rondaban a Mary, que estaba sentada en una de las bancas del parque más cercano a la empresa donde trabajaba, ni siquiera había querido almorzar con las colegas de trabajo.Ese en definitiva era uno de esos días en los que todo parecía conspirar en su contra, y esta vez la consecuencia parecía ser justa y merecida. El fatídico encuentro con su jefe esa mañana había sido la guinda que decoraba su torta de desgracias. Sus palabras resonaban en su mente, como si estuvieran ocurriendo en ese mismo instante.—¡Falta uno de mis trajes, Mary! —espetó el señor Duncan, casi fulminándola con la mirada que decía más que mil palabras insultantes.En ese momento, Mary se sentía acorralada, sin argumentos ni excusas de peso que la pudieran ayudar con esa ola de consecuencias. Ella sabía muy bien que no podía mentirle a su jefe, en realidad era muy mala con siquiera intentarlo, así que solo se limitó a morder su labi
Mary entreabría sus labios, mientras balbuceaba un par de sílabas ininteligibles, todo para intentar buscar una respuesta elocuente a la sorpresiva llamada de su amigo. La joven frunció el ceño y con un soplido apartó uno de sus rulos que le molestaba la vista, para al fin contestar.—No sé por qué te pones en ese plan exigente, Dani ¿Qué no ves que estoy ocupada trabajando? —dijo Mary, con un dejo de irritación para hacerle saber a Danilo su posición.La joven ejecutiva abrió sus ojos con sorpresa al escuchar una carcajada de parte de Danilo.—Mary, Mary… Ya deja ese lugar por un día y ven conmigo —rezongó Danilo, con su característico tono juguetón—. Estoy completamente seguro de que en este momento lo que necesitas es un buen y merecido descanso.Mary no pudo evitar soltar una risita entre dientes, incapaz de resistir la pueril y hasta inocente alegría que su amigo Danilo emanaba de su alma. Era demasiada insistencia de parte de su amigo como para que fuera una simple coincidencia.
Mary se recostó en el lujoso asiento de la limusina, apretó su bolso beige de cuero entre sus brazos e intentó olvidar sus problemas. Le tomó más de lo que hubiese querido, pero de un momento a otro se relajó, desocupó sus brazos y terminó sintiéndose como si estuviera flotando en una nube esponjosa.Un suspiro salió de sus labios, por un lado disfrutaba de aquel paseo relajante que ese elegante vehículo le ofrecía, pero por otro, una sensación de opresión en su pecho la hacía cuestionarse muchas cosas, por ejemplo una que hallaba bastante grave: ¿Por qué Danilo tenía ese poder de convencimiento sobre ella?Comenzó a pensar si acaso era necesario meterse en tantos líos por él. Se regañaba a sí misma mientras la transición de una ciudad a otra pasaba rápidamente frente a sus ojos.«Como quisiera pensar que esta idílica experiencia va a ser la solución a todo lo que me aqueja —pensó—. Ojalá que lo del señor Duncan se calme hasta mañana y espero estar de vuelta en casa a tiempo para repa
Mary se había quedado petrificada y con el vino a medio camino de su boca que parecía tener un sabor amargo de repente, mientras intentaba digerir bien las palabras que Danilo le había soltado con tanta naturalidad. El silencio se hizo presente en la sala de estar, acompañado de mucha tensión.—¿Trabajar para tí? —inquirió la joven trigueña, mientras apretaba entre sus manos la copa de cristal— ¿Exactamente a qué te refieres con eso? Necesito más detalles para poder tener un mejor panorama.Danilo rio por lo bajo y suspiró.—Es exacto como lo planteo, Mary —Danilo se inclinó hacia adelante y apoyó sus codos sobre sus piernas, mirándola fijamente—. Quiero que seas mi mano derecha ¿Qué te parece esta súper oferta laboral?Las palabras de Danilo eran directas y la oleada de sorpresa que Mary sintió, sumado a la rebosante copa de vino que se había tomado con anterioridad daban vueltas en su mente ¿De verdad Danilo iba en serio? ¿Valdría la pena dejar su trabajo estable por uno que quizá n
La expresión tensa de Danilo lo hacía ver como si llevara el peso del planeta Tierra sobre sus hombros y Mary comenzaba a desesperarse por tanto silencio y al verlo así de abatido, que no pudo evitar llevarse la uñas a la boca para comenzar a morderlas un poco, pero se abstuvo pronto de eso para dirigirse a su amigo.—Pero habla, hombre, que me tienes intranquila ¿Qué problemas es? —preguntó Mary, mientras se acercaba a moverlo por los hombros para que despabilara— ¡Tierra llamando a Dani!La mirada de Danilo que yacía en el suelo pronto se levantó de golpe, dejando ver la burlesca expresión que lo hacía ver chistoso. Mary enarcó una ceja y se cruzó de brazos.—Tranquila, Mary, la verdad es que no ha pasado nada —dijo Danilo, comenzando a reírse gradualmente—. Solo quería ver tu reacción y si de verdad te preocupabas por mí como tanto dices.A todo eso, Mary ya había fruncido el ceño y había entrecerrado los ojos, con un dejo de decepción y negaba con la cabeza.—¡¿Estás jugando?! —ex
Aquel último tramo que había parecido como un túnel sin salida para ambos, debido a la oscuridad que los altos árboles. El malestar compartido comenzó a languidecer en cuanto la luz entró a la cabina de la limusina para seguir un trayecto de carretera, que no duró más de diez minutos, porque ante ellos estaba el imponente centro de la ciudad, ese que solo se podía apreciar al estar a la cercanía exacta.—Bienvenida a Alta Mira —dijo Danilo, para mostrarle a Mary que ya habían salido del sendero boscoso, pero era obvio que sus ojos y su boca mostraban mucho mas asombro que la expresión de su amiga.—Es increíble, Dani, la verdad es que, no había esperado regresar aquí y desde la última vez que vine... todo cambió —comentó Mary, sin despegar la vista de la ventana.Danilo la observó, sorprendido por lo que sus oídos acababan de escuchar.—¿Qué? ¿Viniste y no me lo contaste? Me siento un poco traicionado —cuestionó él, con el ceño fruncido, aunque manteniendo su sonrisa.—Bueno, es que f
La limusina se desplazaba por las calles y Callum había tomado un atajo que Mary agradeció casi en un susurro a lo que solo recibió una mirada en respuesta de parte de él, por lo que la joven comenzó a pensar que el hombre podría estar mudo, pero en ese momento le preocupaba que Danilo llegara a tiempo.Cuando llegaron al imponente edificio, Danilo se bajó tan a prisa que se tropezó con la acera, pero se recompuso a una gran velocidad. Luego de que un portero los recibió, se acomodó la corbata y peinó como pudo su cabello.Mary observaba desde unos pasos más atrás y sentía esa mezcla de ansiedad y determinación que desbordaba su amigo. Pasaron por varios pasillos desolados, solo se escuchaba el sonido de sus pasos, hasta que al fin él se detuvo frente a una puerta, era la entrada de la oficina principal.Danilo volteó a ver a Mary, que jadeaba con suavidad y lo miraba fijamente.-Espera aquí, Mary, por favor. Te veré luego -dijo lleno de determinación.La chica asintió en un gesto de