Emma abandona el edificio derramando lágrimas, intenta ser fuerte, pero poco a poco ese dolor en su corazón se hace más grande y en la puerta principal se rompe en mil pedazos. Sus ojos se inundan, gruesas lágrimas recorren sus mejillas, está por caer cuando siente que alguien la toma del brazo.

—debemos irnos— dice Ewan conduciéndola hasta un taxi estacionado frente al edificio.

Al subir, Ewan le extiende una tarjeta al conductor, pidiendo que los lleven a prisa a esa dirección.

—¿A dónde vamos? —Pregunta Emma.

—Te llevo a ver a tu madre y a tu hijo —Pronuncia Ewan, haciendo que Emma lleve su mirada llorosa hacia él.

—¿Qué es lo que sabes?

—Lo suficiente para entender por qué estás renunciando al amor de James —Emma deja correr sus lágrimas y deja salir esa tristeza enorme en sus pequeñ