Mia parpadeó más de una vez tratándose de acostumbrar a la luz. Ya no era tan intensa como cuando había llegado, pero aun sentía un ligero dolor en la cabeza que la volvía fastidiosa. Ese olor característico de los hospitales y el sonido de los monitores a la distancia, le hicieron recordar donde se encontraba y lo que había sucedido.
No podía decir que hora era, ni por cuánto tiempo había estado dormida. Lo único en lo que podía pensar era en el sueño extraño que había tenido. Negó. era imposible que Giovanni hubiera venido a verla al hospital.
Su cuerpo se sentía adormecido. Intentó mover las manos para apoyarse sobre ellas e incorporarse, pero un agarre en una de ellas le impidió moverse. Giró su cabeza en esa dirección y se encontró con Giovanni. Él estaba sentado a un lado de su cama mirándol
El doctor alumbró directo a los ojos de Mia con su linterna mientras tiraba de los parpados hacia abajo para mantenerlos abiertos. Giovanni estaba un poco impaciente, no estaría tranquilo hasta escuchar que todo estaba bien.El doctor asintió -lo tomó como buena señal- luego caminó hasta la mesa a los pies y cogió la historia clínica. Escribió algunas cosas antes de volver a fijar su atención en Mia.—¿Nauseas? —peguntó él y Mia rápidamente negó con la cabeza. Su ceño se frunció un poco después de hacer eso—. Parece que todavía hay mareos.—No son tan molestosos.—¿Y el dolor de cabeza?—Casi ni lo siento. ¿Ya me puedo ir?—Deja que el doctor haga su trabajo —intervino.Ella lo fulminó con la mirada. &E
Mia observó a Giovanni alejarse y salir del departamento. Extrañó su presencia de inmediato. Apenas se habían reconciliado y ya lo quería a su lado a todas horas. Habían pasado demasiado tiempo separados, aunque no iba a pensar en eso más. Se concentraría en en el presente.Soltó un suspiró y miró a su mejor amigo. Necesitaba saber que estaba pasando y porque ambos hombres estaban actuando tan raros, eso era algo más propio de ella.—¿A qué se refería, Giovanni?—Mia, yo… —Él se quedó en silencio por bastante tiempo y su curiosidad, así como su temor, creció.Comenzó a creer que se trataba de algo realmente malo y era por eso que no podía decírselo.—¿Dante? —insistió antes de comenzar a sacar conclusiones equivocadas.—Te amo —dijo de pronto él.Sus palabras la tomaron por sorpresa, no se esperaba eso. No tenía sentido, él nunca le había dado indicios de que era así ¿O era ella
Giovanni la miró y ella notó un atisbo de indecisión en sus ojos.—¿Qué es? —preguntó.—Es un vídeo de tu ataque, Luka pudo acceder a los registros de las cámaras exteriores del edificio.—Déjame verlo.—¿Estás segura?Asintió y le dio una sonrisa para tranquilizarlo. Giovanni parecía aun inseguro, pero le dio “reproducir” al video.Ver el video fue como revivir todo lo sucedido, pero no se alteró. Sabía que estaba segura.—Es él —dijo Zinerva—. Es Nicolás. —Su amiga se llevó las manos al rostro, ella parecía conmocionada.Mia quería decirle que no podían estar seguras, pero no había duda de que era Nicolás. Incluso si la imagen no era de buena calidad, podía decirlo con certeza. Si no lo conociera
Mia deslizó su mano izquierda por el corto cabello de Giovanni. Ambos habían despertado hace un buen tiempo, pero se habían quedado recostados disfrutando de la compañía del otro.Giovanni la tenía sujetada por la cintura con un brazo y el otro estaba doblado debajo de su cabeza. Estaban en completo silencio, no había necesidad de palabras.—Deberíamos levantarnos, ambos vamos tarde para el trabajo —dijo por fin después de algún tiempo más.—Solo un rato más —dijo Giovanni negándose a dejarla ir—. Además, tú no tienes que llegar a ningún lado.—¿A qué te refieres?—El médico dijo que debías descansar por al menos por un par de días, así que me encargué de eso.—No sé si sentirme halagada o molesta.Giovanni se acerc&
Giovanni observó desde la distancia a Mia acercándose al grupo de personas, podía ser más pequeña que la mayoría, pero no pasaba inadvertida. Isabella parecía estar haciéndole algunas preguntas a sus hombres. No estaba seguro de que tenía en mente su novia, pero procuró prepararse para lo peor, con ella nunca se sabía.Mia saludó a todos con un movimiento de mano, aunque no podía ver su rostro, estaba seguro de que ella estaba sonriendo. Se sintió tan tentado de acercarse cuando la atención de sus hombres se posó en ella, pero incluso él podía controlar sus impulsos cavernícolas.Mia e Isabella intercambiaron un par de palabras. La primera solo tardó unos cuantos segundos antes de sacarle una sonrisa a su nueva clienta. Si no lo supiera mejor, habría pensado que se conocían desde hace mucho tiempo. Pero sabía q
—¿A dónde estamos yendo? —preguntó después de soltar un bostezo.Giovanni la había despertado temprano esa mañana y sin mucha información la había sacado de la cama. Apenas habían tenido tiempo de desayunar antes de que salieran del departamento.—Al aeropuerto.—¿Vamos a viajar? —Y lo más importante, ¿cómo es que no se había enterado sobre eso?Giovanni debería de haberse asegurado de mantener toda información al respecto fuera del departamento para que ella no lo encontrara.Mia tenía una semana libre y seguro él había pensado que era el mejor momento.—Sí.Esperó por unos segundos que el diera más información, pero él no dijo nada más.—Sé que te encantan los monosílabos, pero podías darme m
Mia disfrutó del viento acariciando su rostro y de la vista del inmenso lago que se extendía por debajo de ella. Estaba viviendo una de las mejores experiencias y se dijo que lo repetiría más de una vez en el futuro. La mujer que la estaba llevando, maniobró el parapente de lado a lado haciendo que la caída se sintiera como un balanceo. Cuando por fin tocaron tierra, Giovanni se acercó a ella mientras la mujer le retiraba el equipo. Él todavía parecía preocupado por ella, no había dejado de mostrarse reacio a que subiera. Más de una vez, mientras la alistaban, Mia había tenido que recordarle que estaba usando equipo de seguridad y que la persona encargada de llevarla estaba perfectamente capacitada. Nada lo había convencido del todo. Su preocupación le resultaba tierna y eso era suficiente para olvidarse del hecho de que la estaba tratando como si fuera una frágil muñeca. En cuanto estuvo fuera del equipo dio un dio un paso hacia adelante, pero no llegó muy l
Giovanni no estaba seguro de cuánto tiempo había estado caminando sin rumbo. Se había alejado en busca de un lugar tranquilo para pensar y después de un rato se había sentado a orillas del lago. Apenas y podía ver más allá de un par de metros debido a la oscuridad de la noche, pero no estaba allí por la vista.Todavía estaba tratando de asimilar la idea de que Mia estaba embarazada. En su mente se repetía una y otra vez la escena del médico dándoles la noticia. En cuestión de segundos lo que habían creído una remota posibilidad, había pasado a ser una realidad.Se suponía que eso no pasara. Ser padre nunca había estado en sus planes. ¿Cómo iba a estarlo cuando no había tenido el mejor ejemplo? Criar un niño implicaban tantas cosas y no creía reunir ni la mitad de ellas.No se trataba de que no qui