Giovanni la miró y ella notó un atisbo de indecisión en sus ojos.
—¿Qué es? —preguntó.
—Es un vídeo de tu ataque, Luka pudo acceder a los registros de las cámaras exteriores del edificio.
—Déjame verlo.
—¿Estás segura?
Asintió y le dio una sonrisa para tranquilizarlo. Giovanni parecía aun inseguro, pero le dio “reproducir” al video.
Ver el video fue como revivir todo lo sucedido, pero no se alteró. Sabía que estaba segura.
—Es él —dijo Zinerva—. Es Nicolás. —Su amiga se llevó las manos al rostro, ella parecía conmocionada.
Mia quería decirle que no podían estar seguras, pero no había duda de que era Nicolás. Incluso si la imagen no era de buena calidad, podía decirlo con certeza. Si no lo conociera
Mia deslizó su mano izquierda por el corto cabello de Giovanni. Ambos habían despertado hace un buen tiempo, pero se habían quedado recostados disfrutando de la compañía del otro.Giovanni la tenía sujetada por la cintura con un brazo y el otro estaba doblado debajo de su cabeza. Estaban en completo silencio, no había necesidad de palabras.—Deberíamos levantarnos, ambos vamos tarde para el trabajo —dijo por fin después de algún tiempo más.—Solo un rato más —dijo Giovanni negándose a dejarla ir—. Además, tú no tienes que llegar a ningún lado.—¿A qué te refieres?—El médico dijo que debías descansar por al menos por un par de días, así que me encargué de eso.—No sé si sentirme halagada o molesta.Giovanni se acerc&
Giovanni observó desde la distancia a Mia acercándose al grupo de personas, podía ser más pequeña que la mayoría, pero no pasaba inadvertida. Isabella parecía estar haciéndole algunas preguntas a sus hombres. No estaba seguro de que tenía en mente su novia, pero procuró prepararse para lo peor, con ella nunca se sabía.Mia saludó a todos con un movimiento de mano, aunque no podía ver su rostro, estaba seguro de que ella estaba sonriendo. Se sintió tan tentado de acercarse cuando la atención de sus hombres se posó en ella, pero incluso él podía controlar sus impulsos cavernícolas.Mia e Isabella intercambiaron un par de palabras. La primera solo tardó unos cuantos segundos antes de sacarle una sonrisa a su nueva clienta. Si no lo supiera mejor, habría pensado que se conocían desde hace mucho tiempo. Pero sabía q
—¿A dónde estamos yendo? —preguntó después de soltar un bostezo.Giovanni la había despertado temprano esa mañana y sin mucha información la había sacado de la cama. Apenas habían tenido tiempo de desayunar antes de que salieran del departamento.—Al aeropuerto.—¿Vamos a viajar? —Y lo más importante, ¿cómo es que no se había enterado sobre eso?Giovanni debería de haberse asegurado de mantener toda información al respecto fuera del departamento para que ella no lo encontrara.Mia tenía una semana libre y seguro él había pensado que era el mejor momento.—Sí.Esperó por unos segundos que el diera más información, pero él no dijo nada más.—Sé que te encantan los monosílabos, pero podías darme m
Mia disfrutó del viento acariciando su rostro y de la vista del inmenso lago que se extendía por debajo de ella. Estaba viviendo una de las mejores experiencias y se dijo que lo repetiría más de una vez en el futuro. La mujer que la estaba llevando, maniobró el parapente de lado a lado haciendo que la caída se sintiera como un balanceo. Cuando por fin tocaron tierra, Giovanni se acercó a ella mientras la mujer le retiraba el equipo. Él todavía parecía preocupado por ella, no había dejado de mostrarse reacio a que subiera. Más de una vez, mientras la alistaban, Mia había tenido que recordarle que estaba usando equipo de seguridad y que la persona encargada de llevarla estaba perfectamente capacitada. Nada lo había convencido del todo. Su preocupación le resultaba tierna y eso era suficiente para olvidarse del hecho de que la estaba tratando como si fuera una frágil muñeca. En cuanto estuvo fuera del equipo dio un dio un paso hacia adelante, pero no llegó muy l
Giovanni no estaba seguro de cuánto tiempo había estado caminando sin rumbo. Se había alejado en busca de un lugar tranquilo para pensar y después de un rato se había sentado a orillas del lago. Apenas y podía ver más allá de un par de metros debido a la oscuridad de la noche, pero no estaba allí por la vista.Todavía estaba tratando de asimilar la idea de que Mia estaba embarazada. En su mente se repetía una y otra vez la escena del médico dándoles la noticia. En cuestión de segundos lo que habían creído una remota posibilidad, había pasado a ser una realidad.Se suponía que eso no pasara. Ser padre nunca había estado en sus planes. ¿Cómo iba a estarlo cuando no había tenido el mejor ejemplo? Criar un niño implicaban tantas cosas y no creía reunir ni la mitad de ellas.No se trataba de que no qui
—¿Dónde estuviste? —preguntó después de que la lluvia de besos de Giovanni se detuvo.Cuando Mia había despertado y lo había visto se había sentido tan feliz de verlo a su lado como siempre que por un rato se había olvidado de todo lo que había sucedido antes. Entonces los recuerdos habían llegado y había sentido que estaba a punto de perderlo. En su lugar todo se había arreglado y él había aceptado que la amaba.Las cosas no estaban yendo como ninguno de los dos había esperado, pero eso no quería decir de que estaba mal, por el contrario, todo parecía más que perfecto ahora que Giovanni estaba allí dispuesto a permanecer a su lado.—A un lugar en silencio donde pensar. Lo siento por dejarte sola.—No me gustó, pero lo entiendo. Recuerdo que me dijiste que jamás querías tener hijo
—No pareces muy contento —comentó Giovanni mientras miraba la expresión de frustración en el rostro de Luka. Se recostó sobre su sillón de oficina con los brazos cruzados en el pecho. Que mejor que el sufrimiento de su amigo para distraerse, porque trabajar no estaba funcionando. Después de haber pasado toda una semana sin hacer nada más que pasar el día con Mia, no podía acostumbrarse a estar lejos de ella. Cinco días habían pasado ya, desde que regresaron del Lago de Garda. Ambos habían tenido que volver a sus trabajos y retomar su rutina. Era difícil no pensar en Mia constantemente y si ella y el bebé estaban bien. Ser padre ya no le aterraba, al menos no de la misma manera. Ahora estaba más preocupado de que algo malo sucediera. Esa misma preocupación le había llevado hasta el trabajo de su novia todos los días, durante la hora de su almuerzo, para comprobar que todo iba bien. En su defensa tenía que decir que el no poder llamarla cada hora para comprobar
Mia estaba adornando el árbol de navidad mientras entonaba la canción de navidad que sonaba a volumen bajo a través de los parlantes del equipo de música de Giovanni. Estaban a menos de dos semanas de navidad y ella no podía esperar a que llegara ese día. Era por mucho uno de sus celebraciones más favoritas, incluso por encima de sus cumpleaños.—¿Qué haces subida allí encima? —preguntó Giovanni y dio un respingo. Había estado tan concentrada en lo suyo que no lo había escuchado llegar.Estaba metida en un gran lio. Giovanni le había dicho que esperara a que regresara para ayudarla, como si ella fuera conocida por saber esperar. Él debía de haber sabido esa mañana cuando armó el árbol antes de irse al trabajo, que Mia cedería a la tentación tan pronto regresara… y así es com