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Capítulo 2: Optimista.

Charlotte

   Camino con mi hijo en brazos por las vacías calles de Francia, y como siempre voy rogando a Dios que nos proteja de todo mal.

   Para cuándo llegó al departamento ya deben ser pasadas las doce de la noche, así que me apresuro a entrar para evitar que mi hijo se siga exponiendo al frío.

   Aseguro la puerta y sigo mi camino hasta la habitación de mi Fabiano, cuido de no hacer ruido porque no quiero que mi bebé vuelva a despertarse asustado.

  Una vez estoy adentro de su habitación me encaminó hasta su cama en dónde lo acomodo y lo arropo bien para que no sienta frío.

    Lo observo durante unos minutos, pero decido intentar dormir aunque sea un poco porque este dolor de cabeza me matara así que salgo de allí y me meto en mi habitación.

    Me desvisto para después ponerme una camisa que me permite estar más cómoda.

   Hoy ha sido un día muy largo y complicado, pero lo más difícil fue la discusión con ese hombre, lo odio, odio a todos los hombres porque son malas personas a las cuales nos le importa lastimarte para conseguir lo que quieren.

    Me recuesto en la incómoda cama tratando de conciliar el sueño, pero mi mente siempre me juega una mala pasada recordándome todos mis problemas.

    Mi hijo comió gracias a qué Julie preparo algo para cenar, y yo... probé algo que no fuera agua después de dos días.

   Por eso agradezco a Dios que no nos hayamos ido a dormir sin el estómago vacío.

   Lo que gano voy pagando los meses atrasados de renta, y las cosas que por ahí necesita mi hijo, pero estos últimos meses el maldito del dueño del hotel me ha sacado dinero, ni siquiera es mucho, o al menos a él no le serviría, pero solo lo hace para tenerme acorralada y así ceda de una vez por todas, pero eso jamás pasará, siempre habrá otra opción antes de enredarme con ese tipo.

    Me pregunto si Andriano estuviera a nuestro lado todo sería diferente,... Él y yo no éramos nada, yo fui la idiota que me enamoré de él y que creyó que todo sería diferente...

    Ese hombre despertó tantas cosas en mi que nunca creí podría sentir después de lo que sucedió tiempo atrás.

     Y ahora se que fue un error, pero no me arrepiento porque eso me ha dado a mí hermoso bebé que es mi soporte.

    *

    Corro tratando de escapar de esos dos sujetos, pero me siento muy cansada y se que no podré seguir por mucho tiempo.

    Mi cuerpo tiembla de miedo, mi corazón late desefrenadamente y las náuseas me atacan.

-No escaparas, estás marcada por nosotros, Charlotte.-dice el maldito a lo que niego asustada mientras sigo intentando huir.

-Si no lo haces iremos por tú pequeña hermanita, Isa.-dice él otro desgraciado y sus palabras me detienen de inmediato.

-No, a ella no por favor.-le suplico y se que ahora que me he detenido ellos lo volverán a hacer.

-Isabelle, es preciosa, pero podemos conformarnos contigo.-dice el hombre más joven provocandome más náuseas al saber lo que harán.

-Yo... no le hagan daño.-le suplico sollozando.

-Eso depende de ti pequeña Charly.-dice mirandome con deseo al tiempo que se acerca hasta donde me encuentro...

-No, no, ya no más por favor.-digo llorando de dolor, las lágrimas bajan por mi mejilla y la oscuridad de mi habitación me recuerda que eso solo fue una pesadilla, una que es tan real y que por más que lo intente no se va de mi mente.

-Mami, ¿Qué sucede?-pregunta mi hijo entrando a la habitación y me siento culpable de haberlo despertado.

-Solo fue una pesadilla, amor.-le digo al tiempo que lo alzó y lo pongo en mi regazo para seguidamente abrazarlo para volver a sentirme fuerte por él.

-Yo te voy a... cuidar, mami.-me dice mi pedacito de cielo sacándome una sonrisa sincera que solo él logra tenerla de mi parte.

-Ya lo haces, mi pedacito de cielo.-le digo sonriendo entre lágrimas.-¿Quieres quedarte a dormir conmigo?-le pregunto incapaz de soltarlo, él es real, soy su madre y lo demás es pasado.

-Si, mami.-me dice dejando un beso en mi mejilla.

-Te amo, hijo.-susurro al tiempo que nos acomodamos en la cama.

-Te amo, mami.-me dice mi bebé aferrandose a mi cuerpo y aunque sueno tonto creo que él sabe que justo ahora lo necesito.

*

   Aprovecho los minutos que tengo libre para caminar hasta la tienda que está cerca de mi departamento, veré como le hago para conseguir los cuadernos que mi hijo necesita.

  

   Ruego a Dios que todo salga como quiero, y que la señora de la tienda me permita llevar lo que necesito y me deje pagarle luego.

-Buenos días.-saludo en cuanto entro al lugar.

-Charlotte, ¿Qué necesitas?-me pregunta sin prestarme mucha atención.

-Yo quería saber si podría anotarme unas cosas...-digo tragándome mi vergüenza, esto lo hago por mi hijo.-Yo se que le debo, pero no me han pagado aún y por eso no le he podido pagar mi cuenta, pero ...-la señora me interrumpe chasqueando los dedos.

-Siempre es lo mismo contigo niña, todos tenemos problemas, así que no intentes convencerme.-dice con seriedad.

-Lo sé, señora, pero no le estoy pidiendo que me lo regale, se que ahora no tengo dinero, pero... puedo limpiar su casa los fines de semanas y así le pagaría por lo que sacó.-sugiero esperanzada.

-¿De qué me sirve tu trato? No me pagarías y solo limpiarias dos veces por semana.-dice rehusandose.

-Por favor, mi hijo necesita los cuadernos para estudiar y necesito algunas cosas para prepararle algo de comer.-le pido por ultima vez.

-Bien, pero no te pases, solo te daré los cuadernos y un poco de cosas porque con la limpieza no me pagarías ni la mitad de lo que quieres llevar.-dice resignada y una sonrisa aparece en mi rostro.

-Gracias, Señora.-agradezco más optimista.

-No agradezcas y agarra las cosas antes de que me arrepienta.-me dice con dureza y asiento para empezar a buscar rápidamente lo necesario.

    Sonrío agradecida con Dios por haberle hablandado aunque sea un poco el corazón a esa señora.

    Agarro los cuadernos que necesita mi niño, al menos tendrá lo necesario para estudiar, también me acerco al estante de verduras y agarró algunos vegetales que me servirán para hacerle unas comidas más nutritivas. Luego me acerco hasta los lácteos y tomo dos cajas de leche, y una bandeja de carne.

-Con eso ya tienes más que suficiente, niña.-dice la señora y asiento apenada, me ha ganado la emoción, pero es que me gustaría tener dinero para comprar todo lo necesario para mi niño.

-Si, gracias.-le digo para seguidamente salir de ese lugar, todos los vecinos me observan cuando salgo con las cosas y es que saben no estoy nada bien con mi economía. Y entonces, lo veo en sus ojos están juzgandome de nuevo, pero ya no duele, ya no quema como lo hacía antes cuando era juzgada por todos.

   Con la frente en alto sigo mi camino dándoles a entender que no me importa sus opiniones.

   Llevaré todo a casa y luego regresaré por mi niño. Mi amiga me está cubriendo la media hora que me faltaba para salir del trabajo, y es por eso que he podido venir a hablar con la señora de la tienda.

     Una vez llegó al departamento abro la puerta haciendo malabares para no tirar las cosas.

     Acomodo todo y me apresuro a salir de allí cuando veo que ya está siendo la hora de ir por mi hijo.

   Crei que mi día no podía empeorar, pero entonces me encuentro con el dueño del departamento esperándome.

-Señor, ¿Qué se le ofrece?-pregunto aunque ya se la respuesta.

-No me has pagado y me debes varios meses, si no me pagas en una semana hasta el último centavo que me debes te dejaré en la calle sin importarme tú hijo.-me advierte para seguidamente darse la vuelta y alejarse de allí dejándome con la palabra en la boca.

    Suspiró profundamente antes de emprender el camino hasta el instituto, al parecer mi felicidad no dura mucho, minutos atrás estaba feliz porque había conseguido algo para alimentar a mi niño, pero la vida me vuelve a recordar que nada está bien.

   Todo pasará, y algún día solo será un mal recuerdo.-me digo tratando de seguir con las pocas fuerzas que me quedan y es que si era sola ya me habría dado por vencida hace mucho tiempo, pero mi hijo es mi motivo para no dejarme vencer.

 *

     Me paseo toda la habitación con mi hijo en brazos tratando de dormirlo, y es que últimamente ha estado muy inquieto y asustado, supongo que es porque no le gusta el hotel, pero no puedo dejarlo solo en el departamento, me moriría si algo le pasará.

   Gracias al cielo ya ha terminado mi trabajo por hoy, y para mi bienestar el dueño del hotel no se presentó está noche, lo cual me facilito mi trabajo.

   Cuando la respiración se mi hijo se vuelve lenta se que se ha dormido por lo que me encaminó hasta su cama en dónde lo dejo con suavidad para seguidamente arroparlo.

-Mamá, siempre te protegerá, amor.-susurro para después dejar un beso en su frente.-Eres identifico a él.-murmuro acariciando sus rulos.

   ¿Qué pasaría si él se entera que tiene un hijo... conmigo? ¿Acaso lo rechazaría? Niego alejando esos pensamientos, solo Dios sabe que pasará.

    Eso sí ni él ni nadie puede alejarme de mi pedacito de cielo que es la única persona que me ama sinceramente y que jamás me ha juzgado.

   Salgo de la habitación de mi niño para dejarlo dormir tranquilo.

   Mi cabeza me ha estado recordando cosas que quisiera borrar para siempre y es que el maldito degenerado me hizo acordar que vaya a donde vaya Durant siempre estará para joderme la existencia.

    Me enteré que no era su hija a los cinco años cuando la señora que creía mi madre me dijo que solo era una bastarda a la que se la habían robado al igual que Isa.

  Isa... ella llego a casa cuándo yo tenía dos años, y aunque no lo recuerde, si recuerdo que a medida que me iba criando ella se fue convirtiendo en lo único que amaba en esa casa, siempre trate de protegerla, a mi manera, pero lo hice.

    Desde muy temprana edad sufrí maltrato  por parte de los Durant, y hubo muchas veces que intentaron lastimar a Isa, pero jamás se lo permití, ella era más pequeña que yo y no entendía que sucedía a su alrededor.

   Ya cuando nos criamos, tuve que alejarme de ella y hacerle creer que no me importaba, esa era mi manera de protegerla.

   Siempre que intentaban acercarse para lastimarla me interpondria en su camino, ellos querían lastimarla porque era la hija de la mujer que había enloquecido a Hugo... Y por lo mismo siempre la cuidaba desde las sombras, y gracias a eso cada vez que ese tipo llegaba borracho o con ganas de usarla como saco de boxeo le insultaba o me metía en su camino para que me hiciera a mi lo que tenía planeado hacerle a ella.

    Siempre tuve ese instinto protector con ella, y aún así me siento culpable de no haber podido hacer más por ella.

    No sé en qué momento he llegado al suelo, pero me quedaré así de todas formas dormir ya no es una opción.

    

    Lo único que siempre quise fue protegerla y no me arrepiento aunque eso me haya convertido en la villana de la historia.

    Buenas noches, espero que estén muy bien y que hayan disfrutado del capítulo y si es así déjenlo en los comentarios.

    #Teorias de lo que le hicieron a Char.

    Nos leemos pronto (por unos días van a ser actualizaciones "sorpresa" hasta que me acomode a la universidad).

    Estefanía... Saludos ❤️

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