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Elisa sintió cómo el coche se detuvo, tenìa miedo, rezaba.«¡Lisardo, por favor, mi amor, perdóname si fallé en tu venganza!», pensó.Las lágrimas rodaban por su rostro desesperado, abrieron el maletero, pero ella aún tardó en adaptarse a la luz. Fue entonces cuando sintió unas manos fuertes que la sacaron de ahí.—¡Aléjense! —gritó.Fue en ese momento en que la dejaron sobre el suelo, ella estaba arrodillada, sus ojos se adaptaron por fin a la luz.Dos hombres sujetaron sus brazos, y ella mirò a Gustavo a los ojos.—¡Por favor, no me haga daño! ¿Qué hace? ¡Mi esposo le matará si me hace daño!Gustavo se rio por lo bajo.—¡Tonta! Tu esposo ahora cree que eres una zorra màs que se metió con su cuñado.El rostro de la mujer palideció, pensó en sus palabras, las lágrimas corrieron por su rostro, entonces lo supo: era una trampa.«¡Tan mala es Sonia! Puede hacer esto para deshacerse de mì, ¿qué haría para conseguir el corazón para Leander? ¿Matar a Lisardo y tomar su corazón?»El hombre l
—¡Responde! —gritó Leander ante el silencio de su madre.—¡Yo no hice eso! Esta mujer es una ramera, ¿sabes lo que hizo?—¡Cállate!—¡Intentó seducir a Alberto! —dijo Sonia.Leander frunció el ceño, había en su gesto una violencia que hizo temblar a Alberto.—¿Qué has dicho? —Leander mirò a Elisa, ella tuvo miedo, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas.—¡Juro que no es cierto, Leander! Te juro que yo no hice nada malo, no seduje a nadie, ¡no sé por qué tu madre me odia tanto! Yo estaba en el jardín, no podía dormir, esperaba por ti.—¡Mustia, mentirosa! —gritó Ana.—¡Cállate, Ana! Habla, Elisa —sentenció.—Este hombre llegó, estaba molestándome, intentó tocarme, le dije que me dejara en paz, hice todo para que se alejara, luego tu madre y Ana llegaron, me golpearon, y Gustavo me llevó hasta ese lugar, ¡no hice nada! Lo juro.Alberto sintió que cualquier rastro de alcohol se esfumó de su sangre.—¡No es cierto! Ella intentó besarme y seducirme, le dije que era tu esposa, pero… —Leande
Llegaron a una cabaña, afueras de la ciudad.Entraron, él encendió la chimenea, y Mariza fue y trajo mantas para cubrirse del frío que estaba haciendo ahí.Se sentaron sobre algunas mantas en el suelo, y otras que los cubrían.—¿Cómo te sientes?—Bien. Lamento todo esto, Leander, no quería esto.—¿Qué?—Tu familia, ahora me odian, ahora te he alejado de ellos, pero te juro que…Él siseó, colocando su dedo sobre sus labios.—Ya no importa, olvídalo, no voy a creer en otros, porque quiero creer en ti, pero no me mientes, no me ocultes nada, estoy aquí para ti, ¿lo entiendes?Ella le mirò dudosa.«¿Quién eres, Leander Moctezuma? No puedo compararte ahora ni con el mismo Lisardo», pensó.Asintió despacio.—Sé que lo que te pediré es difícil, pero te pido que olvides el pasado, seamos tú y yo el presente y el futuro, quiero amarte, sentirte mía, no quiero pensar que tu mente está en alguien más, sé que es triste que tu antiguo esposo murió, fue injusto que te inculparan, pero quiero que aho
Ana fue a la habitación de su esposo.—¡Me iré contigo! —aseveróEl hombre negó.—¡No, permanece aquí! Debes ayudarme, debes suplicar al abuelo para que me deje volver, de lo contrario, no podré hacerlo.Ana entendió todo, ella amaba a ese hombre, porque había sido su único, sollozaba sin control.Alberto besó su frente y se fue.Ella se quedó ahí, culpando de todo a Elisa.***Elisa se encontró con Rafael.Ordenó a su chofer y guardia que la dejaran en una iglesia y ella salió por la puerta trasera.Cuando se vieron, Rafael le preguntó por Leander.—Bueno, sabe que yo vendría al orfanato, pero, no, no sabe que estoy contigo.—¿Sabe sobre Lisardo?Ella negó.—Al menos por mí, pero… no sé si…—¿No sabes si Leander haya conocido a Lisardo, si son gemelos o solo un tipo raro de dobles? ¿Tampoco sabes si Leander fue capaz de matar a Lisardo para tomar su corazón?—¡Detente! —exclamó ella repentina, el hombre paró el auto y la mirò con duda.—¡No digas eso! No lo digas por favor.—¿Qué har
Anna no podía creerlo, se detuvo y leyó todo.«Elisa Expósito, fue culpada y sentenciada por matar a su esposo Lisardo Expósito, hace cinco años.La mujer fue acusada de lanzarlo desde un balcón tras una discusión donde ella creía que él era infiel.Fue condenada a cinco años, pero salió en libertad. Luego cambió su nombre al apellido de soltera de su madre para que nadie pudiera reconocerla»—Dios, qué mujer tan cruel, ¡es una loca! Por eso quiere seducir a mi marido y lastimar a mi hermano, no lo voy a permitir.Ana volvió a su habitación, siguió viendo, y esa noticia la impactó, observó esa fotografía que le habían mandado.—¡No puede ser, el antiguo esposo de Elisa… ese hombre es…! ¡Es idéntico a mi hermano! —exclamó con terror.Ana volvió a recibir la llamada de Clara.—El detective me llamó de nuevo, ¿Adivina qué? La zorra de Elisa está con Rafael, otra vez, pero no digas nada, yo se lo diré a tu hermano.Clara colgó con rapidez.Ana no pudo decir nada, estaba horrorizada con
—¡No! —exclamó Elisa, pero se sintió rota, subieron al auto y Rafael condujo.—Con los papeles que me firmaste, Elisa, me encargaré de la exhumación de los restos de Lisardo, solo así podremos saber si donó o no su corazón. Además, en cuanto esos papeles salgan, obligaré a hacer una auditoria al doctor Obregón, así deberá decirnos quién es el donador de Leander Moctezuma.Rafael detuvo su auto a medio camino.Elisa tuvo miedo, pero vio a esos coches obstruyendo el camino, dos hombres estaban uno al lado de Leander, que estaba parado en medio de la carretera, los observaba con rabia, con furia.—¿Qué hace aquí? Elisa, ten cuidado, no vayas con èl.—Debo hacerlo, Rafael, haz lo que vas a hacer, pero, por favor, mantenme informada.Elisa bajò del auto y Rafael no pudo detenerla.La mirada de Leander era severa.—Sube al auto, por favor.Ella bajó la mirada, y obedeció, subió al auto.Leander se acercò al auto, Rafael bajó.—¿Qué es lo que quieres con mi esposa? No te acerques a ella, Raf
Leander se quedó perplejo, luego comenzó a reír con gusto.—¿Qué dices, amor? No, claro que no, ¿Es broma?—No, yo…Leander tomó su mano.—Ven, te lo contaré todo, pero vuelve a mis brazos, vuelve a la cama.Ella obedeció, convencida de obtener una respuesta.Se recostaron en la cama, bien abrazados.—Mira, estuve a punto de morir, sì, buscamos un donador por todos lados, incluso hablamos del mercado negro, pero no pude, no cuando supe de donde obtenían los órganos, además, claro está que mi donador era especial, debíamos tener la misma sangre, y características específicas, por esa razón no podía ser cualquiera, no te miento, iba a la iglesia, rezaba, suplicaba, no encontraba paz, hasta que perdí la fe, me hospitalizaron y creí que moriría, y luego, cuando estaba peor, lo único que recuerdo fue a mi madre diciendo que al fin lo consiguieron, había un donador, era un milagro, había un donante, y una familia dispuesta a aceptarlo, y ese corazón era compatible conmigo, pensé que moriría
Cuando Elisa abrió los ojos, observó a Leander, y ella lo abrazó.—¡Leander! Ese hombre es un asesino… ¡Quiso matarme!Él la abrazó, ella sollozó.«Maldito, ¿cómo pueden hacerle tanto daño a mi esposa? ¿Cómo un hombre tan poderoso y rico como yo no ha podido protegerla?», pensó con rabia.—Cálmate, mi amor, estoy aquí contigo. —¿Encontraron a ese hombre?Leander negó.—Siguen buscando.«Enviaron a matarme, pero, Leander llegó y me protegió, entonces, ¿cómo puede ser el criminal Leander? ¿Y si èl no sabe nada? ¿Y si su madre y su abuelo están detrás de todo esto?», pensó.Elisa mirò a los ojos de Leander.—¿Podemos volver a la mansión?Leander acarició sus cabellos.—Volvamos, mi madre y Ana deben darte una disculpa.Ella le mirò sorprendida.Volvieron a casa màs tarde.Sonia deambulaba por la sala, esperaba que le llamara Gustavo, ahora liberado.«Que Elisa ya no esté viva, es la única forma que tengo para librarme de ella», pensó.Cuando escuchó la puerta y observó, se quedó perpleja