—¡Maldita sea! ¿¡No sabes tocar la puerta!? —gritó Thiago. Ahora tenía la seguridad de que la joven italiana no tenía nada con Amber, pero eso no solucionaba su problema de celos. Porque él había escuchado claramente los descarados gemidos de la mujer, así que estaba seguro de que algo había pasado entre ellos.—Por supuesto que sé tocar, no tengo la culpa de que seas sordo. Además, si vas a tirarte a Amber en tu oficina, ten la responsabilidad de cerrar la jodida puerta —rebatió Andy sin inmutarse.Amber por su parte estaba roja como un tomate y lo peor de todo ¡Tenía los pantalones manchados de su reciente corrida! Se sintió avergonzada de su comportamiento. Thiago ni siquiera la había tocado sexualmente. Solamente… «Tuvo que golpearte el culo y te corriste como una adolescente», pensó.—Ven, bebé, ve a cambiarte esos pantalones o la oficina olerá a sexo en menos de lo que canta un gallo —le dijo entregándole una bolsa con ropa.Amber la miró agradecida. La chica realmente no sabría
La mirada de Félix Remington se deslizó por el cuerpo perfecto de Andy. «Tengo que reconocer que eres más ardiente que el sol. Mujer vulgar», pensó.Se puso de pie y caminó para ir a su encuentro y antes de que pudiera decirle una sola palabra, ella giró para verlo y la respiración se le atoró en el pecho. Era una puta diosa en todo el sentido de la palabra.—Cierra la boca o te entrarán moscas —se burló con una sonrisa sexi—. Parece como si nunca hubieses visto a una mujer —añadió.Félix había visto a muchas mujeres en su vida y había estado con un sinfín de quienes no podía recordar absolutamente nada, pero tenía la impresión de que esta mujer delante de él; era la excepción a la regla. Estaba seguro de que Andy era de las mujeres que dejan huella por donde pisan.—Te ves… hermosa. Un verdadero manjar —le susurró al oído.—Sé lo que soy, Félix —respondió, no era arrogancia, pero Andy Caruso no era de esas mujeres, sé que se dejaban impresionar por simples palabras dichas sin sentirl
Thiago miró a Amber y la miró como si fuera la primera vez que se vieran. Sentía la necesidad de hacer muchas cosas con ella. Cosas que nunca antes pensó en hacer, nunca sintió la necesidad de sentirse más unido a otro ser humano, como le sucedía en ese momento con Amber.—¿Qué sucede, por qué me miras así? —preguntó Amber, sintiéndose de repente abrumada por la intensidad de la mirada de Thiago.—¿Cómo te estoy viendo? —le preguntó.Thiago llevó el dorso de su mano y acarició la mejilla de Amber con… ¿Ternura?—Có-como si quisieras, co-comerme —tartamudeó la joven cerrando los ojos instintivamente.—Y es que quiero comerte, Amber, completita —aseguró antes de tomar su boca en un fiero beso.Amber gimió y pegó su cuerpo contra el cuerpo de Thiago y se vio envuelta en su calor. Estaba enamorándose de la mujer que no debía, era una mujer prohibida desde dónde lo viera, pero alejó aquellos pensamientos de su cabeza y se entregó al feroz beso.Thiago la cogió de la cintura e hizo que Ambe
Thiago había dicho que no todo era sexo y lo que tenían era mucho más que simple sexo, pero tener a Amber sobre su cuerpo le hacía olvidar por un momento sus propias palabras.—¿Thiago? —Amber restregó su pelvis contra la pierna del hombre.El agua podía disimular lo que pretendía, pero sabía perfectamente que Thiago podía adivinar lo que quería.—Eres una jodida tentación, quiero hacer las cosas bien, Amber. Quiero disfrutar contigo mucho más que…—Sexo, lo sé. Pero no puedes pretender que deje de sentir este fuego voraz que me atormenta y que nace de mis entrañas. Entiendo muy bien lo que me has dicho y no sabes lo feliz que me haces, Thiago. Ahora mismo solo deseo que te entierres en mi interior y me demuestres con hechos lo que sientes por mí —le provocó.Amber no necesitaba pruebas; sin embargo, quería estar entre sus brazos y disfrutar de todo eso que recién le había dicho.—No ayudas a la causa Amber —murmuró Thiago pegando su frente sobre la frente de la muchacha, haciendo que
—¿Eres su amante? ¿Te estás follando a mi hermana? —preguntó Maggi viendo con ojos acusatorios a Thiago y con furia a Amber.—No voy a tener esta conversación contigo aquí y a oídos de todo el mundo, Maggi —respondió el hombre mirando cómo Amber se alejaba un paso de él—. No te atrevas a dar un solo paso más —añadió haciendo que la muchacha se quedara quieta.—Creo que esto se salió de control —susurró.—Pues me importa una mierda lo que tú quieras, me importa una mierda que el mundo escuche. ¡Me estás engañando y no cualquier mujer! ¡Amber es mi hermana! —gritó roja de la rabia.Thiago la tomó del brazo y la arrastró al ascensor.—Andy, cuida de Amber y no le dejes hacer o decir ninguna maldita idiotez —le gruñó mientras pasaba a su lado.—¡Suéltame! —exclamó Maggi, pero no hubo poder humano que lograra hacer que Thiago la soltara.—Cálmate Maggi, estás poniéndote en ridículo. Nunca te ofrecí nada más que una amistad y tú la aceptaste —Thiago sentía la ira correr por sus venas, él po
Amber miró a Andy, pero ella se encogió de hombros. Realmente no estaba en posición de poder ayudarla.—Andy y yo podemos ir a un hotel —dijo la muchacha.Thiago se frenó y se giró para verla.—¿De verdad? —preguntó el hombre con las cejas elevadas y un rictus en los labios.—Sí, podemos quedarnos en un hotel, creo que por hoy…—Hablaremos en el departamento, Amber —le interrumpió el hombre, mientras luchaba para no sacar lo peor de él en ese mismo momento.Amber y Andy caminaron en silencio detrás del mayor y una vez en el ascensor. La joven trató de alejarse de Thiago, pensando que estaba siendo discreto.Thiago apretó los dientes y por un momento pensó que iba a romperlos por la fuerza ejercida, pero no habló durante el corto trayecto.—¿Dónde dormirá Andy? —fue la primera pregunta que Amber hizo para tratar de evadir la conversación que estaba por venir.—Hay una habitación de invitados, ella puede quedarse todo el tiempo que quiera —anunció y no lo hacía por Amber, sino porque sa
Thiago abrió los ojos apenas Amber se marchó de la oficina. Estaba intrigado por la actitud de la muchacha, ¿qué había sucedido para que se apartara de él tan abruptamente?Se puso de pie y caminó de un lado a otro en la habitación, estuvo tentado a salir detrás de ella y preguntarle, pero antes de quedarse dormido había estado pensando en lo difícil que tenía que ser para Amber encontrarse entre la espada y la pared. Tener que elegir ente Maggi y él, no debía ser cosa fácil.Él, cómo un hombre adulto debía darle su espacio, debía comprenderla y apoyarla en todo lo que le fuera posible, en la medida que la muchacha se lo permitiera, ¿no era eso lo que se hacía por amor?Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su móvil, no quería responder y de hecho no lo hizo hasta el quinto intento de Maggi.—¿Qué es lo que quieres, Maggi? —preguntó sin saludar.—Estoy en el hospital, he sufrido un accidente, anoche de camino a casa, por favor ven.—¿Estás bien? —preguntó por cortesía
Thiago respiró de manera profunda para no gritarle allí mismo a Amber todo lo que pensaba de Maggi y Ariadne e incluso lo que estaba pensando de ella.Él no comprendía cómo era, que Amber no se daba cuenta de que todo era un plan con maña, y lo que era peor. Amber estaba creyendo que con sacrificarse y terminar la relación que tenían iba a hacerle cambiar de opinión con respecto a Maggi, como si los sentimientos fueran como una muda de ropa o que llegaban y se iban por arte de magia.—Ven conmigo —dijo como única respuesta, antes de arrastrarla por los pasillos del hospital, importándole una mierda llamar la atención de la gente que vivía pendiente de la vida ajena, menos de su propia vida.—¡Suéltame, Thiago! —gritó Amber al darse cuenta de las intenciones del hombre.Él no quería estar a solas con Thiago y mucho menos estar en un sitio cerrado, porque la decisión de dejarlo le estaba carcomiendo el corazón, pero también estaba la promesa que le había hecho a su hermana.Thiago hizo