Thiago respiró de manera profunda para no gritarle allí mismo a Amber todo lo que pensaba de Maggi y Ariadne e incluso lo que estaba pensando de ella.Él no comprendía cómo era, que Amber no se daba cuenta de que todo era un plan con maña, y lo que era peor. Amber estaba creyendo que con sacrificarse y terminar la relación que tenían iba a hacerle cambiar de opinión con respecto a Maggi, como si los sentimientos fueran como una muda de ropa o que llegaban y se iban por arte de magia.—Ven conmigo —dijo como única respuesta, antes de arrastrarla por los pasillos del hospital, importándole una mierda llamar la atención de la gente que vivía pendiente de la vida ajena, menos de su propia vida.—¡Suéltame, Thiago! —gritó Amber al darse cuenta de las intenciones del hombre.Él no quería estar a solas con Thiago y mucho menos estar en un sitio cerrado, porque la decisión de dejarlo le estaba carcomiendo el corazón, pero también estaba la promesa que le había hecho a su hermana.Thiago hizo
Thiago permaneció un largo tiempo sentado dentro de su auto en el estacionamiento del edificio. Quizá con la esperanza estúpida de que Amber corriera detrás de él; pero ella ya había tomado una decisión y aunque a él le costara aceptarlo debía hacerlo.Eso no quería decir que estuviera de acuerdo, pero se había prometido respetar la decisión que Amber tomara con respecto a su relación.Lo que le dolía en el alma, era saber lo poco que significaba su amor para la muchacha. Pensó que quizá era el karma, porque jamás en su puta vida se había enamorado.Jamás había involucrado su corazón con nadie y ahora no solo se había enamorado, sino también lo había hecho de una mujer que no tenía ningún interés en luchar por su amor. ¡Ningún jodido interés! ¡Él no era una prioridad para Amber! El solo pensamiento debía disgustarlo, pero él no era un hombre que se arrepintiera de sus elecciones.Amber había robado su corazón, la muy bandida se le había metido por los ojos, lo había seducido. Lo había
Amber miró al hombre y de repente tuvo la sensación de estar frente al antiguo Thiago. Su mirada era fría y su pose rígida. No quedaba nada del hombre que la había visto con cariño.—No iré —murmuró Amber—. ¡No iré! —gritó ante la pasividad mostrada por Thiago.—No tienes permiso de faltar, si lo haces lo tomaré como abandono de trabajo y tendré que demandarte para dejar un claro mensaje al resto de los empleados —soltó Thiago—. Y tú, Maggi. Espera la visita de mi abogado y será mejor que no le pongas trabas o te pongas melodramática porque hay muchos argumentos para conseguir el divorcio por las buenas o por las malas. Que tengan un buen día —añadió antes de salir de la habitación sin dedicarle una sola mirada más a Maggi.Maggi miró con un profundo rencor a Amber y solo cambió su mirada cuando ella se giró para verla, su farsa debía seguir.—¡Me dejará! ¡Thiago va a dejarme, Amber! —sollozó con fingido dramatismo—. ¡Estoy lisiada y ustedes son los culpables y, aun así, él no quiere
Celos, esa era la palabra perfecta para describir los instintos asesinos que nacieron en el corazón de Amber. Esa chica era con quien seguramente Thiago había dormido la noche anterior, luego de salir del antro.—¿Se puede saber lo que sucede aquí? —preguntó sin poder evitarlo. No podía por más que quisiera guardar la calma y guardarse sus celos.Thiago elevó una ceja, pero su rostro no dejó de ser frío en ningún momento.—¿Nadie te enseñó a tocar la puerta? —cuestionó Thiago haciendo que Amber se sonrojara, pues la chica había dejado escapar una risita.—No has respondido mi pregunta —dijo con indignación.—Por si no te has dado cuenta, Amber. Estoy ocupado, Lucero debió decírtelo para evitar este incómodo momento —dijo casi con calma.—Necesito hablar contigo —rebatió Amber sin apartar la mirada de la muchacha.—Si es algo relacionado con el trabajo, por favor espera a que termine con Nicky. Si es algo personal, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.—Pero, Thiago.—Cierra la puerta
Maggi la miró pensando en las mentiras que podía decirle a Amber para hacer creíble su historia, pero no podía pensar en nada, menos con su padre presente.—¿Por qué? —preguntó Amber.La muchacha miró a su padre y luego a su hermana, no sabía de quién esperar una respuesta, ella misma no sabía a quién de los dos se la había hecho. Si a su padre por el pasado, o a su hermana por el presente.Maggi miró a su padre antes de hablar:—¿Por qué? —Maggi repitió la pregunta de Amber. Le dedicó una furiosa mirada antes de responder—: ¿Qué esperabas que hiciera? —preguntó caminando hacia Amber—. ¿Qué me sentara y me cruzara de brazos para ver cómo te revolcabas con mi marido? No me hagas reír, no iba a permitir jamás, bajo ninguna circunstancia que fueras feliz con él. Thiago ni siquiera me miró una sola vez como mujer, mientras que a ti te llevó a la cama.Amber dio un paso atrás sintiendo aquellas palabras como golpes directos a su estómago. —¿Lo sabías? —preguntó con el corazón latiendo fue
«¿No se ven divinos?»«¿No se ven divinos?»«¿No se ven divinos?»«¡Mierda! ¡Por supuesto que no se miraban bien juntos! ¡Jamás se verían bien juntos!», pensó Amber, mientras le dedicaba una mirada dura a Lucero.—¿Qué pasa? ¿Qué dije? —preguntó la muchacha al ver la cara descompuesta de Amber.—Pues olvidas que Thiago es el esposo de mi hermana —soltó y jamás aquellas palabras le dejaron un sabor amargo en la boca, como en ese momento.—Bueno, tendrás que perdonarme. Pero tu hermana jamás le ha sido fiel, ¿no lo sabes?Amber cerró los ojos con frustración. Al parecer era la única idiota que no se había dado cuenta de la verdad. Se dejó envolver siempre por las cosas que su hermana y madre decían que nunca se atrevió a dudar de ellas, porque pensó que… «Que les importabas»—Iré a contabilidad —dijo Amber para alejarse de Lucero y el lugar que había sido su puesto de trabajo durante aquellos seis meses. ¡Seis meses! El tiempo había pasado volando y ella ni siquiera se había dado cuenta
Amber esperó un par de minutos, en realidad no podía decir si fueron pocos o muchos. Salió del cuarto de baño y caminó hacia la puerta para poner el seguro.Volvió sobre sus pasos y miró a Thiago dormido en el incómodo sillón. La muchacha lo miró por un largo tiempo antes de arrodillarse para verlo más de cerca.Thiago tenía ojeras y solo ahora podía ser capaz de verlo, había estado tan concentrada en querer hablar con él, y luego en su discusión que no había reparado en lo pálido de su rostro. Pero eso no era en realidad lo más importante ahora. ¡Thiago no se había ido con Nicky! Ni siquiera se habían despedido de beso y nada de esas cosas que hacían los amantes.Amber sonrió sin poder evitarlo y antes de que pudiera detenerse, sus dedos recorrían el rostro de Thiago.La muchacha deslizó sus dedos con ternura sobre aquellas duras facciones, mientras lágrimas brotaban de sus ojos. Amber no podía negar que le había hecho daño y que la manera de Thiago de tratarla era justa, pero ella n
Amber entró al piso de Thiago, se sentía terriblemente cansada y deliciosamente dolorida. El problema era que tenía que trabajar y solo le quedaban alrededor de tres a cuatro horas para volver a la oficina… —¿Se puede saber dónde estabas? —Amber pegó un brinco al escuchar la voz de Andy en medio de la oscuridad. —¡Maldita sea, Andy! ¿Quieres matarme? —preguntó. Amber encendió la luz para ver a su amiga sentada en el sillón de la sala. —Estaba preocupada —alegó Andy. —Se nota, ¿Félix está aquí? —preguntó Amber caminando hasta ella. —Se ha marchado desde hace mucho tiempo, pero no es eso lo importante. ¿Dónde estabas? —insistió. —En la oficina. —¿A esta hora? —Andy achicó los ojos y la miró con suspicacia. —Sí, no voy a mentirte, Andy, estuve en la oficina de Thiago. Quería hablar con él sobre su relación con Nicky y sobre nosotros —dijo. —¿Hablaste con él? —preguntó la muchacha acomodándose mejor en el sillón. —Llegó tarde y se quedó dormido —explicó Amber, quería irse a la ca