Amber intentó mover su cuerpo, pero una mano sobre su cintura y una pierna sobre su pierna le impidieron moverse.El pánico se apoderó de ella en el preciso momento en el que abrió los ojos y pudo ver que no estaba en su habitación en la mansión Montgomery y que ese cuerpo sobre el suyo no podía ser de Andy. ¡Era demasiado pesado para serlo!, pero si no era su mejor amiga… entonces, ¿de quién era?… el miedo se coló en su corazón y su cuerpo tembló violentamente.Imágenes de lo ocurrido en el antro llegaron a su mente. Félix invitándola a beber unos tragos y luego la discusión que había sostenido con un tipo desconocido que trató de llevársela. ¡El hombre que lo había drogado! Amber se movió con mayor ímpetu, quería liberarse de aquel toque, quería girar el rostro y ver quién era ese hombre que se había propasado con ella.—Deja de moverte de una jodida vez o terminaré enterrando mi polla en tu interior —masculló la voz fuerte y varonil a su oído.Amber casi dejó de respirar al reconoc
Thiago miró a Amber moverse por su oficina, la chica tenía una ligera sonrisa en los labios y Thiago solo pensaba en ponerla de rodillas delante de él nuevamente. Se mesó el cabello con frustración e hizo un esfuerzo titánico para apartar la mirada de ella y se concentró en buscar nuevas ensambladoras para llegar a un acuerdo, lo que le hizo pensar en Félix Remington.—Se puede saber… ¿Qué es lo que hacías con Félix? —le preguntó de repente y Amber se quedó estática en su lugar.—¿Qué?—La noche del antro, estabas con él —repitió tratando de que su voz no sonara celosa, pero fallando estrepitosamente porque fue lo más cercano a un gruñido.—No, quiero decir: llegué sola al antro y nos encontramos —declaró Amber sin atreverse a mirarlo, el tono de su voz la hizo sentir complacida, pero la fiera mirada le hizo temer por su reacción.—¡Te ha drogado para vengarse de mí! —gritó poniéndose de pie y acercándose peligrosamente a Amber.—¡No! No fue así, él únicamente me ayudó. Fue otro hombr
Amber pasó la mirada de uno a otro hombre, los dos parecían toros de lidia dispuestos a enfrentarse a muerte en el estacionamiento de la compañía. Los dos parecían olvidar que no estaban solos en el lugar.—Mierda Amber, creo que se te ha juntado el ganado —dijo Andy en tono bajo y cómplice.La mujer luchó por sofocar una risita, pero no pudo.—¿Qué mierda hace Thiago aquí, no se había marchado ya? —le preguntó Amber a su mejor amiga.Andy la miró en silencio y pensó en la mejor respuesta para darle. ¿Amber pensaba que ella era adivina?—No soy una maldita bruja y no tengo una jodida bola de cristal para saber el cómo o por qué Thiago está aquí, cariño. Pero segura estoy de que por mí no es —respondió haciendo que Amber le diera una mirada matadora.—No ayudas —le reprochó Amber acongojada por la situación.Mientras tanto, Thiago y Félix se enfrentaban en un duelo de miradas y sí, aquí podría aplicarse el dicho de: “Si las miradas mataran” ninguno de los dos estaría vivo.—¡Te hice un
Thiago no tenía ni una jodida idea de cómo llegaron al departamento. ¡Sí, al departamento! No a la casa, no a su habitación en la mansión ¡No! Él había conducido a su departamento de soltero y lo que era mucho más apremiante era la manera en la que su boca se aferraba a la boca de Amber.El calor de la pasión corría como lava volcánica por sus venas, no podía continuar negando que la boca y el cuerpo de Amber despertaban en él una fiera pasión que nublaba todo pensamiento racional, que le hacía olvidar que no debía desearla como lo hacía. ¡Ya no le importaba lo prohibida que era!Thiago dejó de pensar cuando la mano de Amber acarició su polla por encima del pantalón.—Te necesito dentro de mí —le dijo con la voz cargada de excitación y para Thiago fue un ramalazo de placer que se concentró en su ya dura polla.—Amber…—Lo sé, solo déjate llevar. Deja que tus instintos se hagan cargo de todo —susurró la muchacha al oído de Thiago enviando una nueva descarga de placer al acariciar el ló
Amber se movió con sutileza, el cuerpo le dolía. No el cuerpo no, específicamente su coño. Thiago había cumplido su promesa y la había follado hasta hacerle ver las estrellas. Se sentía tan jodidamente dolorida, pero tan malditamente satisfecha que no pudo evitar reprimir el gemido que abandonó sus labios.—Santo infierno, Amber, no te muevas —gruñó Thiago a su oído y entonces Amber fue consciente de que el hombre estaba enterrado aun dentro de su intimidad.—¡Vas a matarme! —gritó Amber cuando Thiago movió la cadera y se enterró un poco más en ella.—No te escuché quejarte anoche, gritar sí, pero quejarte…—Idiota —gruñó Amber al escuchar las palabras de Thiago, sabía que se estaba burlando de ella, sobre todo cuando escuchó su risita.—Vamos a bañarnos, necesitamos ir a casa y volver a la oficina. Esto es jodidamente caliente y adictivo, pero tengo una compañía que dirigir —Thiago se lamentaba que no fuera fin de semana, porque sí, estaba loco. Loco e idiota por Amber, si por él fue
Thiago miró fijamente a Amber, deslizó su mirada por su rostro y luego hacia las manos de Andy agarrando las de su chica.¡Joder!, pensó Thiago. Estaba loco por pensar en Amber como suya. Pero era así: él no era un hombre de medias tintas. Por esa razón no había buscado otra mujer, tuvo encuentros esporádicos, no iba a negarlo al fin y al cabo no era un puto santo para abstenerse de tener sexo.Pero no sé dio tiempo de tener una relación con nadie, porque le gustaba ser exclusivo. Que la chica donde metiera la polla, fuera suya por el tiempo que les durara la calentura, por supuesto él siendo claro desde un principio ofreciendo sexo, exclusividad, pero no amor. Porque no se podía dar lo que no podía sentirse.Con Amber había hablado y fue sincero en todo momento. Y creía que las cosas quedarían claras entre ellos al consumar lo que tenían. Porque no iba a negar que entre ellos existía una jodida atracción, él no iba a negar esa gran verdad. Bueno o no, existía.Pero él había cambiado
Thiago no pudo negarse a lo que Amber le estaba ofreciendo en ese momento. Su cerebro estaba ligeramente embotado por el licor consumido, pero su cuerpo estaba más que listo para desquitarse por las noches en vela que había sufrido pensando en lo que Amber hacía con Andy en la habitación.Amber pegó su cuerpo al de Thiago al sentir cómo aquella fuerte mano se deslizaba por su espalda hasta sus redondas nalgas y como las tomaba y apretaba con fuerza.Gemidos abandonaron los labios de la muchacha al sentir la polla de Thiago golpear su pelvis y al sentir cómo el placer se extendió por todo su cuerpo.Amber deslizó su mano entre sus cuerpos y con decisión ahuecó la polla de Thiago entre sus manos y lo escuchó gemir en medio del beso.Thiago presionó con más fiereza sus labios sobre la boca de Amber, mientras la ropa fue desapareciendo de sus cuerpos.Thiago no tenía ni puta idea de si Amber iba a arrepentirse mañana, no tenía siquiera la seguridad de que esto era real o solo producto de
Thiago estuvo a punto de saltar de su silla cuando Amber le respondió “Sí, señor”, y un segundo después miró a Félix Remington y no solamente eso. ¡No! ¡Si no además le había sonreído como si fuera una mujer libre!Thiago pensó dos cosas: Amber era muy valiente al retarlo de esa manera o deseaba ser castigada y vaya que él estaba más que dispuesto a darle unas cuantas palmadas hasta dejarle rojas las nalgas.—¿Te consigo un recipiente, Montgomery? —preguntó Félix—. Se te cae la baba —añadió simulando limpiarse la comisura de sus labios.Thiago lo miró con ganas de querer asesinarlo, pero le complació que al menos el tipo supiera lo que había entre Amber y él.—Imbécil —masculló Thiago.—No más que tú. La chica te tiene comiendo de su coño —sonrió—. Digo de su mano. Pero ya tú me entiendes —añadió Félix con maldad.—¿Qué es lo que quieres aquí? —preguntó Thiago sin ocultar su malestar.Él conocía de sobra su respuesta, sabía que aquella visita no era una mera cortesía, jamás antes Féli