Thiago no tenía ni una jodida idea de cómo llegaron al departamento. ¡Sí, al departamento! No a la casa, no a su habitación en la mansión ¡No! Él había conducido a su departamento de soltero y lo que era mucho más apremiante era la manera en la que su boca se aferraba a la boca de Amber.El calor de la pasión corría como lava volcánica por sus venas, no podía continuar negando que la boca y el cuerpo de Amber despertaban en él una fiera pasión que nublaba todo pensamiento racional, que le hacía olvidar que no debía desearla como lo hacía. ¡Ya no le importaba lo prohibida que era!Thiago dejó de pensar cuando la mano de Amber acarició su polla por encima del pantalón.—Te necesito dentro de mí —le dijo con la voz cargada de excitación y para Thiago fue un ramalazo de placer que se concentró en su ya dura polla.—Amber…—Lo sé, solo déjate llevar. Deja que tus instintos se hagan cargo de todo —susurró la muchacha al oído de Thiago enviando una nueva descarga de placer al acariciar el ló
Amber se movió con sutileza, el cuerpo le dolía. No el cuerpo no, específicamente su coño. Thiago había cumplido su promesa y la había follado hasta hacerle ver las estrellas. Se sentía tan jodidamente dolorida, pero tan malditamente satisfecha que no pudo evitar reprimir el gemido que abandonó sus labios.—Santo infierno, Amber, no te muevas —gruñó Thiago a su oído y entonces Amber fue consciente de que el hombre estaba enterrado aun dentro de su intimidad.—¡Vas a matarme! —gritó Amber cuando Thiago movió la cadera y se enterró un poco más en ella.—No te escuché quejarte anoche, gritar sí, pero quejarte…—Idiota —gruñó Amber al escuchar las palabras de Thiago, sabía que se estaba burlando de ella, sobre todo cuando escuchó su risita.—Vamos a bañarnos, necesitamos ir a casa y volver a la oficina. Esto es jodidamente caliente y adictivo, pero tengo una compañía que dirigir —Thiago se lamentaba que no fuera fin de semana, porque sí, estaba loco. Loco e idiota por Amber, si por él fue
Thiago miró fijamente a Amber, deslizó su mirada por su rostro y luego hacia las manos de Andy agarrando las de su chica.¡Joder!, pensó Thiago. Estaba loco por pensar en Amber como suya. Pero era así: él no era un hombre de medias tintas. Por esa razón no había buscado otra mujer, tuvo encuentros esporádicos, no iba a negarlo al fin y al cabo no era un puto santo para abstenerse de tener sexo.Pero no sé dio tiempo de tener una relación con nadie, porque le gustaba ser exclusivo. Que la chica donde metiera la polla, fuera suya por el tiempo que les durara la calentura, por supuesto él siendo claro desde un principio ofreciendo sexo, exclusividad, pero no amor. Porque no se podía dar lo que no podía sentirse.Con Amber había hablado y fue sincero en todo momento. Y creía que las cosas quedarían claras entre ellos al consumar lo que tenían. Porque no iba a negar que entre ellos existía una jodida atracción, él no iba a negar esa gran verdad. Bueno o no, existía.Pero él había cambiado
Thiago no pudo negarse a lo que Amber le estaba ofreciendo en ese momento. Su cerebro estaba ligeramente embotado por el licor consumido, pero su cuerpo estaba más que listo para desquitarse por las noches en vela que había sufrido pensando en lo que Amber hacía con Andy en la habitación.Amber pegó su cuerpo al de Thiago al sentir cómo aquella fuerte mano se deslizaba por su espalda hasta sus redondas nalgas y como las tomaba y apretaba con fuerza.Gemidos abandonaron los labios de la muchacha al sentir la polla de Thiago golpear su pelvis y al sentir cómo el placer se extendió por todo su cuerpo.Amber deslizó su mano entre sus cuerpos y con decisión ahuecó la polla de Thiago entre sus manos y lo escuchó gemir en medio del beso.Thiago presionó con más fiereza sus labios sobre la boca de Amber, mientras la ropa fue desapareciendo de sus cuerpos.Thiago no tenía ni puta idea de si Amber iba a arrepentirse mañana, no tenía siquiera la seguridad de que esto era real o solo producto de
Thiago estuvo a punto de saltar de su silla cuando Amber le respondió “Sí, señor”, y un segundo después miró a Félix Remington y no solamente eso. ¡No! ¡Si no además le había sonreído como si fuera una mujer libre!Thiago pensó dos cosas: Amber era muy valiente al retarlo de esa manera o deseaba ser castigada y vaya que él estaba más que dispuesto a darle unas cuantas palmadas hasta dejarle rojas las nalgas.—¿Te consigo un recipiente, Montgomery? —preguntó Félix—. Se te cae la baba —añadió simulando limpiarse la comisura de sus labios.Thiago lo miró con ganas de querer asesinarlo, pero le complació que al menos el tipo supiera lo que había entre Amber y él.—Imbécil —masculló Thiago.—No más que tú. La chica te tiene comiendo de su coño —sonrió—. Digo de su mano. Pero ya tú me entiendes —añadió Félix con maldad.—¿Qué es lo que quieres aquí? —preguntó Thiago sin ocultar su malestar.Él conocía de sobra su respuesta, sabía que aquella visita no era una mera cortesía, jamás antes Féli
—¡Maldita sea! ¿¡No sabes tocar la puerta!? —gritó Thiago. Ahora tenía la seguridad de que la joven italiana no tenía nada con Amber, pero eso no solucionaba su problema de celos. Porque él había escuchado claramente los descarados gemidos de la mujer, así que estaba seguro de que algo había pasado entre ellos.—Por supuesto que sé tocar, no tengo la culpa de que seas sordo. Además, si vas a tirarte a Amber en tu oficina, ten la responsabilidad de cerrar la jodida puerta —rebatió Andy sin inmutarse.Amber por su parte estaba roja como un tomate y lo peor de todo ¡Tenía los pantalones manchados de su reciente corrida! Se sintió avergonzada de su comportamiento. Thiago ni siquiera la había tocado sexualmente. Solamente… «Tuvo que golpearte el culo y te corriste como una adolescente», pensó.—Ven, bebé, ve a cambiarte esos pantalones o la oficina olerá a sexo en menos de lo que canta un gallo —le dijo entregándole una bolsa con ropa.Amber la miró agradecida. La chica realmente no sabría
La mirada de Félix Remington se deslizó por el cuerpo perfecto de Andy. «Tengo que reconocer que eres más ardiente que el sol. Mujer vulgar», pensó.Se puso de pie y caminó para ir a su encuentro y antes de que pudiera decirle una sola palabra, ella giró para verlo y la respiración se le atoró en el pecho. Era una puta diosa en todo el sentido de la palabra.—Cierra la boca o te entrarán moscas —se burló con una sonrisa sexi—. Parece como si nunca hubieses visto a una mujer —añadió.Félix había visto a muchas mujeres en su vida y había estado con un sinfín de quienes no podía recordar absolutamente nada, pero tenía la impresión de que esta mujer delante de él; era la excepción a la regla. Estaba seguro de que Andy era de las mujeres que dejan huella por donde pisan.—Te ves… hermosa. Un verdadero manjar —le susurró al oído.—Sé lo que soy, Félix —respondió, no era arrogancia, pero Andy Caruso no era de esas mujeres, sé que se dejaban impresionar por simples palabras dichas sin sentirl
Thiago miró a Amber y la miró como si fuera la primera vez que se vieran. Sentía la necesidad de hacer muchas cosas con ella. Cosas que nunca antes pensó en hacer, nunca sintió la necesidad de sentirse más unido a otro ser humano, como le sucedía en ese momento con Amber.—¿Qué sucede, por qué me miras así? —preguntó Amber, sintiéndose de repente abrumada por la intensidad de la mirada de Thiago.—¿Cómo te estoy viendo? —le preguntó.Thiago llevó el dorso de su mano y acarició la mejilla de Amber con… ¿Ternura?—Có-como si quisieras, co-comerme —tartamudeó la joven cerrando los ojos instintivamente.—Y es que quiero comerte, Amber, completita —aseguró antes de tomar su boca en un fiero beso.Amber gimió y pegó su cuerpo contra el cuerpo de Thiago y se vio envuelta en su calor. Estaba enamorándose de la mujer que no debía, era una mujer prohibida desde dónde lo viera, pero alejó aquellos pensamientos de su cabeza y se entregó al feroz beso.Thiago la cogió de la cintura e hizo que Ambe