Salió de la cama y su madre entró en ese instante con varias sábanas dobladas.—Buen día, hasta que por fin se levanta la dormilona. Debo ir a trabajar en un rato. ¿Vendrás conmigo? —le preguntó.Se tomó la cabeza, le dolía un poco y le costó responder. ¿Qué hora era ya? Al voltear la cabeza, notó que eran casi las diez de la mañana. ¡Dios! Sabía que eso pasaría. Miró apenada a su madre.—Lo siento mamá, es súper tarde.—Te he dicho que no te quedes hasta tarde con el teléfono, porque eso es lo que ha pasado, ¿no es así? Has estado hasta tarde viendo el móvil, tan entretenida que no has descansado lo suficiente. ¿Te duele la cabeza?—Sí, mamá —para qué negarlo, de todos modos siempre sabía lo que le ocurría.Suerte que no podía leerle la mente. Suficiente con que fuera enfermera. Quiso reírse de lo que pasaba por su cabeza, pero hacerlo solo aumentaría la molestia en su cabeza. Así que asintió y se puso en pie. Su madre negó con la cabeza. Era realmente un grave problema el uso de los
Una semana después. La joven empezó a llorar al verlo de nuevo, detectando el progreso que había logrado desde el momento más hermoso. Solo con mirarlo allí, y sentir sus dedos moverse sobre los de ella, Mabel se emocionó y le costó salir del shock para llamar al médico. Pero no lo hizo todavía. —Burhan, amor... —susurró, ansiando que abriera los ojos. Y así fue. Se vio impulsada a quitarle la mascarilla por un momento. —Mabel... —su voz sonó más ronca de lo habitual, lo cual era normal considerando todo lo que había pasado. —Sí, aquí estoy, Burhan. —¿Qué ha pasado? —preguntó confundido. Ella volvió a ponerle la mascarilla.—No te esfuerces en hablar, por favor... ¿no recuerdas nada de lo sucedido? Él asintió con la cabeza, pronunciando un sí apenas audible. Mabel acarició su cabeza y sonrió. Él la miraba con admiración. Le apretó la mano con dulzura. Ella lo miró a los ojos con cariño. Él intentó quitarse la mascarilla por su cuenta, y ella le ayudó. —Creí que nunca desper
Con el paso del tiempo, Burhan ya había sido dado de alta y pudo volver al piso junto a Mabel. Lilian había regresado a casa de Nolan porque este le pidió que volviera; la necesitaba ahí, ya que pronto tomaría un viaje de negocios. Así que necesitaba que alguien se quedara en su casa. Por esto, se vio obligada a irse y no acompañar a su nieta otros días, para poder ayudarle con Burhan. Pero le prometió que en cuanto pudiera se echaría una escapadita para ir y darle una mano.En el piso también estaba Abdel, quien le ayudó a llevar unas cosas. Mabel estaba sumamente agradecida con él por tomarse el tiempo de ir y darle su ayuda; eso era una muestra de apoyo que valoraba mucho. El muchacho ahora estaba en la habitación. Aunque Burhan ya se sentía bien, debía tomarse las cosas con calma, lo que significaba estar quieto en una cama. Esas habían sido las instrucciones que dio el doctor y ella iba a acatarlas, ya que sabía que sería fundamental para su recuperación por completo. Suspiró por
Resultó que Amanda estuvo dispuesta a ayudarlos unas semanas. No fue fácil. Hubo días en los que Burhan no quería vivir, parecía estar sombrío, desanimado, y muchas veces lo vio llorar. Entonces, la joven terminaba a su lado, derramando lágrimas, sin poder contener todo lo que sentía dentro de ella. Si él se desmoronaba, ella también lo hacía, pero de alguna forma encontraba la manera de ser un soporte. Lilian, Abdel y demás allegados fueron piezas fundamentales para que ella pudiera sobrellevar la situación; le brindaron un hombro donde apoyarse y compañía.Así fueron los siguientes meses, donde Burhan aprendió a ser ese hombre de nuevo, más fuerte que antes, donde hubo un reinicio de vida, de ganas por vivir, y lo mejor es que estaba con ella, sustentando esa fortaleza que sentía de forma aguerrida.Seis meses habían pasado ya desde lo ocurrido. Un septiembre que aguardaba grandes cosas. Entre lo nuevo que ocurrió todas esas semanas, Mabel estaba a punto de iniciar el último curso e
—¿Bromeas? Sabes que eso no es posible, pronto empezaré a estudiar, no podría ser ahora —hizo una mueca.—Pero deseas ir, ¿verdad? —dijo, achicando los ojos —. Dímelo, preciosa.—Es un sueño para mí, pero quiero estar lista para ir a la secundaria, no quiero atrasarme otro año —suspiró hondo —. Ya podrá ser luego.—De acuerdo.Volvió a quedarse sola.Al cabo de un rato, llegó su amiga, saludó a ambos y almorzó junto a los dos. Estaban comiendo pollo a la parmesana, uno de los platillos que Mabel amaba hacer. Comió rápidamente, lo que sorprendió a sus compañeros.—Tenías mucha hambre —comentó él.—Sí, mucha. O tal vez ustedes comen demasiado lento.—No lo creo. —respondió Tina, con una sonrisa en los labios —. Pero te ha quedado realmente bueno, Mabel. Cada vez lo haces mejor.—Descuida, aún no te supero.—Ya creo que sí, eh. —replicó Tina.—Después de Italia, ¿comenzarás tus estudios universitarios? —preguntó él.—Sí, empezaré mis estudios en la universidad, pronto se me acabará la pa
Cuando llegaron abajo, Burhan sacó las llaves del auto. Las luces delanteras del deportivo negro parpadearon mientras él abría la portezuela galantemente para ella. Mabel se adentró en el interior y tomó asiento en el lugar del copiloto. Burhan se unió a ella y pronto hizo rugir el flamante auto. Las calles de la ciudad parecían más concurridas que nunca en esa noche. Durante todo el trayecto, Mabel observaba el camino con una mirada fascinada por la ciudad nocturna. Aunque no sabía a dónde la llevaría Burhan, le gustaban las sorpresas y estaba dispuesta a tener paciencia.—¿Hay algún otro lugar en el mundo que te gustaría conocer? —le preguntó de repente Burhan, girando la cabeza hacia ella.—Sinceramente, hay muchos lugares, Burhan... —comenzó a decir —. Pero Italia es uno de los elegidos, además de Francia, África...—¿No has pensado en visitar los Emiratos Árabes? —interrumpió Burhan.—No lo había considerado, suena interesante. Además, es el país de tus padres... En efecto, es un
—Ya no puedo vivir sin ti...—Estás exagerando, no estás muriendo sin mí —respondió la joven con una sonrisa. El hombre suspiró profundamente y luego rió un poco. La joven rodó los ojos.—En serio, ¿cómo te fue hoy?—Nada fuera de lo común, tuve una sesión de fotos, fue un poco estresante pero al final terminé disfrutando de todos los flashes constantes —comentó él con cierto tono de diversión.—Bueno, ¿nos vemos mañana? No quiero agobiarte...—No digas eso, no me molesta en absoluto. Si pudiera, pasaría todo el día contigo, no hay nada que me haga más feliz que estar a tu lado.La chica suspiró ante sus palabras. Cuando él se ponía romántico, la enamoraba aún más. Era el hombre del que se había enamorado y su corazón latía más fuerte por él.—Me estás haciendo llorar, sabes que cuando te pones así, me enamoro más de ti. Te amo.—Y yo a ti, te amo. Descansa y trata de dormir, no quiero una novia zombie.Ambos se rieron, disfrutando de ese momento de complicidad.—De acuerdo, lo intent
Quedó encantada con el lugar. Era hermoso y acogedor al mismo tiempo, la elección perfecta que el muchacho podría haber hecho. Allí, los comensales disfrutaban de platos como fettuccini con ragú de cerdo, guiso de mariscos con hierbas, gelatina de bourbon de azúcar morena y más. Ellos también optaron por algo igual de delicioso.Mientras esperaban su orden, disfrutaron de una larga conversación. Hablaban acerca de sus días, de la universidad y de lo bien que le estaba yendo a Abdel en su carrera.— No creo que me acostumbraría a un mundo en el que todo es una foto, me gusta sacarme fotos pero no es algo que me apasione...— dijo Valentina.— A mí me encanta mucho, Valentina.— Lo sé, disfrutas mucho tu trabajo y estoy feliz de que así sea. Además, eres perfecto para ello. ¿Todos los árabes son así de lindos como tú?— ¿Así como qué?— preguntó con una sonrisa.— Apuestos, eres muy guapo...— No todos tienen la suerte de se