El resto de la mañana se la pasó viendo una maratón de películas, mientras que Burhan se ejercitaba en su gimnasio. Pero dejó de estarse quieta para buscar el cargador de su móvil. Estaba arriba en la habitación donde se había quedado con Valentina, pero no dio con él, así que recordó que realmente lo había dejado en la habitación de Burhan. Se detuvo abrupta en la busquedad del aparato al toparse en la habitación con una fotografía. Sus ojos se abrieron de par en par, estaba una muchacha de ojos azules intensos y pelo dorado. Sonreía y se le veía feliz. La cama estaba sin hacer y había una copa quebrada, hecha trizas en el suelo. Se agachó para tomar una esquirla, mirando la escena algo estupefacta. ¿Qué había pasado anoche cuando ella se quedó con su amiga en la habitación de invitados? No tejía ni remota idea de lo que ocurrió ahí, pero supo que algo andaba raro con Burhan. Sabía que debía salir de ahí antes de que fuera pillada, husmeando ahí ¿por qué no había recogido los crista
—¿No? De acuerdo, no debes darme explicaciones si no lo deseas, solo que me pareció raro todo, pero si no quieres hablarlo, te lo respeto. Se quedó callado. —Haré la llamada. —No siempre huirás de la verdad, Burhan… algún día tendrás que decirme, tendrás que contarme.—¡Joder! Ahora no, no aún, Mabel —rugió un tanto furioso antes de retirarse de ahí y dejarla con una especie de dolor en su cuerpo, fue una daga directo a su corazón, incluso si había sido un poco imprudente. No veía por qué tenía que responderle de esa manera. Luego de eso ya no quería ir a ningún lado. Se le salieron algunas lágrimas, pero trato de contenerse, de disimular que sus palabras le había afectado. ¿Que demonios ocultaba, Burhan? ¿Qué le afectaba tanto que no podía siquiera hablar de eso sin enfadarse apenas salía el tema a colisión?¡Dios! Este tardó como media hora en aparecerse. La comida había llegado, Burhan le aviso para que fuera con él hasta el comedor. —Ven a comer, por favor —le pidió, inclus
—Mamá…—Lo sé todo, maldita sea, ¡sé lo que está ocurriendo y con quién estás! —empezó a vociferar, dejándola muda. —No sé de qué hablas —trató de igualar el tono con dureza. Ella era una despiadada mujer, de eso no había ninguna duda. —¡No te hagas la tonta, maldita zorra! ¿Es en serio, Mabel? ¿Estás en una relación con ese hombre adulto, tu profesor? —le lanzó duras acusaciones que aumentaban la presión y la furia en su corazón. Tragó grueso —. No es posible, has elegido estar con él en vez de regresar, sabes que nunca serás bien recibida aquí. ¡¿Me has entendido?!—No me importa, no pensaba regresar de todas formas, y sí, estoy en una relación con él. Es lo único bueno que me ha pasado en la vida. Saber que no volveré a verte a ti ni a Nolan, me alivia. No quiero volver a verte nunca más, me dieron la espalda, nunca me apoyaron.—Burhan Al-Mansour, ese hombre debería estar en la cárcel, ¿sabes? —soltó furiosa, con intenciones de hacer daño. Sus palabras lastimaron a la joven, qu
Batalló al despertar, tenía la cabeza hecha un caos y el cuerpo impactado por oleadas de temblores cada vez más fuertes. Volteó la cabeza y solo eso le dolió. Estaba en el interior de una cabaña con aspecto del abandono, sucumbida por los embates del tiempo. Trató de moverse y se descubrió atada de pies y cabeza. El despido de las paredes era un olor terrible que le hizo arrugar la nariz, la luz era escasa, lo que volvía la escena más aterradora. Lo último sucedido arribó a su mente. ***Sacudió la cabeza, le dolía un poco. De repente apareció Giselle, con una sonrisa malévola, con la intensa mirada de sus ojos malignos clavándose en ella; la frívola imagen de su madre viniendo a ella, que una vez solo fue una pesadilla, ahora era la realidad y se recogió lo que pudo en su lugar, esperando un milagro, aguardando compasión, que su loca madre no hubiera perdido completamente el juicio al punto de estar ahí, a punto de cometer una locura.—¿Madre?—¡No soy tu madre, maldita sea! Deja d
—Por supuesto que lo eres, eres mía —le llevó la contraria afirmando un hecho absurdo, entonces dejó de moverse, pero aún no salía de ella, además estaba ejerciendo demasiada fuerza sobre su vientre y eso le estaba inyectado mucho miedo, temor de que le hiciera daño a su bebé —. Te cogeré todo lo que quiera, te haré mía lo que yo quiera, así que obedece y deja de soltar estupideces. —Tú, tú sueltas estupideces ¡maldito! —rugió llorando, volviendo a tirar de las cadenas de las esposas. Solo encontró más dolor, ese ardor que se esparcía velozmente a través de toda su fisonomía —. Déjame, déjame ya…No gustando su manera de contestarle le dio una cachetada tan fuerte que el golpe la llevó directamente a la inconsciencia. No supo nada más, y quizá era mejor así. Aunque solo fuera por poco la desaparición de la pesadilla..…Cuando abrió los ojos, se sintió fuera de lugar. La luz le quemó los ojos. Era fuerte y eso la cegó unos momentos antes de siquiera dar otro parpadeo. Le dolía sus pa
La joven despertó de forma abrupta, estaba al lado de un pitido fuerte. Parpadeó con lentitud, porque la luz fluorescente iba directo a sus orbes sin ningún cuidado y le costó acostumbrase la su intensidad. No se dio por vencida, lucho por mantener los ojos abiertos y tratar de ubicarse en el sitio donde estaba. ¿Seguía con vida? Lo último que recordaba antes de verse ahí, fue haber caído sobre la carretera, luces fuertes de un auto... Ya todo poco a poco esclarecía en su mente, los puntos lentamente se ubican dando una imagen de ello, la escena traumática que hubiera querido poder borrar para siempre. Empezó a agitarse sobre la cama en la que estaba postrada, al parecer una de hospital. Su corazón latía con fuerza, sentía azotes. Una joven mujer, que era la enfermera, trató de calmarla. —Por favor, debe tranquilizarse, joven, inténtelo, se lo pido...—No puedo, no puedo, mi bebé, ¿dónde está mi bebé? —exclamó entre un llanto para nada silencioso, era intenso y fuerte.—Lo has perdi
—Mabel, iba a morir de solo pensar que podía perderte, estuve preocupado, tuve miedo de no volver a verte —dijo sobre su boca, antes de abrazarla con ansias. —No me sueltes, no lo hagas —pidió destrozada. —No te soltaré, no lo haré. —Perdóname, por favor, lo siento, todo es mi culpa... Nuestro bebé ya no existe, Burhan. —expresó tomando la mano del hombre y la puso sobre su abdomen —. Se ha ido para siempre y todo es mi culpa. —No digas eso, no eres la culpable. Me duele, me destroza verte así, también sufro por lo que te ha ocurrido y te prometo que mataré a ese infeliz, lo haré pagar por lo que te hizo. ¿Ha sido alguien conocido? —No, no por favor... —¿Te ha amenazado, es alguien conocido? —Sí, ha sido Adrick y mi madre —soltó, sabía que debía decirselo, y ya lo había hecho. Burhan se quedó incrédulo, ¿su madre era la causante de todo eso junto al hijo de su esposo? Sintió mucha ira, rabia. Esto debí saberlo la policía, dejarlo en manos de las autoridades. Habría llamado al
Al fin salió de la ducha, dejó el baño y ya estaba en la habitación. Burhan entró dos segundos después, se le quedó mirando. La joven se incomodó, ya no era lo mismo. Hubo un momento en que podía lidiar con el pudor, pero ya no lo conseguía. Se ocultaba en su propio parecer, y de eso Burhan se había dado cuenta. —Ya hice la llamada… —Gracias. Buscó su ropa y volvió al baño, pero se le olvidó poner el pestillo. De modo que fue pillada por Burhan que entró, sin malas intenciones, pero ella se mostró bastante cohibida. Intentó cubrirse. —Mabel, deja de esconderte, por favor —expresó acercándose y arrebatándole la toalla con la que intentó cubrir su desnudes. La repuesta de Mabel fue sollozar y cubrirse el rostro.—No quiero, no me mires, por favor… —repetía incesantemente. A Burhan se le llenaron los ojos de lágrimas, se le anudó la garganta, y aunque al principio se resistió, la abrazó besándole la coronilla. Entró también en un llanto, con ella, aferrandola. —No tienes por qué s