Narra Fabiola.—¿Lo ven? —cuestiona la mujer, mostrándonos en el monitor cómo nuestro bebé está cada vez más formado.La emoción me gana cuando escucho su fuerte corazón. Diego toma mi mano y le pide a la mujer que nos deje la grabación. Ella acepta. Está tan emocionado que lo creo capaz de colocar de tono de llamadas el sonido del corazón de nuestro bebé.Ya ha pasado una semana desde que lo dieron de alta, así que después de salir de la consulta, nos dirigimos a la sala en donde le harán sus estudios. Hay algunas personas esperando por ser atendidos, así que nos sentamos en las bancas, mientras mi hombre reposa una mano en mi abultado vientre, acariciándolo.Estoy a punto de cumplir dos meses, y aún no he sentido su primer movimiento. Papá me dijo que yo me moví en el vientre de mamá cuando tenía tres meses, así que, no le pediré que lo haga si él o ella no lo quiere hacerlo aún. Pero le hablo, todas las mañanas, medio día, tardes y noches, le hago saber que es un bebé amado y que s
Otro día llega y Fabiola despierta rodeada de amor; con su padre llegando a ella para abrazarla y desearle un feliz cumpleaños, y con Diego, con un desayuno perfecto en una bandeja, más un hermoso ramo de rosas en la otra mano.Diego no deja que ella se levante de la cama cuando se acerca para robarle un beso corto.—Feliz cumpleaños, preciosa —le desea.—Bien. Los esperaré abajo —anuncia su padre, y ella se despide con una sonrisa nostálgica.Estuvieron todo el día de ayer platicando sobre Adelina, y el hecho de que, aunque no han formalizado algo, quieren seguirse viendo a ver qué sucede, ya que ambos tenían mucho tiempo siendo solteros. Fabiola lo ha entendido, y ha apoyado con todo el amor.—¿Vamos a salir? —cuestiona ella, tomando las flores y quedando encantada con el olor de ellas—. Pero… ¿No deberías hacer la operación hoy?Diego se sienta en la cama, y comienza a darle de comer. Ella se deja consentir.—Respecto a eso... Hablé con el doctor, me dice que… No podría volar despu
Narra Diego.—¿Hace cuánto que no manejas una bicicleta? —cuestiono a mi amor—. ¿Recuerdas cuando te daba paseos en mi bici? Y luego iba detrás del auto de tu padre igual para acompañarte a la escuela —suelto una risita, perdido en los recuerdos.—Me pregunto qué pensabas mientras ibas detrás del auto en la carretera —dice ella desde el baño, saliendo ahora, dejándome boquiabierto.Mis sentidos se activan, queriendo tomarla ahora mismo al verla con ese vestido ligero pegado a su cuerpo, resaltando sus senos y su abdomen abultado con mi bebé allí dentro.Miierda. ¿Por qué parece que su cabello luce mucho más hermoso ahora? Lo tiene suelto, casi besando su espalda baja, brilloso y tan suave.Me muerdo el puño mientras hago un sonido frustrando desde mi garganta, cuando ella da una vuelta con esa mirada coqueta que me desarma.—Quiero recuperarme, pero más quiero hacerte mía.—¡Diego!Ambos reímos por mi comentario. Solo ha pasado una semana desde mi operación. Cada día me encuentro más
Aquella tarde, cuando Danilo vio a Fabiola partir junto a Diego, con su pequeña barriguita abultada por su embarazo, su corazón dio otra sacudida. Pero ahora que parecía que la vida se le había ido con ella en brazos de Diego, al menos tenía una razón para luchar. Él no se fue del hospital ese día hasta que le permitieron ver a Danna, también vio a su madre, y juntos lloraron en silencio por la esperanza que se instaló en sus corazones.Solo era cuestión de tiempo, se repetían, para que todo estuviera mejor. Y así comenzaron a pasar los días, con Danilo poniendo cada día de su parte en las terapias para mejorar su condición, con la pequeña Danna bajo observación constante, y con Daniela recuperándose en casa mientras la misma Giselle la cuidaba, sin intercambiar demasiadas palabras con ella, hasta que una tarde, Daniela escuchó la voz de Edgar en su casa.—No te preocupes bebé, anda tranquila, yo te ayudo.La mujer pudo escuchar todo gracias al silencio que últimamente habitaba la ca
Aunque el fin de año llega sintiéndose como un nuevo inicio para todos, para otros realmente se convierte en el impulso para acabar lo que ya no tiene solución.Con uno en la garganta Daniela firma los papeles de divorcio frente a Rubén y su abogado. Lo único que le ha dejado es la casa, pero ya que no es su mujer, no tiene por qué tener otra obligación, además de compartir los gastos del servicio. Lo único que los ata ahora es Giselle, hasta que cumpla la mayoría de edad.En cuanto Rubén ve a la mujer que tanto ha amado, pese a cómo ha sido su relación, su corazón se termina de romper; pero está decidido. Él podía soportar todo pero una infidelidad fue demasiado. Así que ahora su abogado espera por él mientras busca sus pertenencias, tampoco quiere seguir viviendo con ella, aunque en los últimos días le haya mostrado una faceta más tranquila y menos interesada de ella respecto a la familia de Edgar, él sabe que eso no arreglará nada.Giselle lo espera en el pie de la escalera, como e
Contra reloj, termino de corregir el maquillaje en el párpado de Aitana, mi clienta estrella. Me hago a un lado para que pueda ver el resultado en el espejo y al verse grita de emoción. Pronto me toma por los hombros, me sacude, emocionada, y sonríe ampliamente.—¡Eres la mejor, Fabiola!—¡Ahora ve y amarra a ese hombre! —la motivo.Aitana va de un lado a otro en la habitación y se acerca para darme un beso en la mejilla.—¡De por vida! —asegura—. ¿Vas a la fiesta?—Por supuesto que sí, ¿cómo no? Tengo que retocarte.—No te preocupes demasiado por esto, amiga, antes de que acabe la noche seré bruma y candela. Cualquier rastro de elegancia desaparecerá...Reímos por ello y la veo partir hacia la puerta para dejar entrar a sus damas de honor. Resulta que hoy es su gran boda con un irlandés que conoció gracias a su trabajo de influencer, así que todo es bastante desesperante y extravagante para ella.Siento un poco de nostalgia al ver cómo sus damas terminan de poner la parte delantera d
—¿Fabiola?, ¿te encuentras bien? —cuestiona mi cuñada Giselle abriendo la puerta de la habitación en la que me encuentro, es la de Danilo.Después de montar los globos y ayudar en la cocina le dije a todos que tengo malestar estomacal, cosa que es mentira. Más bien, tengo malestar del corazón, un malestar profundo.Entonces limpio con disimulo mis lágrimas para darme vuelta hacia ella. Esta me sonríe, aunque preocupada, y toma asiento a mi lado en la cama.—¿Conoces a Diego de alguna parte? —me cuestiona interesada—. Te veías muy mal, y al chocolate le echaste sal, no azúcar...La veo a la cara con toda la pena del mundo, pero no nos tardamos en estallar a carcajadas.—¿Buenas? —habla la voz de este hombre.Rápido se me acelera hasta lo que no se me debería acelerar, y aprieto mi mano con fuerza en medio de mis piernas mientras la otra luce completamente relajaba sobre la de Giselle.Diego busca mi mirada y yo la desvío hacia el closet de Danilo.—Debes tocar antes de entrar —le recla
Para cuando la marea se calma y las sensaciones en mi cuerpo también, nos reunimos en medio de la sala.—¿Y por cuánto tiempo vas a quedarte, hermano? —inquiere mi novio al castaño.Yo me encuentro tomada de la mano de Danilo, más que para asegurarme de no debilitarme que por un gesto de amor, y me siento mal por eso.Diego toma su copa y mira al rubio con cierto aire de arrogancia que me hace arder las paredes del estómago.—El tiempo que desee, acumulé muchas vacaciones... —responde—. Y tú, ¿tendrás tiempo para mí o todo el tiempo libre lo inviertes en Fabiola?El corazón se me paraliza al escucharlo decir mi nombre. ¡Él me conoce! ¡Claro que lo hace! Aprieto la mano de Danilo y este a pesar de tener rostro confundido por mi acción, solo se acerca para besarme la frente. Suspiro.—Sí, pero haré lo posible por estar más presente... Hace unos meses me han promovido, Diego...—Ah, sí, Giselle fue la primera en correr a llamarme, ¿no es así, hermanita? —dice a esta para apretar sus cach