Narra Diego.Una vez que soy dado de alta, Fabiola me extiende las gafas de sol que le pedí. Puedo caminar sin ayuda, pero no es fácil hacerlo cuando estoy acostumbrado a ver por mis dos ojos. Debo esperar al menos una semana para que me hagan los estudios.No estrés. No sol. No demasiado frío. Mantener mis heridas limpias.Fabiola le asegura al doctor que se hará cargo de mí, y me calienta el corazón ver esa sonrisa suya, a pesar de todo, tan feliz de que estemos juntos.Estaba demasiado preocupado por las represalias de Cassidy, pero Fabi me contó todo, y sé que debo compensar de alguna manera a Steve por todo lo que ha hecho por mí porque incluso me ha traído mi teléfono de vuelta.Mi suegro nos espera en el pasillo y sonrío al verlo. Él se acerca y me da un corto abrazo que no esperaba.—Así que tendremos vacaciones —dice Luis con expresión relajada.Le dije a Fabiola que podríamos irnos a nuestro país, para que su padre preocupado por ambos no tuviera que quedarse aquí, pero ella
Son horas de la mañana cuando Brianna se encuentra entrando a la habitación de Danilo, con los ojos hinchados de tanto llanto. Sus padres quieren llevarse a la niña fuera del país para realizar sus quimioterapias, pero la niña no quiere irse de la ciudad. Aunque Brianna sospecha que, en el fondo, la niña solo está preocupada de que al volver con su abuela, no vuelva a ver a su madre nunca más. —¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué dejaste que llegáramos hasta aquí? —Danilo quiere decirle con fluidez, pero consigue hacer las preguntas entre palabras cortadas por su condición. Quiere reclamarle tantas cosas. Pero Brianna no deja que él siga hablando y comienza a explicarle todo lo sucedido con lujo de detalle, incluso lo mala persona que se siente porque, hace dos años, no estuvo presente cuando le detectaron leucemia a la pequeña. En su pecho no cabe el arrepentimiento y la angustia. Ni ella misma se explica cómo es que pudo ser tan poco afectiva, tan de mal corazón. Le dice que solo
Giselle llega junto a Edgar y Eirimar a la humilde casa, y de inmediato se siente cómoda porque su suegra le ofrece café con algunas galletas antes de hacer la cena. Después de unas horas conversando sobre la costura, la chica se encuentra en la cocina, ayudando a la señora a cocinar.La mujer comienza a contarle su historia, y cómo ha salido adelante con sus dos hijos. De inmediato Giselle siente admiración por ella, y no puede evitar compararla con su madre. Tiene un hueco en el pecho por su situación con ella. Si bien se habían mantenido unidas por lo sucedido con Danilo, eso no borra el hecho de que su madre sea tan superficial, y que no sea capaz de ver las cosas desde el corazón.—¿Pasa algo, bebé? —pregunta Edgar quien llega con una gaseosa de la tienda.—Sí… —intenta sonreír, pero no puede, los recuerdos con su madre y ahora el divorcio la ponen nostálgica.Pero Helen se da cuenta de su estado de ánimo y le sonríe.—¿Ya conoces la habitación de Ed? Espero que la haya arreglado
Narra Fabiola.—¿Lo ven? —cuestiona la mujer, mostrándonos en el monitor cómo nuestro bebé está cada vez más formado.La emoción me gana cuando escucho su fuerte corazón. Diego toma mi mano y le pide a la mujer que nos deje la grabación. Ella acepta. Está tan emocionado que lo creo capaz de colocar de tono de llamadas el sonido del corazón de nuestro bebé.Ya ha pasado una semana desde que lo dieron de alta, así que después de salir de la consulta, nos dirigimos a la sala en donde le harán sus estudios. Hay algunas personas esperando por ser atendidos, así que nos sentamos en las bancas, mientras mi hombre reposa una mano en mi abultado vientre, acariciándolo.Estoy a punto de cumplir dos meses, y aún no he sentido su primer movimiento. Papá me dijo que yo me moví en el vientre de mamá cuando tenía tres meses, así que, no le pediré que lo haga si él o ella no lo quiere hacerlo aún. Pero le hablo, todas las mañanas, medio día, tardes y noches, le hago saber que es un bebé amado y que s
Otro día llega y Fabiola despierta rodeada de amor; con su padre llegando a ella para abrazarla y desearle un feliz cumpleaños, y con Diego, con un desayuno perfecto en una bandeja, más un hermoso ramo de rosas en la otra mano.Diego no deja que ella se levante de la cama cuando se acerca para robarle un beso corto.—Feliz cumpleaños, preciosa —le desea.—Bien. Los esperaré abajo —anuncia su padre, y ella se despide con una sonrisa nostálgica.Estuvieron todo el día de ayer platicando sobre Adelina, y el hecho de que, aunque no han formalizado algo, quieren seguirse viendo a ver qué sucede, ya que ambos tenían mucho tiempo siendo solteros. Fabiola lo ha entendido, y ha apoyado con todo el amor.—¿Vamos a salir? —cuestiona ella, tomando las flores y quedando encantada con el olor de ellas—. Pero… ¿No deberías hacer la operación hoy?Diego se sienta en la cama, y comienza a darle de comer. Ella se deja consentir.—Respecto a eso... Hablé con el doctor, me dice que… No podría volar despu
Narra Diego.—¿Hace cuánto que no manejas una bicicleta? —cuestiono a mi amor—. ¿Recuerdas cuando te daba paseos en mi bici? Y luego iba detrás del auto de tu padre igual para acompañarte a la escuela —suelto una risita, perdido en los recuerdos.—Me pregunto qué pensabas mientras ibas detrás del auto en la carretera —dice ella desde el baño, saliendo ahora, dejándome boquiabierto.Mis sentidos se activan, queriendo tomarla ahora mismo al verla con ese vestido ligero pegado a su cuerpo, resaltando sus senos y su abdomen abultado con mi bebé allí dentro.Miierda. ¿Por qué parece que su cabello luce mucho más hermoso ahora? Lo tiene suelto, casi besando su espalda baja, brilloso y tan suave.Me muerdo el puño mientras hago un sonido frustrando desde mi garganta, cuando ella da una vuelta con esa mirada coqueta que me desarma.—Quiero recuperarme, pero más quiero hacerte mía.—¡Diego!Ambos reímos por mi comentario. Solo ha pasado una semana desde mi operación. Cada día me encuentro más
Aquella tarde, cuando Danilo vio a Fabiola partir junto a Diego, con su pequeña barriguita abultada por su embarazo, su corazón dio otra sacudida. Pero ahora que parecía que la vida se le había ido con ella en brazos de Diego, al menos tenía una razón para luchar. Él no se fue del hospital ese día hasta que le permitieron ver a Danna, también vio a su madre, y juntos lloraron en silencio por la esperanza que se instaló en sus corazones.Solo era cuestión de tiempo, se repetían, para que todo estuviera mejor. Y así comenzaron a pasar los días, con Danilo poniendo cada día de su parte en las terapias para mejorar su condición, con la pequeña Danna bajo observación constante, y con Daniela recuperándose en casa mientras la misma Giselle la cuidaba, sin intercambiar demasiadas palabras con ella, hasta que una tarde, Daniela escuchó la voz de Edgar en su casa.—No te preocupes bebé, anda tranquila, yo te ayudo.La mujer pudo escuchar todo gracias al silencio que últimamente habitaba la ca
Aunque el fin de año llega sintiéndose como un nuevo inicio para todos, para otros realmente se convierte en el impulso para acabar lo que ya no tiene solución.Con uno en la garganta Daniela firma los papeles de divorcio frente a Rubén y su abogado. Lo único que le ha dejado es la casa, pero ya que no es su mujer, no tiene por qué tener otra obligación, además de compartir los gastos del servicio. Lo único que los ata ahora es Giselle, hasta que cumpla la mayoría de edad.En cuanto Rubén ve a la mujer que tanto ha amado, pese a cómo ha sido su relación, su corazón se termina de romper; pero está decidido. Él podía soportar todo pero una infidelidad fue demasiado. Así que ahora su abogado espera por él mientras busca sus pertenencias, tampoco quiere seguir viviendo con ella, aunque en los últimos días le haya mostrado una faceta más tranquila y menos interesada de ella respecto a la familia de Edgar, él sabe que eso no arreglará nada.Giselle lo espera en el pie de la escalera, como e