Narra Fabiola. Una semana después de lo ocurrido con Danilo, me encuentro sonriendo hacia las bailarinas de ballet en su show. La hermosa representación del lago de los cisnes saca lágrimas en mí. Aunque últimamente todo me hace llorar. A mi lado, Aitana toma mi mano al darse cuenta de mi estado. El evento culmina así que aplaudimos. He sido parte del equipo de maquillaje ya que una de las maquilladoras de la empresa no pudo asistir al evento. Me contactaron de emergencia y realmente han quedado preciosas. Su maquillaje está intacto incluso después de todo lo que han hecho en el escenario. Estamos por salir del teatro cuando una mujer elegante me llama. —¡Hola! ¿Fabiola? Soy la madre de Angelina, una de las bailarinas que maquillaste. Te felicito. Hiciste un trabajo excelente. —Muchas gracias. Su hija es hermosa, ha hecho magia en el escenario —digo, aunque no sé de todas las chicas quién es Angelina. —¿Podrías darme tu numero? Para alguna emergencia. —Claro… Estoy por sacar
Narra Diego.En cuanto regreso al pasillo junto al doctor Ferresola, siento cómo el mundo se tambalea bajo mis pies al escuchar a mi hermana decir:—¡Fabiola se desmayó!Rápido me indica en dónde la tienen. Los pensamientos de qué pudo pasar con Danilo y el por qué el desmayo de mi chica, me angustia.Respiro profundo cuando la encuentro en la camilla, intentando levantarse mientras la enfermera le dice que se espere.—¡Mi amor!Sus ojos se conectan con los míos y entonces comienza a llorar, tan perdida en el dolor que me parte el corazón. Voy hasta ella, sentándome a un lado de la camilla y ella comienza a golpear mi pecho, dejándome confundido.—Yo… ¡Pensé que te habías ido! —confiesa al borde del llanto.Mi corazón se hunde mientras la sigo abrazando, con fuerza. Mis lágrimas salen. Dios. Sé que he actuado distante últimamente. No quiero que piense que voy a abandonarla. Jamás podría hacerlo. No de nuevo.—Nunca me voy a ir, mi amor… —le juro, tomando su rostro en mis manos—. Tengo
Narra Fabiola. —¿Lista? —me dice el obstetra —. Vamos a darle un vistazo a este bebé… Mantengo mis manos juntas sobre mis pechos, aunque noto la ansiedad de Diego de tocarme. Me siento totalmente perdida en el momento en el que el frío toca mi bajo vientre. Cuando veo en la pantalla una pequeña mancha, mi cuerpo comienza a tener espasmos por los sollozos. Voy a tener un hijo. Y no sé si es de Danilo o Diego. Eso lo único en que he estado pensando desde que leí los resultados en el pasillo. El hecho de solo pensar que Danilo pueda ser el padre me devasta, porque lo único que quiero es hacer mi vida con Diego, y si este bebé es hijo de mi ex, tendré que estar atada a él toda la vida. No culpo al bebé en lo absoluto. Pero me siento tan idiota. ¿Por qué dejé que se corriera dentro aquella vez en el auto? Hay una gran probabilidad de que… —Es apenas un pequeño embrión. Según la evaluación, debe tener al menos unas dos semanas desde su fecundación. Felicidades. Giro a ver a Diego fin
Maraton 1/3Narra Diego.Dejar a Fabiola en la sala me ha dejado con el corazón nostálgico. Sin embargo, ahora que seremos padres, sé que debo dar lo mejor de mí. Tengo que salir de todos los problemas que traigo encima para poder recibir a mi hijo de la mejor forma posible.Seré el padre que siempre deseé tener. Como mi tío Rubén, a pesar de sus errores. Un hombre del que mi hijo o hija tenga el orgullo de llamar su padre.Con una sonrisa por haberme entregado a la mujer de mi vida, y por la noticia. Apenas me consigo con la tripulación, lo grito.—¡Voy a ser papá!Todas las azafatas y mi copiloto aplauden, me felicitan. Este no es mi equipo pero ya quiero compartir esto con ellos porque sé que les ha agradado mi mujer.Mucho antes de volar recibo un mensaje de mi hermosa mujer que me deja embelesado.Fabiola: Nos iremos a dormir. Ha sido un día tremendo.Una foto de ella sin camiseta, solo en brasear, dejándome ver su abdomen. Me causa risa porque no se nota aún, pero también me lle
Maratón 2/3Narra Fabiola.Me encuentro tomando un caldo cuando de repente suena la puerta.—Yo voy. No te muevas. Sigue comiendo.Alzo los hombros y luego sonrío satisfecha al terminar mi caldo sin sentir nauseas ni mi estómago revolverse. El hecho de tener un limón a la mano, como me lo ha recomendado Diego, me ayuda, aunque… Tuve un arrebato de exprimirle tres limones al caldo. Carajos. Sabe delicioso.—¿Quién era…? —Mi boca se abre al darme vuelta y ver un enorme ramo de rosas eternas, junto a una pequeña caja.Mis ojos se cristalizan cuando tomo la tarjeta con un mensaje, aunque escrita digital, con una hermosa letra cursiva.“Eterno, como mi amor por ti y el fruto de nuestro amor. Los amo.Diego Monsalve”Una frase tan pequeña pero que me llega directo al corazón. Termino abrazando el ramo de rosas color pastel, llorando de emoción, pero termino sollozando sin consuelo al ver el contenido de la caja pequeña.Es un conjunto de bebé recién nacido, color amarillo pastel, con el tim
Maratón 3/3 Narra Fabiola. Nos encontramos en el parque cerca de la casa de mi padre. La pequeña Danna juega en el suelo con tierra, junto a otros niños de su edad. Cada vez que la veo, mi corazón se rompe en pedazos. No es justo que un ser tan pequeño tenga que pasar por algo así. —A veces… Creo… que se trata de… Un castigo, ¿sabes? —solloza Brianna, devastada—. Yo nunca la quise tener… Mis padres me obligaron a hacerlo… La dejé con mi madre, yo hice mi vida estos años; pero no estuve para ella durante el tiempo en que… le diagnosticaron la leucemia. Y luego… Se recuperó… Pero… Aquí está de nuevo… Ha vuelto. Y la traje porque… La traje porque pensé que Danilo podría ayudarme a… Tomo sus manos sobre la mesa. Jamás imaginé que podría estar en una situación como esta con esta mujer, mucho menos cuando se trata de la hija de Danilo. —Te entiendo, Brianna… Ella sacude la cabeza repetidamente. Puedo ver en sus ojos lo afectada que está por todo. —Estar este poco tiempo con ella me h
Narra Diego. La segunda semana de trabajo continuo terminé de pagar la deuda con Rubén, lo cual me ha dejado realmente aliviado. Esta semana, espero mi pago para abonarle al idiota de Sergio. Apenas terminamos el procedimiento de aterrizaje, que bajo del avión, un hombre camina hasta mí. —Diego Monsalve, por favor —me llama un supervisor de los tripulantes del aeropuerto de México. Me sigo al supervisor hacia su oficina. Me siento en la silla, tranquilo porque sé que no puede tratarse de algo malo. Estos días he sido un jodido angelito. —Dígame señor, ¿para qué soy bueno? —Señor Monsalve, he recibido una llamada del señor Steve Down. Me dijo que hablara con usted a penas aterrizara —me explica—. Tiene tres semanas trabajando de forma continua señor Monsalve. Sin un día de descanso. ¿Por qué ha estado trabajando en sus días libres? —Hablé de esto con el supervisor de… —Su jefe es Steve Down. Si él no ha autorizado lo que hace, nadie más puede hacerlo. Rompe con las políticas de
“Nunca lo olvides”.Fabiola repite el audio de Diego una y otra vez.Han pasado doce horas y nadie ha podido darle noticias de él.Lo llamó unos dos minutos después de que este le dejó aquél audio, pero él nunca respondió. Ni siquiera le llegan los mensajes. Su tripulación, ni su supervisor saben de él más que Steve le dio permiso de irse a casa una semana entera.¿En dónde está? Fabiola no deja de hacerse esa pregunta, con el corazón en la mano.Ayer en la mañana cuando vio su respuesta, cuando vio esa imagen en dónde él le señalaba lo obvio, y además leyó su mensaje emotivo, se sintió destrozada, tan culpable.¿Cómo pudo perder tan rápido su fe en él? ¿Cómo es que estaba a punto de terminarle?El hecho de que Rosalie le respondiera que estaba en España alejó sus esperanzas, no pensó en dar una segunda oportunidad, no pensó en su hijo, su dolor fue tanto que, se desmayó, paró en la sala de cuidados del aeropuerto. Luego fue llevada a casa de su padre por Aitana, y se quedó con ella t