Paso lo que tanto no quería que pasara; días sin poder escribir desde el corazón. Lamento el tiempo que me estoy tomando para escribir esta historia, sé que es molesto para algunos no tener actualizaciones tan seguidas, pero realmente quiero darles un buen trabajo y lo más importante, no quiero arrepentirme de nada sobre esta novela ya que es muy especial. Se viene romance muy dulce y luego un cambio muy drástico y espero que puedan comprender a los personajes, ¡gracias por seguir aquí! No se olviden de dejar sus comentarios ;)
CAPÍTULO 46: SIN IMPORTAR LAS TURBULENCIAS Y TORMENTAS.Narrador.—¡¿Oye qué les he dicho sobre follar en las instalaciones del aeropuerto?!Diego y Fabiola se sobresaltan en medio de su beso apasionado cuando escuchan aquella voz fuera.—Es mi supervisor —susurra Diego sintiendo la gracia del momento. Así que besa la frente de su pelinegra y la ayuda a vestirse.Aunque Fabiola está avergonzada por lo sucedido, al salir y ver a Gregor fuera, no puede evitar reír bajo cuando Diego intenta aligerar la situación.—Ya, ya, amigo mío. No tienes por qué molestarte, ven acá... —Lo abraza por los hombros y besa su cabeza calva—. ¡Muuuak! ¡Te ves precioso hoy! ¿Ya te lo habían dicho? ¡Tú calva brilla!Diego se ve feliz, se siente feliz y eso no solo contagia a Fabiola sino que a su supervisor, quien después de sentir una pequeña molestia por él, cae en las bromas de Diego, por el tiempo que tienen conociéndose de años atrás.—Es la última vez que te lo digo, ya lo sabes —lo señala Gregor con e
Narrador. Diego coloca una mano en la espalda baja de su mujer favorita, y con el sentimiento abrumador por saber lo que pasará en unos minutos, él la guía en la misma sala hasta el gran ventanal que los deja apreciar la hermosa ciudad de París. Fabiola siente ganas de llorar por el simple hecho de estar allí, con él, después de todo lo que han pasado; después de todo el tiempo que lloró por él e incluso llegó a odiar. Todo ese vacío, todas esas dudas, todo ese dolor, se ha ido con cada mirada, sonrisa, abrazo y promesa de amor. Ambos lo sienten así. No hay nada de qué preocuparse siempre y cuando sientan esto el uno por el otro. Se ven a los ojos y saben que, pase lo que pase, nunca dejarán de amarse. —¿Recuerdas que me diste tu teléfono hace años para que pudiera hablar contigo? —pregunta Diego tras un suspiro, mientras observan la madrugada caer sobre ellos mientras la ciudad parece no descansar. —Lo recuerdo —responde ella. Diego sonríe. —Recuerdo haberte hecho esa confes
Maratón 1/3Narrador.Fabiola es la primera en tomar su teléfono y atender.—¿Hola? —responde con temor, pensando que su felicidad se acabará.—Hija, ¿estás bien?La pelinegra le hace una seña al ojimiel que ya se encuentra también contestando la llamada que le ha hecho su copiloto preguntando si asistiría al cóctel, porque todas las chicas están esperando por Fabiola.Diego ve la hora y se sorprende al darse cuenta que son pasada las dos de la tarde.¿Tanto habían dormido? No recordaba la última vez que hubiera dormido tanto sin pararse con dolor en la columna. Así que sonríe, pensando en todos los beneficios que le trae estar con Fabiola. Pues ella le transmite tanta paz que se le va el conocimiento del tiempo.La pareja termina sus llamadas, se ven a la cara y sueltan una pequeña risa mientras se vuelven a besar.—Las chicas esperan por ti. —Y mi padre estaba preocupado. Le prometí escribirle en la mañana y no lo hice. ¿Viste cuánto dormimos? Creí que eran las diez como mucho. Nun
Maratón 2/3Narrador.—Parece que tu novio olvidó que tenía compañía —opina Álvaro, el copiloto de Diego en vuelos.Una vez que Fabiola se deshizo de Steve, fue directo con las azafatas. Estas la distrajeron lo suficientemente como para olvidar el hecho de que el tiempo pasaba volando.Para cuando Fabiola se gira y enfrenta a Álvaro puede ver a Diego a unos metros detrás, aunque sin la pelirroja al lado, hablando con amigos.Ella se ha sentido molesta por esa situación pero no quiere buscarlo porque espera que él le dé su lugar.—Sí quieres, podríamos ir a bailar —insta Álvaro, mostrando interés en ella.Fabiola nota que está ebrio y también nota la forma en que la mira. No quiere darle falsas señales y tampoco quiere problemas con Diego, pero... ¿Cómo es que él la ha dejado más de media hora sola en la fiesta?Bueno, sí, conoce a las azafatas pero, le causa molestia su alejamiento. Su pecho se hunde un poco por considerar que Diego la ha hecho a un lado.—No, gracias. Me duelen un p
Maratón 3/3 Narrador. La noche anterior había sido intensa, pero la pelinegra y el piloto se encargaron de suavizar el ambiente tratándose con cariño y durmiendo juntos toda la noche. Hoy, la tripulación se prepara para un nuevo vuelo. Todo el procedimiento se lleva a cabo, y cuando Fabiola va con el ojimiel rumbo a la cabina, este le presenta al nuevo copiloto. Adriel Castillo es un hombre rubio de ojos azules. Su belleza varonil impacta a la pelinegra, pues no es ciega, sin embargo, no causa más en ella, ya que el hombre más guapo del mundo lo tiene justo al lado. —Adriel no tiene problemas con que vengas con nosotros. —¿A qué te refieres? El ojimiel le explica que Adriel le contó que Álvaro no dejó de quejarse ni un segundo con el supervisor sobre la presencia de Fabiola en la cabina. El vuelo con rumbo a Ámsterdam, Países bajos, transcurre con normalidad y éxito; aterrizando a las ocho de la mañana. El procedimiento de aterrizaje se lleva a cabo, la inspección es hecha y l
Narra Fabiola. Los tres días que pasamos en Ámsterdam fueron una montaña rusa de emociones excitantes. Encerrados en el hotel durante toda la noche haciendo el amor, riendo y comiendo hasta quedar con la barriga a punto de estallar. Y por el día, paseando como turistas, hablando sobre nuestro presente. Por alguna razón, ninguno de los dos hemos hablado del futuro más que de amarnos. Y en cierta parte, eso me genera ansiedad. Hemos vuelto al aeropuerto de Ámsterdam, en donde la aerolínea para la que trabaja Diego le ha asignado un vuelo como copiloto a Roma, sin su tripulación. Esta vez, por falta de confianza en la tripulación, debo tomar asiento en primera clase, junto a la esposa e hija del piloto, que ya he conocido y tiene unos cincuenta años. La chica, Zöe, tiene la misma edad de mi cuñada Giselle, y pensar en ella me hace preguntarme qué pensará ella, el señor Rubén y la señora Daniela en cuanto sepan que, más que por infiel, dejé a Danilo por Diego. Les he tomado cariño y
Narrador.—Danilo por favor. Necesito que te quedes en casa, hijo —pedía con dolor Daniela mientras se paraba en la puerta principal impidiéndole la salida.Habían pasado ya unas semanas desde que Fabiola lo había dejado y su hijo no hacía más que llegar a casa para ducharse, cambiarse de ropa y buscarla. Al principio, él llegaba contándole que Fabiola estaba huyendo de él, y luego...—Desapareció mamá. Necesito saber en dónde está... —hablaba con desespero, ojos perdidos y semblante pálido.No comía ni dormía adecuadamente. Era evidente que no estaba asistiendo al trabajo, por lo tanto, seguramente ya lo habían despedido.Daniela, Giselle y Rubén jamás habían visto a Danilo de esta forma.¿Qué estaba pasando con él?, ¿por qué no podía simplemente aceptar que Fabiola ya no lo amaba? Tenían miedo de que cometiera una locura mortal para sí mismo o para otros.El comportamiento obsesivo y paranoico que tenía, mantenía las vibras familiares en un hilo.—¿Mamá? —Una Giselle acompañada lleg
Narra Danilo. Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza, en el momento en que, intentando encontrar alguna pista de Fabiola, me encontré con una publicación del grupo BEA. Ella había trabajado para ellos, así que fui directo al enlace que guiaba a los seguidores al "Detrás de Cámaras" de los videoclips que dirigió Brandon. Fui con la esperanza de verla, sonriente, riendo o simplemente trabajando. Necesitaba obtener algo nuevo de ella, cuando de repente... —Creo que hay una verdadera historia de amor en el set... —dijo uno detrás de la cámara. En la grabación, se podía ver a Fabiola bajo una carpa, sentada en las piernas de un hombre que la abraza por la cintura. Ella tenía los ojos cerrados. Y ese hombre que la sostenía, era mi hermano. El vídeo cambió a otras escenas, pero yo solo podía ver fijamente la pantalla, sin poder creer lo que había visto. No era posible que fuese cierto. ¿Por qué demonios estaban en una situación como esa? Mi corazón bombeó con fuerza por la rabia