Ava decidió seguirle el juego, no se dejaría intimidar por Mateo.—Si quiere jugar, juguemos— se dijo a sí misma, también colocó su mano en la pierna de Mateo, la empezó a mover de igual manera, de arriba a abajo, lentamente hasta detenerse cerca de su entrepierna, Mateo retiró su mano, enseguida empezó a sudar copiosamente, había perdido el juego, pensaba en ponerla nerviosa, pero ahora el que estaba en líos era él.El pobre sudaba copiosamente, Ava estaba disfrutando del momento que le estaba haciendo pasar, no tocó en ningún momento algo más allá que la parte superior de su pierna, pero eso fue suficiente para ponerlo muy nervioso, él no pensó que ella reaccionara así.—¿Está usted bien señor Licciardi? —Preguntó Tadeo al verlo sudar de esa manera.—Sí, es solo que la comida está algo picante.—Debes tener cuidado con eso —dijo Grecia con una sonrisa — las cosas demasiado picantes suelen ser peligrosas.—Gracias, Grecia, lo tomaré en cuenta la próxima vez. —Contestó mientras se aba
Ava se sentía nerviosa ante la mirada insistente de su tío, quería alejarse lo más rápido posible.—Señorita Grecia, me gustaría invitarla a cenar algún día de estos, si me gusta darme su número de teléfono, esta es mi tarjeta por si se le ofrece algo, no dude en llamarme. —Teodoro quería llamar la atención de la chica.—Gracias señor Miller, es usted muy amable, estoy por cambiar mi número de teléfono, por lo cual no tiene caso que se lo de, pero yo me comunico con usted alguno de estos días y con gusto aceptaremos su invitación para comer con usted.La acompañante de Teodoro, miraba con odio a Grecia, no sabía porque esa chica le generaba desconfianza y no era solo porque había notado las desmedidas atenciones que Teodoro tenía para con ella, era algo más, una sensación extraña que no lograba identificar.Akiro se acercó a Mateo que ya estaba harto de soportar palabras de aliento de tantas personas.—Amigo eso fue épico, bien dijiste que no quedarías como el malo del cuento.—Es sol
Ava tenía muchas dudas, esperaba esa misma noche resolverlas.—Entiendo que esa chica que dices te hizo sufrir mucho, lo que no entiendo es que si la amas a ella, ¿Porque te ibas a casar con Daría? —Tenía que saber por qué lo había hecho.—Daría era la asistente del tío de Ava, necesitaba conseguir unos archivos para que ella pueda recuperar la herencia que le dejaron sus padres, la única manera que tenía de conseguir esos archivos era mediante esa mujer, tenía que lograr que aceptará ayudarme.—Ahhhh ahora entiendo.Ava se sintió terrible, todo lo que él estaba haciendo era por ella, aún cuando lo había lastimado tanto, deseaba decirle que era ella, que lo amaba, pero sabía que no la perdonaría, sobre todo cuando se enterara de que tenían un hijo, tenía que buscar la manera de acercarse a él nuevamente.—¿Por qué? —Mateo hizo esa pregunta mientras la miraba fijamente.—¿Por qué, qué? No entiendo, Mateo. —Ava sintió por un momento que tal vez la había descubierto.—¿Por qué una mujer
En la oficina de Mateo, él se adecuaba a su secretaria rápidamente.—Camila, podría traerme un café de favor —dijo Mateo por el intercomunicador.—Enseguida señor Licciardi. —Camila se apresuró a hacer lo que su jefe le pedía, quería convertirse en indispensable para él, había escuchado que cuando las secretarías eran eficientes, sus jefes creaban cierto tipo de dependencia hacia ellas.A él le causaba gracia esa chiquilla, creía que duraría mucho tiempo en el puesto, era muy buena en su trabajo y no creía que una chica como ella se fuera a casar pronto, era tan gris que de seguro no tenía novio.Con esa manera que tenía de vestir y de arreglarse, no conseguiría pareja ni poniendo a San Antonio de cabeza, sonrió al pensar en eso, y no es que la estuviera menospreciando, pero que es que Camila necesitaba urgentemente un asesor de imagen.La chica enseguida le llevó el café, al entrar en la oficina, tropezó y estuvo a punto de caer de bruces, Mateo que estaba cerca, la tomó por la cintu
Al escucharlo, Ava casi se ahoga con su bebida, no creyó que él fuera a ser tan directo.—¿Estás bien?—Si lo estoy, Mateo Licciardi, por lo visto tú no te andas por las ramas.—Me gusta ser directo, y sincero con lo que pienso y siento. —Ahí estaba de nuevo esa sonrisa que podría derretir hasta un témpano de hielo.—Ya veo.—Quiero algo más contigo y que el tiempo sea el que ponga las cosas en su lugar.—¿Y si ella regresa? —Ava quería saber que tanto sentía aun por ella.—No lo sé, te mentiría si te dijera que sé cómo voy a reaccionar, estoy tratando de sacarla de mi corazón.A Ava le dolió lo último que Mateo dijo, dejó escapar un fuerte suspiro, él solo se le quedó viendo.—O sea que intentaras algo conmigo, pasa el tiempo, quizás me enamore de ti, aparece ella y me botas, ¿Es así o me equivoco? —Tenía que intentar sonar drástica para que no sospechara.—Visto de esa manera, suena realmente mal. —El rostro de Mateo se tornó serio.—Dejame pensarlo, en unos días te haré saber mi re
Ava no le respondió, había puesto de nuevo su atención en la pista, las chicas desataron al chico, al quitarle la venda de los ojos quedó con el antifaz, lo acompañaron hasta su mesa, se veía exhausto, la chica recordó que así se sintió ella después de aquella experiencia.Mateo le ofreció una copa, estuvieron así por un rato, entre charla y copas, Ava notó que las personas de las mesas contiguas se fueron retirando poco a poco, hasta que ya casi no quedaba nadie en aquella sala, sólo algunas personas que estaban aún sentados en la barra.—¿A dónde fueron todos? —Preguntó desconcertada.—Esta área es solo donde se conocen las personas, algunas vienen en parejas otras no, después se van a seguir la noche en las habitaciones que se encuentran sobre ese pasillo.—¡Oh! Salgo una vez a divertirme y creo que tendré que retirarme temprano —dijo esto con una sonrisa, viéndolo a los ojos, estaba claro que lo que menos quería era retirarse.—Puedes retirarte o quedarte conmigo y entrar en una d
Desde el día que se encontraron en el club, Grecia rehuía de Mateo, había tratado de contactarse con ella, pero no contestaba sus llamadas.Más tarde, Mateo se dirigió al departamento de Clara, tocó la puerta, ella abrió y al verlo sonrió.—Sabía que terminarías buscándome, ninguna estúpida te daría lo que yo te he dado.—La única estúpida eres tú.Mateo se puso furioso nada más al verla y recordar lo que había hecho, estiró su brazo y la tomó por el cuello, apretó fuerte con su mano, ella empezó a toser, abrió los ojos desmesuradamente, parecía que saltarían en cualquier momento fuera desus órbitas, Mateo no aflojaba su agarre, su intención no era hacerle daño, sólo quería asustarla para que se alejara.Clara no podía creer que él hizo eso, en su imaginación dañada él la amaba, no podía vivir sin ella, no entendía qué pasaba, después de unos minutos la soltó, a ella le parecieron horas.—¿Por qué me haces esto? —Preguntó mientras lloraba.—Última advertencia Clara, no te vuelvas a a
La secretaria se le quedó viendo a Clara, era su oportunidad para echar tierra sobre Grecia.—¡Sí! Señorita no se si me meteré en problemas por esto, pero sí, esa mujer siempre viene a buscar al señor y se lo lleva con ella.Así las dos mujeres continuaron conversando, Clara vio en Camila una gran aliada en contra de Grecia, ella le ayudó y la mantendría informada acerca de Mateo, quedaron de reunirse a la hora de la comida.Por su parte, Teodoro Miller deseaba ver de nuevo a Grecia, había acudido al concierto la noche anterior, preparó colarse para buscarla en su camerino pero cuando llegó, estaba acompañado del molesto de Mateo Licciardi, así que optó por retirarse, ya encontraría otra oportunidad para hacerle saber que estaba dispuesto a todo por ella.El viernes por la tarde Mateo pasó por Grecia, espero unos minutos en el auto en lo que ella salía, cuando lo hizo se veía hermosa, llevaba puesto un vestido negro, era corto, con mangas largas que dejaban sus hombros al descubierto,