Mi corazón palpitaba fuertemente, mi amiga en ese entonces me miraba aturdida. Melisa Había olvidado la tarea de ambas en el autobús y la profesora presionaba para que lo entregásemos. Melisa intentaba explicarle lo sucedido, pero la profesora todo lo que hacía era negar.
—¿Si recuerdan que están en recursamiento no es así?—cuestiona la profesora colgando su bolso en su hombro y quitándose sus anteojos—quisiera ayudaras chicas...
Mientras ella seguía hablando yo batallaba por recordar mi contraseña, mi cuenta era nueva y con lo distraída que era la había olvidado. Pero si la recordaba podría salvar el año.
—Creo tener un respaldo en mi cuenta...—digo. La profesora sabía lo mucho que había trabajado en el proyecto por lo que me mira con misericordia.
—Tienen solo una hora para entregarme el proyecto en físico—responde con una sonrisa y abandona el aula.
Ambas asistimos y salimos detrás de ella para dirigirnos después a las salas de cómputo, para sacar las impresiones a color y sin costo. Normalmente las aulas siempre se encontraban vacías después de las tres cuando los del turno matutino se retiraban.
—No podremos hacer el engargolado, compra carpetas, plumones de colores y plástico—digo extendiéndole dinero— tenemos que hacer nuestro mayor esfuerzo por cuidar la presentación...—no estaba convencida, pero teníamos poco tiempo.
Siempre odié los números, pero sobre todo odiaba al profesor de contabilidad quien siempre encontraba una falla en mis trabajos, por lo que lo intenté de nuevo, pero para tercer semestre estaba teniendo un pleito con el profesor quien había negociado con un alumno y había regalado mi calificación a este. Mi padre fue a intervenir pero sabía que todo lo complicaría más. Por lo que cambie de especialidad en ese semestre, de contabilidad a informática.
Los estudios claramente no eran lo mío, era inteligente y cuando tenía que hacer algo y me lo proponía lo hacía bien, pero aparte de contabilidad y cálculo, Física también era un dolor de cabeza. En los recursamientos era buena, la mejor, pero en clase simplemente me distraía con cualquier otra cosa. Parecía que yo trabajaba mejor a presión, pero al parecer Melisa me ganaba en ello, ya que ella no solo era distraída si no que el autobús la arrullaba, por lo que en consecuencia olvidó el proyecto en su lugar.
Caminé por los pasillos de informática nerviosa, quería que todo saliera bien por lo que rogaba que en aula estuviera disponible la impresora.
Abrí la puerta pero esta estaba atascada, por lo que forcejeé fuerte hasta que se abrió. Había un chico con el ceño fruncido frente mío y tras de él más alumnos mirando hacia donde yo me encontraba.
—¿Qué es lo que quieres?—dice en un todo de voz poco amigable.
—Disculpa, no sabía que estaban en clase-digo apenada.
—Si, se nota...
—Necesito una computadora—menciono ignorando su mala actirud.
Una voz al fondo soltó un comentario, el aula permanecía oscura por lo que solo podía ver a los alumnos que se encontraban en las últimas filas. Ya que el pizarrón estaba hasta el fondo. Intenté adentrarme para ver a la persona que me pedía comunicarme con él, pero no le distinguía bien.
—Quería saber si me daba permiso de tomar por un momento una computadora...—le comento al que creo es el profesor.
—Están todas ocupadas—mustia el joven que aun detiene la puerta.
Una presencia cercana incomodó al chico, era alto y serio, el chico al tenerle cerca se achicó.
—Toma la de él—menciona el profesor dando la vuelta y caminando de vuelta a su escritorio que está frente a la puerta.
El chico fue tras él para hacerle ver su inconformidad, pero este se negó a escucharlo y lo reprendió del salón. Parecía que ni siquiera había mostrado interés hasta que yo llegué. Dejé mis cosas a un lado y busqué mi correo, suspiré de alivió al ver el archivo que le había enviado a Melisa una noche anterior.
—Profesor—me dirigí a él con una sonrisa y gritando desde mi lugar que no estaba tan lejos del de él —¿puedo ocupar la impresora?-pregunté.
Sin esperar respuesta de él encendió el equipo y siguió con su trabajo. Envié todos los archivos y esperé. Al cabo de unos minutos llegó a mi encuentro Melisa quien cargaba las cosas que le había encargado.
—¿Crees que lo acepte así?—pregunta preocupada.
—Sé que el trabajo está bien, por lo que si la presentación no está bien por lo menos pasaremos con un ocho...
Melisa seguía reprochándose su error, y su angustia me preocupaba.
—Oye, todo saldrá bien ¿ok?—tranquilice poniéndome de pie—lo resolveremos...
Sonríe calmada.
Mientras que el trabajo se imprime lentamente, juntas trabajamos en decorar las carpetas. Mantuvimos la calma y esperamos afuera del salón para no interrumpir la clase de aquel profesor.
—Faltan treinta y cinco minutos todavía...
—Tenemos tiempo—menciono.
Escuchamos la puerta del aula abrirse y aquel hombre sostenía nuestras copias con un gesto bastante inquietante.
—¿Pagarán por esto?—comenta sosteniéndolas fuertemente
—La escuela lo da gratis—menciono levantándome de la banca.
—Son doscientas treinta y nueve—dice algo molesto—la escuela solo permite como máximo cincuenta.
—Eso no lo sabía...—digo la verdad, pero al verle alzar una ceja sé que se negará a dárnoslas, por lo que se las arrebato en un instante. Me siento mal por tal comportamiento ante mi superior, pero esa calificación me era más importante—De verdad no lo sabía—comento mientras hago retroceder discretamente a mi compañera quien ha recogido ya todo— pero muchas gracias!... Melisa—grito corriendo seguida de mi amiga quien sostiene las carpetas y ríe fuertemente.
—Estás loca, nos expulsarán!—ríe sin parar.
—Tranquila, ni siquiera sabe de qué grupo somos—digo agitada después de ocultarnos en un salón para acomodar las hojas en sus respectivas carpetas.
—¿Cuánto falta?—pregunto mientras acomodo las últimas.
—Veinte minutos—dice impaciente.
—No puede ser...—suelto.
El rostro aliviado de Melisa se desvanece al saber que faltan las treinta y nueve copias, las treinta y nueve más importantes de nuestro ensayo.
—Ese maldito—dice entre dientes.
—Necesitamos ir por ellas... qué vergüenza—suelto.
La puerta se abre lentamente, al parecer ya nos esperaba. Se recargó sobre el marco de la puerta, se cruzó de brazos y mostró las hojas que sostenía en su mano. Seguía sosteniendo un semblante serio, un 'lo siento' le hizo darnos nuestras treinta y nueve copias faltantes, y antes de un 'gracias' cerro de un portazo.
Me sentí mal por aquel comportamiento el cual se esfumó al instante al ver como nuestra profesora de Física se llevaba nuestro trabajo. Era un ocho seguro, había valido la pena después de todo tal comportamiento con el profesor a quien sabía no volvería a ver.
No sentía ninguna emoción por mi último año.Todos los días eran similares.Hacía bobadas en compañía de mi amigo Nico quien no paraba de tomarme fotografías distraída y quien me ayudaba en los estudios, ya que no se me daban muy bien. En especial las que contenían formulas y números.¿Que como nos conocimos?Habíamos sido compañeros de secundaría unos años atrás, pero no amigos. El era muy orgulloso e inteligente por lo que desde un comienzo chocó con mi mejor amigo Carlos quien era como un hermano, y por quien no pude tener una amistad desde el comienzo con Nico. Incluso en preparatoria cuando hice el cambio, Carlos se encontraba en ese grupo. Pero para cuando comenzamos a ser pocos juntaron a los dos grupo, el nuestro y el de donde nada más y nada menos se encontraba Nico.Intentó tener una amistad conmigo de
Habíamos pasado el quinto semestre con él, cuando un extraño comportamiento de su parte era notorio, al menos lo fue para mí. Reflejaba en su rostro cansancio, sus ojos lucían tristes y el crecimiento de su barba comenzaba a hacer notorio.Mi primer error fue preocuparme, el segundo prestarle demasiada atención y el tercero que más debí evitar, fue enamorarme.A pesar de su cambio emocional, el laboral seguía intacto. Comenzó a calmar las aguas con los chicos pero ellos no lo notaron, incluso comenzó a dar cinco minutos de descanso después de una hora de clases.Siempre fui distraída y todos lo sabían, pero en sus clases comenzaba a distraerme más de lo normal, llegando al punto de no entendía sus clases. No prestaba atención a lo que decía, en sí dejó de importarme.Mi mirada inconscientemente viajaba a la de é
Llegue a casa pensativa, no sabía si había cometido un error al confesarle mis sentimientos a Nico, no sabía si había hecho bien. Lo que menos quería era que mi amigo tuviera una mala impresión de mí, ya que no era esa clase de chicas.Nico te conoce bien, deja los dramas...Terminé de abrir la puerta de mi casa para después adentrarme y encontrarme con mi querido hermano mayor Brandon.Tenía sobre la mesa del comedor unos planos y maquetos casi terminados.—Hola pequeña—saludó con una amplia sonrisa—¿que tal tu día? —pregunta mientras hace un esfuerzo sobre la mesa e intenta pegar la pieza que sigue.—Bien...—respondo pasando de su lado para sacar un yogurt del refrigerador—¿Cuándo tienes que entregarlo? —pregunto tomando lugar a su lado.—Mañana... &mdash
No tardé en alzar mi brazo en cuanto escuché mi nombre.Comenzó a revisar la tarea, mi investigación la había realizado antes de entrar a clases ya que lo había olvidado.Saqué mi carpeta al igual que todos y la extendí sobre mi butaca, removí las hojas en su lugar y conforme nos llamaba revisaba. Normalmente recibía nuestros trabajos, se los llevaba a casa y los traía firmados de vuelta, pero ese día fue distinto.Cuando le escuché hacer preguntas a los que pasaban comencé a ponerme nerviosa.Estoy muertapensé, solo había copiado y pegado el tema en internet, no me había tomado el tiempo para estudiarlo ya que lo había copiado a últim
Las vacaciones ayudaron a despejar mi mente un poco, ya que me olvidé de Chris en ellas.Conocí e hice nuevos amigos, eran mi distracción. Uno que otro simpático, pero al regresar a la escuela comenzaría todo de nuevo.Tome el taxi que me llevaría al colegio, mantuve la calma todo el camino hasta llegar a la entrada.Mi primer saludo fue hacia el guardia quien al verme indecisa soltó un chiste. Comenzaba a ponerme nerviosa, esos nervios que dicen mis amigas que sienten cuando estas a punto de encontrarte con el chico que te gusta, solo que en este caso no era un chico de preparatoria al que estaba por encontrarme, era de mi profesor.Ya se había vuelto un hábito e impulso girarme hacia el estacionamie
—Elia?!—llamó para que entrara. Giré y miré hacia la entrada y estaba solitaria. Me volví hacia el Profesor quien me miraba confundido. Sonreí apenada,esto es incómodo.Maldita sea, ¿por que no entraba?—Iré a ver...—caminé avergonzada hacia la puerta y al salir me encontré a una Elia sufriendo de pánico.No era para tanto.Nico se reía de nosotras, tanto de mi vergüenza como el pánico de Elia. Pero luego tomó su teléfono entusiasmado para capturar la locura que ambas pudieramos hacer en ese moento así que preparó la cámara.
Sonó la campana y nos observó. Era hora de irnos, tomó sus cosas y salimos con él.Caminamos hacia la salida tranquilamente claro que fingimos, nos despedimos del guardia quien sonrío amablemente, miré a Chris caminar hacia el estacionamiento y abrir la puerta de su auto.—Vayan con cuidado—agregó el oficial y salimos.Al tener el pie afuera, la enana soltó gritos de emoción, claro que estaba emocionada también pero me ahorré los escándalos.—Sofía... créeme este a sido el mejor día de mi vida!—exclamó Elia—¿Y que? ¿Crees q
Salimos de clases y no vimos mas al profesor. No les conté a Nico y a Elia lo sucedido en los baños, pues sabía que se burlarían.Pasando dos días no nos atrevíamos a hablar con él, nos daba vergüenza que sospechara algo. Había días en los que nos encontrábamos en los pasillos y no podía saludarlo, le evitaba por pena. Ese día noté que varios de mis compañeros hablaban con carpetas color paja en las manos, iban y venían de la dirección. No entendía el por que hasta que encontré a Elia y a Nico.—¿A donde van?— les pregunté.—Vamos a entregar los papeles del servicio, tu no vas?—comenta Elia.
Último capítulo