Habíamos pasado el quinto semestre con él, cuando un extraño comportamiento de su parte era notorio, al menos lo fue para mí. Reflejaba en su rostro cansancio, sus ojos lucían tristes y el crecimiento de su barba comenzaba a hacer notorio.
Mi primer error fue preocuparme, el segundo prestarle demasiada atención y el tercero que más debí evitar, fue enamorarme.
A pesar de su cambio emocional, el laboral seguía intacto. Comenzó a calmar las aguas con los chicos pero ellos no lo notaron, incluso comenzó a dar cinco minutos de descanso después de una hora de clases.
Siempre fui distraída y todos lo sabían, pero en sus clases comenzaba a distraerme más de lo normal, llegando al punto de no entendía sus clases. No prestaba atención a lo que decía, en sí dejó de importarme.
Mi mirada inconscientemente viajaba a la de él, lo me pareció extraño. No entendía porque lo hacía. Había momentos en los que prestaba más atención a sus ojos que a lo que decía, pero cuando él giraba su vista hacia a mí, en lugar de apartarme rápidamente la sostenía. Y él comenzaba a hacer lo mismo.
¿Era mi imaginación?, si, seguramente todo era producto de mi imaginación.
Sé que su vista viajaba a la de todos.
Tal vez yo creía que me miraba un poco más de tiempo a mí.
Pero claro! quiero creer que solo era yo.
Esos momentos se volvieron un juego para mí, quien retirara la mirada primero perdía, y sí, yo siempre ganaba. Pero él no lo sabía.
Mi comportamiento comenzaba a ser más cuidadoso cuando estaba él, hacía llamar más su atención con mi torpeza, con mi escándalo o haciéndome la enferma. No entendía lo que me estaba sucediendo pero sus clases siempre me tocaban después de receso y cuando yo comía siempre me sentía mareada o me dolía el estómago, a veces me dolía la cabeza y no entendía hasta entonces.
—Es todo por hoy, pueden retirarse—comentó.
A todos nos sorprendió su comentario ¿Nos estaba sacando antes? ¿Qué sucede? ¿Está bien? ¿Por qué me preocupo?. Recogimos nuestras cosas, los chicos de mi grupo se dieron más prisa por miedo a que el profesor Christofer se echara para atrás. Le observé de lejos, observaba su celular, tomó sus cosas y salió.
Me quedé atrás, solo esperaba que el problema que tuviera lo resolviera pronto para no verle así.
—Nico...—llamé tímidamente a mi amigo mientras éste se acomodaba su mochila. Estábamos cruzando el pasillo de las mesas anaranjadas cuando lo detuve del bazo.
—¿Qué sucede?—preguntó fijando su mirada en el reloj.
—No se si decírtelo...—comento moviendo mis manos nerviosamente.
—Si no sabes ¿para qué me detienes? —soltó.
—Bueno es que...
— Deja de hacer eso—dice deteniendo mis manos—¿Que pasa!? Dime — pregunta inquieto.
— No... no quiero que pienses mal sobre mi—digo preocupada— sabes que no soy así, que nunca lo he sido—he comenzado a balbucear.
— Me estás preocupando lo quieras o no—acorta nuestra distancia— amiga, dime.
—Si, ya! — suelto —Creo que me gusta
Me mira dudoso.
—¿Quién?—pregunta.
—El profesor— escupo rápidamente, veo como se agrandan sus ojos y su sus labios arquean una O por unos segundos.
—¿Qué?— le escucho decir— ¿Chris? ¿El profesor Christofer?—menciono divertido
—Shhh—digo intentando cubrir sus labios—nos van a escuchar...
—Si bueno—comienza a decir—No eres la única, todas las chicas del grupo gustan de él.
No digo nada, me siento avergonzada.
La sonrisa de Nico desvanece para después mirarme perplejo.
—Oh no, en verdad te gusta...
Sonrío apenada.
—Espera, pero ¿crees o en verdad te gusta?— pregunta.
Lo observo y pienso unos segundos.
Realmente siento muchas cosas, miedo, nervios, nauseas, pero... también sentía mariposas.
— Sí, si me gusta— respondo como cualquier niña ilusionada.
—Já! Bromeas cierto!—soltó—No inventes! No te lo puedo creer..—le veo moverse de un lado a otro—Pero si lo odiabas, como te pudo llegar a gustar?
—No lo sé, solo...— digo algo fastidiada, es tonto pero—de pronto me gusto
— ¿Desde cuándo?— cuestiona intrigado. Deja sus manos descansar sobre su cadera mientras me mira atento.
—No, no lo sé...— respondo, he vuelto el movimiento en mis manos—no creo que tenga mucho
Me mira confundido.
—Sofi, eres mi mejor amiga. Si te gusta, bueno... que más da.—suspiré de alivio, al menos tenía el apoyo de mi amigo— solo ten cuidado —susurró. Le miro preocupada— nadie más lo tendría que saber ¿cierto? —aclara buscando mi mirada.
Asiento.
Se lo que probablemente pasaba en ese momento por la cabeza de mi amigo No puede pasar nada más, solo es un gusto y sí, no podía ilusionarme más.
—En verdad aun no me lo creo, ¿Tú?—menciona en tono de broma, pero era cierto. ¿Yo? ¿Yo le había dicho esto?
Nico no comentó nada más camino a la parada del autobús, parecía procesar mi situación, era obvio, estaba preocupado. Esperó a que me retirara primero y al verlo por la ventanilla pude sentir en su sonrisa su preocupación hacia mí. No podía culparlo, yo igual me sentía extraña pero sabía que no podría atreverme a hacer algo estúpido.
Llegue a casa pensativa, no sabía si había cometido un error al confesarle mis sentimientos a Nico, no sabía si había hecho bien. Lo que menos quería era que mi amigo tuviera una mala impresión de mí, ya que no era esa clase de chicas.Nico te conoce bien, deja los dramas...Terminé de abrir la puerta de mi casa para después adentrarme y encontrarme con mi querido hermano mayor Brandon.Tenía sobre la mesa del comedor unos planos y maquetos casi terminados.—Hola pequeña—saludó con una amplia sonrisa—¿que tal tu día? —pregunta mientras hace un esfuerzo sobre la mesa e intenta pegar la pieza que sigue.—Bien...—respondo pasando de su lado para sacar un yogurt del refrigerador—¿Cuándo tienes que entregarlo? —pregunto tomando lugar a su lado.—Mañana... &mdash
No tardé en alzar mi brazo en cuanto escuché mi nombre.Comenzó a revisar la tarea, mi investigación la había realizado antes de entrar a clases ya que lo había olvidado.Saqué mi carpeta al igual que todos y la extendí sobre mi butaca, removí las hojas en su lugar y conforme nos llamaba revisaba. Normalmente recibía nuestros trabajos, se los llevaba a casa y los traía firmados de vuelta, pero ese día fue distinto.Cuando le escuché hacer preguntas a los que pasaban comencé a ponerme nerviosa.Estoy muertapensé, solo había copiado y pegado el tema en internet, no me había tomado el tiempo para estudiarlo ya que lo había copiado a últim
Las vacaciones ayudaron a despejar mi mente un poco, ya que me olvidé de Chris en ellas.Conocí e hice nuevos amigos, eran mi distracción. Uno que otro simpático, pero al regresar a la escuela comenzaría todo de nuevo.Tome el taxi que me llevaría al colegio, mantuve la calma todo el camino hasta llegar a la entrada.Mi primer saludo fue hacia el guardia quien al verme indecisa soltó un chiste. Comenzaba a ponerme nerviosa, esos nervios que dicen mis amigas que sienten cuando estas a punto de encontrarte con el chico que te gusta, solo que en este caso no era un chico de preparatoria al que estaba por encontrarme, era de mi profesor.Ya se había vuelto un hábito e impulso girarme hacia el estacionamie
—Elia?!—llamó para que entrara. Giré y miré hacia la entrada y estaba solitaria. Me volví hacia el Profesor quien me miraba confundido. Sonreí apenada,esto es incómodo.Maldita sea, ¿por que no entraba?—Iré a ver...—caminé avergonzada hacia la puerta y al salir me encontré a una Elia sufriendo de pánico.No era para tanto.Nico se reía de nosotras, tanto de mi vergüenza como el pánico de Elia. Pero luego tomó su teléfono entusiasmado para capturar la locura que ambas pudieramos hacer en ese moento así que preparó la cámara.
Sonó la campana y nos observó. Era hora de irnos, tomó sus cosas y salimos con él.Caminamos hacia la salida tranquilamente claro que fingimos, nos despedimos del guardia quien sonrío amablemente, miré a Chris caminar hacia el estacionamiento y abrir la puerta de su auto.—Vayan con cuidado—agregó el oficial y salimos.Al tener el pie afuera, la enana soltó gritos de emoción, claro que estaba emocionada también pero me ahorré los escándalos.—Sofía... créeme este a sido el mejor día de mi vida!—exclamó Elia—¿Y que? ¿Crees q
Salimos de clases y no vimos mas al profesor. No les conté a Nico y a Elia lo sucedido en los baños, pues sabía que se burlarían.Pasando dos días no nos atrevíamos a hablar con él, nos daba vergüenza que sospechara algo. Había días en los que nos encontrábamos en los pasillos y no podía saludarlo, le evitaba por pena. Ese día noté que varios de mis compañeros hablaban con carpetas color paja en las manos, iban y venían de la dirección. No entendía el por que hasta que encontré a Elia y a Nico.—¿A donde van?— les pregunté.—Vamos a entregar los papeles del servicio, tu no vas?—comenta Elia.
Los días pasaron y perdí la timidez para saludarle, cada que podía pasaba por su salón y saludaba desde la ventana, a lo que le veía responder con una sonrisa mientras sostenía el lápiz láser en sus manos y explicaba su clase. Un día me invitó a entrar a su aula, observé que tenía montonal de papeles extendidos sobre su escritorio y no parecían exámenes. Los apartó luego de que entré y dejándolos a un lado sobre carpetas, me invitó a tomar asiento y hablamos un poco, o más bien nos conocimos. Nuestras conversaciones se hacían cada vez mas personales y a veces un poco divertidas, lo cual me hacía verme sorprendida cada vez que decía algo y él reía, no sabía que era tan graciosa y mucho menos que él pudiera sonreír tanto.
Oscar¿quehaciaaquí? ¿Cuantotiempohabíaestado mirándonos?—Yo... Tengo que irme — susurro sin apartar mi vista del chico quien ahora a dado media vuelta y se ha ido. No puedo mirar al Profesor a los ojos, me sentía triste y ridícula. Él asintió y arrastro su asiento abriéndome espacio para salir. Me incliné y tomé mi bolso donde él lo había dejado. Di ligeros pasos hacia atrás para apartarme de él. Sonreí y me di media vuelta para dirigirme hacia la puerta, al llegar a la entrada frené mi paso para escuchar su voz.—Buenas noches Sofi—Salí sin d